CAP 49. Tarde en Ibiza

22.9K 1.3K 118
                                    


Sé lo que soñé, y soñé exactamente que podías verme a los ojos.

Estabas observando el horizonte atentamente, tus ojos estaban clavados en el sol que se ocultaba poco a poco.

El color ámbar del ambiente se mezclaba con el azul de tus ojos. Los míos se deslizaban hacia tu reluciente sonrisa, no podía evitarlo.

Te veías tan bien... tan feliz... todo parece perfecto... demasiado para ser real...

— Megan... — susurraste mirándome a los ojos —Megan... — Volviste a repetir. El sonido se alejaba, parecía inaudible, entonces pude darme cuenta. Estaba soñando.

Abrí mis ojos, los masajee hasta que se hallan acostumbrado a la reciente luz que provenía de las ventanas redondeadas y algo pequeñas.

Imágenes varias llegaron a mi mente, haciendome caer en la realidad. Estaba en el avión pero este ya no estaba en movimiento.

Ethan reía graciosamente con una inusual sonrisa estampada en su rostro. Los holluelos se le marcaban a la perfección. Cosa rara en el.

— Llegamos Meg... han dicho por los altavoces que ya aterrizamos... — Se veía realmente entusiasmado y me producía el mismo sentimiento.

— ¿Cómo cuanto dormí? — Fue lo primero que atine a preguntar.

Oí una suave risa — Cadi todo el viaje... me sorprende lo talentosa que eres para esa destreza. — Se burló.

— Lleva años de entrenamiento. — Acote mientras nos levantamos de nuestros asientos y recogiamos las maletas de la parte de arriba.

Al fin mis pies pudieron pisar algo más que la alfombra del avión. El aire cálido azotó mi cabello y la blusa que llevaba se había levantado ligeramente.

Olía mejor que el avión, eso era seguro y la temperatura del ambiente era bastante cálida a comparación de territorio estadounidense.

Esto es grandioso, estamos a kilómetros de distancia de nuestras casas, en una isla que se encuentra a la mitad del océano mediterráneo, lejos de todos los que conocemos... Al fin, paz.

Tome a Ethan de la mano y lo ayude a bajar junto a mi, todos nos apartamos a un lugar donde repartían las maletas. Al tenerlas listas, nos dirigimos hacia afuera donde debíamos rentar un auto o caminar.

Todo era nuevo y hermoso, los paisajes que veía en Internet no le hacían honor a la belleza real.

Probablemente, deban multiplicar esas imágenes por cinco mil y allí obtendrían la verdadera hermosura del lugar.

Hasta las personas eran gentiles y respetuosas, con sus ropas costosas y sus modales refinados, algo que era de esperarse aquí, es decir, este viaje probablemente halla costado todo el dinero de mi universidad completo.

Una señora nos rento un auto que nos trasladaría todo el tiempo que dure nuestras vacaciones, por un costo algo elevado a mi parecer pero ridículo para Ethan.

Conduje por una carretera hasta un hotel cinco estrellas que mi novio se ah encargado de buscar. Por cierto, jamás le pidan concejos a un GPS, ellos siempre te dan mil vueltas antes de llevarte por el camino correcto. Sumen eso y un novio gruñón que se impacienta con todo y obtendrán la jaqueca más grande de sus vidas.

Pero valla que si valió la pena... es decir, el hotel era gigantesco.

— Describeme... — Susurró Ethan. — Quiero saber como es todo aquí... o al menos, lo que puedas describir.

Lo observé, y luego al imponente edificio preguntándome como podría caracterizarlo de manera que Ethan pueda imaginarse todo lo que yo veo.

— Estructura gigante de diez pisos, columnas de cemento sólido, escalones de mármol finamente pálidos — Tomé su mano y lo impulse hacia adentro del lugar. — Adentro es cálido y acogedor, un candelabro dorado cuelga del techo y su reflejo junto con los nuestros se ven claramente en las baldosas del suelo... hay cuadros de colores vividos por todo el lugar y las mesas de cristal tienen jarrones con flores sobre cada una de ellas...

Mi Chico Ideal ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora