Capítulo 19 - Flashback: Últimas palabras

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La nave comercial Wild Space se aproximaba a la tierra con total normalidad. Desde los centros de control situados en el sector 116 recibía constantemente información sobre el tráfico aéreo de la zona por la que tenía prevista su entrada en la atmósfera terrestre:

· Centro de control 116-D, aquí Wild Space solicitando autorización para el aterrizaje. - dijo Layna Alena, algo nerviosa

· Wild Space, aquí centro de control 116-B. Le comunico que el centro de control 116-D esta completo. Deberán corregir su ruta hacia nosotros. Le enviamos las nuevas coordenadas... por favor, continúen a la espera hasta nuevo aviso.

· Recibido centro de control 116-B. Coordenadas actualizadas. Nos mantendremos a la espera.

Layna Alena se quitó los cascos, estiró el cuello, se recolocó en el asiento y recalibró los controles de la nave hacia las nuevas coordenadas. Una delicada mano se posó sobre su hombro, alzó la vista y lanzó una sonrisa a su tía Caroline, que la había estado observando durante todo el viaje:

· Lo has hecho realmente bien Layna, estoy orgullosa de ti.

· He tenido una buena profesora supongo.

· ¿Supones? - ambas se miraron y ninguna pudo lograr contener la risa

Caroline volvió a su asiento al mismo tiempo que William entraba en la sala. Nada más entrar se detuvo y observó que las siete personas que estaban allí no hacían absolutamente nada, cosa que le molestó bastante:

· ¡Pensaba que os pagaba por trabajar, pero veo que estoy equivocado!

Todos miraron hacia otro lado, intentando buscar algún interruptor que pulsar o algún monitor que mirar para aparentar estar ocupados. William se acercó a su mujer, la miró a los ojos y con un gesto con la cabeza le indicó que fueran fuera de la cabina de mando para hablar a solas. Mientras salían de allí, Layna Alena los observó de reojo:

· ¿Qué tal lo está haciendo? - preguntó William

· Bastante bien para ser su cuarto vuelo fuera de un simulador. Deberías decirle algo... un alago o un gesto de aprobación creo que...

· No. Caroline, ya lo hemos hablado. Puede que a ti te parezca una tontería pero pienso que cualquier tipo de recompensa hará que se confíe, y eso aumentará sin duda alguna las probabilidades de que cometa un error.

· Tiene 27 años William. No es ninguna niña y sabe lo que se hace. Teniendo en cuenta lo que te aprecia creo que se merece algún tipo de acto honrado por tu parte.

· ¿Insinúas que no soy honrado?

· Solo digo que tú...

Una fuerte turbulencia sacudió la nave, provocando que Caroline cayera al suelo y que William se golpease fuertemente contra la pared. Segundos después hubo otra turbulencia de menor intensidad que la anterior. Layna apareció de improviso:

· ¡Piratas! - exclamó asustada

· ¡Joder! - William miró a Layna enfadado - ¿¡Y lo más inteligente que se te ocurre hacer es abandonar tu puesto!? - la apartó y entró directo a la cabina de mando - ¡Caroline, ocupa el otro puesto!

Caroline siguió a William hasta los paneles de control de la nave, no sin antes lanzarle una sonrisa tranquilizadora a la pobre joven de mejillas sonrojadas y ojos enrojecidos que contemplaba atónita la situación.

Cuando llegaron a sus puestos se abrocharon los cinturones milésimas de segundo antes de que otro cohete impactara sobre la nave. William se colocó rápidamente los cascos:

· ¡A todos los centros de control del sector 116, aquí Wild Space, estamos siendo atacados, necesitamos apoyo inmediato! - un cohete chocó contra uno de los propulsores de la nave, una lucecita roja empezó a parpadear

· Wild Space, aquí centro de control 116-E. No hay unidades de apoyo cerca de su posición. ¿Dice que están siendo atacados? Por favor, confirme su situación.

· ¡Que te jodan! - se quitó los cascos y los arrojó al suelo violentamente - ¡Caroline, propulsores a máxima potencia!

· ¡Propulsor número 4 inservible, daños graves en diversas zonas del casco, si entramos así la nave se hará pedazos!

· ¡Si no entramos así NUNCA entraremos Caroline! ¡Máxima potencia!

La nave se dirigía ahora velozmente hacia la tierra. Tras atravesar la atmósfera el calor comenzó a calentar el fuselaje, haciéndolo pedazos y desintegrándolo a medida que avanzaban a más y más velocidad.

A través de los cascos se podían oír los murmullos ininteligibles de los controladores aéreos que exigían desesperados alguna explicación sobre lo que estaba ocurriendo, al mismo tiempo que redirigían todos los vuelos cercanos lejos de la zona hacia donde parecía ir aquella enorme bola de fuego.

William Wolvert era un piloto experimentado y conocía los riesgos, pero por nada del mundo iba a permitir que nadie de su tripulación muriera aquel día:

· ¡Invierte los propulsores, rápido!

Caroline obedeció. La nave giró bruscamente sobre sí misma y, durante unos segundos que parecieron minutos, William perdió por completo el control de la nave. Por suerte, logró estabilizarla.

Un océano se extendía delante de sus ojos. A pesar de que era de noche, la propia luz que la nave emitía junto a la de una ciudad portuaria en la lejanía era suficiente para ver donde iban a aterrizar.

Desde el sector 144, un grupo de jóvenes que disfrutaba de una noche en la playa vieron como una enorme bola de fuego colisionaba contra el océano a gran velocidad, desapareciendo para ser envuelta por la oscuridad de la noche.

Cora: Destino inciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora