CAP 41. Gracias Megan

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Han pasado las dos semanas de recuperación para Ethan, y estuve allí en cada instante, a excepción de las noches, en las que me rogaba que volviera a casa y me duchara para dormir un poco.

Ethan se había mantenido calmado estos días, ya que como premio, podrían dejarlo irse dos días antes.

Es increíble lo tonta que es la gente, es decir, comenzar a portarse mejor tras un premio tan ínfimo como es el salir dos días antes de una curación en la que te sacaron mas se doce días de libertas.

Nos dirigíamos a casa, en un auto que Ethan pidió por adelantado. Su auto aun se hospedaba en el estacionamiento del hospital. Más tarde alguien iría a recogerlo y lo traeria aquí devuelta.

Le pagué al chofer y ambos bajamos del auto, Ethan, con algo de mi ayuda. Aunque se esmere en decir que puede hacer las cosas solo, es mas que obvio que necesita de mi ayuda para poder hacerlo.

-Megan, puedo hacerlo ¿Cuántas veces necesitas que te lo diga?- habló algo molesto.

-Bien, como quieras, hazlo tú- le extendí la llave y el toco mís dedos hasta llegar a ella, hizo lo mismo con la puerta, hasta encontrar la cerradura, y al final, tuvo que intentar por más de diez minutos que la llave coincida y poder abrir al fin la puerta.

-¿Dónde quieres ir?- le pregunté, el trataba de caminar, pero se llevaba las cosas por delante y golpeaba todo de las rodillas para abajo.

Dejé las cosas sobre el sofá, la señora Ana no trabajaba el fin de semana y por eso no se encontraba en el lugar.

-¿Cuál es la diferencia?- sonrió sin humor.

-Escucha Ethan, sé que todo esto es nuevo para ti... Pero te adaptaras, ya sabes como es el ser humano, se adapta a sus limitaciones- traté de animarlo.

-Tú no lo entiendes Megan, el ser humano se adapta a las limitaciones cuando nace con ellas, pero yo nací con la visión perfecta... Y ahora, no la tengo- bufó -Es como que a tí te saquen dos piernas, ¿Sería lo mismo andar en silla de ruedas que con tus dos piernas? ¡No! ¿Sabes por qué? ¡Porque tu naciste con ellas!-  choco contra la mesada y se quejó de dolor.

-Ethan, por favor...- quise tocarlo pero el quitó mis manos.

-Déjame. Enserio déjame Megan, quiero estar solo. Vete.- habló cortante.

-¿Qué hay si quiero quedaeme?- lo desafíe.

-No me hagas eso, sabes que no puedo verte pero aún puedo escucharte. Vete ahora mismo.- demando.

Caminé hasta la puerta, la abrí, y la cerré una vez más fingiendo haber salido de allí. Caminé lo más sigilosamente posible hasta la mesa donde él estaba y ocupé una de las sillas a esperar.

Él se mantuvo en silencio, como si estuviera usando todos sus sentidos para descifrar si yo realmente me había ido. Al final suspiró y tanteo sus costados en busca de una silla, se sentó y observó la pared durante largo tiempo.

-Podre hacerlo... Podré hacerlo... Puedo hacerlo... Soy fuerte... Soy... ¿Lo soy?- sus puños de tensaron y no dejaba de negar con la cabeza, comenzó a hablar solo y murmurar cosas sin sentido.

Sus ojos se pusieron cristalinos, y por primera vez desde que lo conozco, pude ser testigo de eso.

Una lágrima, nítida, cristalina, brillante, deslizándose por su mejilla lentamente.

Un segundo mas tarde la quitó y a todas las demás que pensaban hacer lo mismo, bufó y golpeó la mesa con brusquedad, yo hacía lo posible por no hacer ningún tipo de movimiento.

Mi Chico Ideal ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora