CAP 63. Final

21K 1.3K 28
                                    


¿Por qué será que todos piensan que París es la cuidad del amor? ¿Las luces? ¿El perfume? ¿La Torre Eiffel?

¿Por qué será que rudo es más romántico en francés? ¿Por qué será que todo se viste de rojo pasión en la Luna de miel?

Hoy no usaba disfraces, hoy no estaba obligada a hacer nada, hoy simplemente estaba aquí porque quería, porque así lo había decidido, porque así lo quería el corazón.

Mío y suyo.

Sus dedos quitaron mi ropa interior, delicadamente. Su toque era casi un roce, como la caricia de una flor.

Un campo, minado de flores. Pueden ser margaritas, tulipanes o narcisos.

Imaginen, tocar una flor, con la Palma de su mano, suavemente, incluso con miedo. Miedo de romperla, miedo de estropear su belleza, miedo a no poder apreciar tal perfección.

Mi respiración era tranquila, porque el me hacía sentirme tranquila. Me hacia sentir segura y como la más delicada flor, sentís que me cuidaria.

Se posó encima de mi, no asfixiandome. Su cuerpo era un manantial de sensaciones, despedía un olor peculiar, o quizá sea mi imaginación que cree oler cosas que mo están. Algo delicado, casi imperceptible.

Enrolle mid piernas en su ancha cadera, sintiéndolo solo para mi.

Enredo nuestros dedos, dirigí mi vista a su mano, observé, sonriendo por un minuto, el tatuaje que se había hecho en mi honor.

El era dulce, como un millón de mariposas acariciando mi interior, no era apresurado, tenía mis todo el tiempo del mundo.
Me llenaba por completo, pero aún así no dolía en absoluto. Era una sensación nueva, algo que nunca había experimentado con tanto amor.

Lo abrace por la espalda y dejé un beso en su cuello, el se sujeto a mi y sentí su interior derramarse en mi, calentando mi ser y alegrando mi alma.

Beso mis labios con pasión pero Sun quitarle el tono dulce que había aprendido a manejar. Las velas iluminaban de manera tenue la habitación.

Yo podía ver su rostro, reflejado sólo de un lado. Su perfecto perfil, sus abultados labios. Rozó mi nariz con la suya y dedicó una caricia a mi cabello.

Se separó de mi y dejó que me sentará, ambos estábamos desnudos, minutos antes habíamos sido un solo ser.

Y así, desde nuestra cama, ambos sentados frente a la hermosa imagen de la Torre Eiffel encendida con sus luces de noche, mi esposo y yo, habiamos hecho el amor.

El verdadero amor no es el amor propio, es el que consigue que el amante se abra a las demás personas y a la vida; no atosiga, no aísla, no rechaza, no persigue: solamente acepta. — Antonio Gala.

Mi Chico Ideal ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora