Las pisadas del coronel se escuchaban como ecos allá por donde pasaba. Sus pies desnudos dejaban un rastro de piel muerta y chamuscada. Ningún ser humano habría sido capaz de sobrevivir en tales condiciones, pero Tom S. Serus ya no era humano. Siguió caminando mientras una oscura sombra lo vigilaba y guiaba desde lo alto.
Aquel ser voluble, huracanado, furioso e inteligente había empleado sus primeras horas de libertad para observar y aprender. Estudió la fauna que habitaba aquella nueva jaula en la que se encontraba, los catalogó, encontró sus debilidades y, llegado el momento, comenzó su enrevesada estrategia de conquista basada en pequeñas escaramuzas.
La solución más rápida habría sido acabar con todos, pero no era tan sencillo. Al principio intentó hacerse con el control de la nave... desperdició demasiado tiempo para, finalmente, descubrir que algún elemento externo había corrompido los sistemas de los cuales podría haber aprendido a pilotar.
Fijó entonces su atención sobre el anciano, la muchacha y el joven con mascota. Por un lado, se percató de que la mente más fácil de controlar sería la del anciano... si lograba debilitarlo quizá podría utilizar la imagen de la mujer que tanto añoraba en su contra. Por otro lado, el joven parecía conocer los entresijos de la nave y como mantenerla en funcionamiento... era necesario.
Doblegar la moral asesinando a la muchacha no resultó como esperaba, pues los dos gemelos actuaron con astucia y rapidez estropeándolo todo. No obstante, un segundo suceso con el que no contaba surgió a su favor. El mejor espécimen se había separado del grupo y era el candidato idóneo para replicarse.
La desesperación se apoderaba de él. Todas sus acciones, previamente meditadas, no habían servido para nada. Furioso, arremetió contra la puerta de la joven en un mero intento por separarla del objeto que la mantenía con vida... sin éxito. La sustancia translucida que le había caído encima disminuyó exponencialmente sus fuerzas.
Para colmo, la complejidad de replicarse y el desconocimiento de la especie propició la creación de una máquina de matar imparable. El títere a su merced, que parecía ser una buena baza, se convirtió en un estorbo que necesitaba de un control constante... cosa que le retrasaría aun más.
Finalmente, una explosión tiró su sofisticado plan a la basura. Decidió pues pasar a la acción, no podía aguantar ni un minuto más allí encerrado... había sido preso demasiado tiempo y nada iba a impedirle ser libre. Buscó el maltrecho cuerpo de su marioneta y lo devolvió a la vida una vez más.
En la sala de control, Shao completó la configuración y William se hizo con los mandos de la nave, con ayuda de Layna:
· Redirigiendo Cora... generando nuevas coordenadas... – dijo William
· ¿A dónde nos llevas? – Layna le miró, confusa
· No he sido sinceros con vosotros... veréis... los legisladores no son los únicos que deseaban hacerse con el artefacto... hay otros...
· ¡Joder William, basta de mentiras! – exclamó Layna, llena de ira.
· ¡No tuve más remedio! Siempre quise manteneros al margen de esto, pero mis intentos han sido continuamente frustrados.
· ¿Y cuál es la verdad William? – preguntó Shao, enfadado
· Desde que acepté esto... que conectaran a Caroline a la nave y demás... siempre supe que llegaría el día en el que se querrían deshacer de nosotros... así que cuando aquellos guardias de justicia se presentaron ante mí con esta misión tan... secreta... no tardé en darme cuenta de lo que pretendían.
· ¿Y aun así nos hiciste venir? ¿Sin decirnos nada? ¿Poniendo en peligro nuestras vidas? – Layna estaba desolada, no podía creer lo que estaba oyendo
· Mi plan consistía en cambiar la ruta poco antes de llegar... aterrizaríamos en un lugar seguro, lejos del yugo de los legisladores... nosotros tres... en un lugar donde nos ofrecían protección a cambio del artefacto... ¿Cómo iba a decir que no a eso? Lamento realmente no haberos contado esto, ahora se las consecuencias que han tenido mis acciones... y no merezco el perdón.
La puerta del puesto de control se abrió... el coronel y la sombra hicieron acto de presencia. Shao se levantó bruscamente y corrió hacia Layna mientras la sombra se abalanzaba sobre él a gran velocidad. En apenas un segundo el ser atrapó a Shao... Layna acudió en su auxilio, siendo capturada también. La sombra comenzó a desgarrar la piel de ambos mientras levitaban en el aire, retorciéndose de dolor:
· ¡Basta! – exclamó William
Curiosamente, la sombra obedeció y dejó de lastimar a la pareja:
· Lo he pensado detenidamente y ahora sé porque me has dejado vivir... Tu deseas tanto como yo dejar este lugar atrás... ¿No es cierto? – la sombra parecía entender sus palabras – Deja que se vayan... solo me necesitas a mí... si haces eso por mí... te liberaré...
Inmediatamente, el ente oscuro soltó con suavidad a sus presas. Layna miró a su tío:
· William...
· Layna... ¿Recuerdas la Wild Space? Nunca te lo dije, pero estoy orgulloso de cómo tripulaste la nave aquel día... ahora te lo digo... y es hora de que hagas lo que en su momento yo no fui capaz de hacer... abandonar la nave.
· Wild Space... – susurró Layna
· Wild Space querida mía... Wild Space... – le respondió William
Layna y Shao entendieron perfectamente las palabras de William y se marcharon de allí... sabían que no podían permitir que aquel ser llegase a la tierra.
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Cora: Destino incierto
FantascienzaLa nave Cora y su tripulación son los encargados de trasladar un artefacto de origen desconocido hallado en la moribunda luna Oculus, que orbita alrededor del lejano planeta Horus, hasta la tierra. La aparentemente sencilla misión dirigida por el ca...