Parecía que la suerte estaba de su parte. Cora había perdido una placa, soportado altas presiones, una enorme cantidad de radiación y atravesado la puerta casi sin ningún daño grave. Las seis personas que se hallaban en su interior habían salido ilesas de aquel fatídico acontecimiento:
· Caroline, comprueba los daños exteriores. – dijo William mientras observaba las pantallas que tenía delante – Shao, baja a la sala de maquinas y comprueba si todo funciona correctamente. – miró a Layna – Layna... estabas fuera cuando llegaron... estos... así que deduzco que eres la responsable de lo ocurrido.
· Tío William... yo... – Layna apartó la mirada
· Una placa perdida, seis dañadas. Reparación necesaria para poder aterrizar.
Caroline interrumpió la conversación, William se levantó y se marchó de allí. Layna, a pesar de su duro carácter, había visto la decepción en los ojos de su tío y no pudo evitar enrojecerse y que una lágrima descendiera por su mejilla hasta sus labios.
Tom S. Serus se levantó, siguiendo al capitán. Los gemelos se dispusieron a ir detrás de él, pero este los detuvo con un simple gesto con la mano:
· Capitán... – dijo Tom, William lo ignoró – Capitán... – susurró entre dientes, al mismo tiempo que le agarró con fuerza del brazo – Creo que es hora de hablar.
Los gemelos, todavía algo perturbados por su encuentro con la muerte, contemplaron a la hermosa y vulnerable Layna desde sus asientos... y se acercaron:
· Buenas, ¿Layna verdad? –Tobías habló primero
· ¿Te encuentras bien? – preguntó Jorge
· Qué queréis. – Layna los miró con recelo
· Pues ayudarte a que te tranquilices, ha sido una situación estresante... – dijo Jorge, al mismo tiempo que posaba su mano derecha sobre el hombro izquierdo de Layna
· No necesito vuestra ayuda. – ella intuía las intenciones de aquellos jóvenes, apartó la mano de Jorge con desprecio
· Veras... – susurró Tobías, su cara estaba casi pegada a la oreja de Layna – Eres la primera mujer que vemos en... ¿Cuánto tiempo Jorge?
· Casi un mes Tobías.
· Eso es, casi un mes... y como comprenderás... – le pasó el brazo por encima de los hombros, dejando su mano muy cerca de los pechos de Layna
Layna no estaba de humor para estupideces, las revolucionadas hormonas de aquellos gemelos se habían equivocado de víctima y de día. Con un ágil y veloz movimiento Layna hizo alarde de las técnicas de defensa aprendidas en sus años viviendo en la calle y estampó a Tobías contra el suelo, al mismo tiempo que se levantaba de su asiento y daba una patada a Jorge en sus partes nobles... dejando a ambos tirados en el suelo y retorciéndose de dolor mientras ella abandonaba el puesto de control tranquilamente:
· Por última vez... quítame las manos de encima.
· No, no... ahora voy a hacer que te disculpes por faltarme al respecto. – Tom lanzó un derechazo contra el estomago de William, que emitió un grito ahogado – Dígame capitán, ¿Ya me respeta? – clavó su rodilla en las costillas del viejo Wolvert – ¡Suelte otro ingenioso comentario!
Tom soltó el brazo de William y este cayó al suelo, momento que el coronel aprovechó para dar un codazo en la espalda a aquel desdichado anciano. Casi inmóvil y sin poder levantarse, William notó un amargo sabor a sangre en su boca:
· Aquí mando yo... capitán... – Escupió a William y se marchó.
Layna apareció de improviso, cruzándose con Tom, y vio a su tío tirado en el suelo. La asustada sobrina no tardó en llegar hasta el viejo Wolvert, sintiendo por el camino una furia atroz hacia el coronel y dispuesta a lanzarse detrás de aquel miserable carnicero como un tigre se abalanza sobre su presa:
· No pasa nada... – William empezó a levantarse del suelo
· ¡Joder William, claro que pasa! ¡Cómo dejas que te haga esto!
· Yo... – William se sentó en el suelo y vio como el coronel desaparecía tras girar en una bifurcación – Confío en que recibirá su merecido...
· La gente como él no suele recibir lo que se merece... el diablo los protege... – recordó entonces a su padre y se le revolvió el estomago
· Es posible... pero hasta el diablo se toma vacaciones.
Entre disimulados llantos y gemidos de dolor, Layna ayudó a su tío a levantarse. No muy lejos de allí, Tom percibía la agonía del capitán y solo podía sentir un tremendo bienestar.
Shao acababa de llegar a la sala de maquinas. Increíblemente, todo parecía estar en perfecto estado. Un poco de humo saliendo de un circuito quemado... alguna tubería que había reventado y expulsaba agua de forma intermitente... pero nada de ello afectaba al funcionamiento de la nave. Se acercó a la manivela que cortaba el paso de agua de la tubería y la giró hasta que dejó de emanar líquido.
Al poco rato, los pasos de su fiel amigo Lobo se escucharon por el pasillo que llevaba hasta la sala de maquinas. Caminaba despacio, entumecido y cabizbajo. Shao lo observó extrañado, pero durante poco tiempo... pues la alarma volvió a escucharse una vez más junto a la voz de Caroline diciendo: "Protocolo55"
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Cora: Destino incierto
Science FictionLa nave Cora y su tripulación son los encargados de trasladar un artefacto de origen desconocido hallado en la moribunda luna Oculus, que orbita alrededor del lejano planeta Horus, hasta la tierra. La aparentemente sencilla misión dirigida por el ca...