Capítulo 17 - Toda la verdad

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Flotando en medio de aquel improvisado tanque de privación sensorial, Layna aun era capaz de escuchar las conversaciones que tenían lugar al otro lado de la puerta. El tubo a través del cual respiraba tenía un amargo sabor a plástico, pero era el pequeño precio que tenía que pagar por seguir con vida.

Shao llegó a la sala de escape y ella no pudo evitar sonreír, aquel patoso joven se había ganado un lugar en su corazón después de tantos años trabajando juntos. Los siguientes en llegar fueron los gemelos, preparados para intentar liberar a la joven cautiva de su prisión acuática. Fue entonces cuando escuchó un comentario que captó su atención:

· Por contaros esto ponemos en peligro nuestras vidas, así que espero que, por el bien de todos, seáis capaces de retomar el control de esta nave.

· Jorge... cuéntaselo ya, no perdamos más tiempo. – le reprochó su hermano

· Vale...

Jorge respiró profundamente, se sentó en el suelo y miró a sus espectadores:

· No tenemos el tiempo suficiente para explicaros como de retorcido y cruel puede llegar a ser el coronel, así que nos centraremos en lo importante. Mi hermano y yo llegamos a Oculus sabiendo únicamente que debíamos transportar un artefacto de origen desconocido hasta la tierra. Poco después fuimos informados de que los tripulantes de la nave Cora serían ejecutados tras completar la misión...

· ¡¿Ejecutados?! – exclamó Shao, su ritmo cardíaco aumentó repentinamente

· Exacto Shao, ejecutados. – dijo William – ¿Ahora entiendes a lo que me refería?

· Bajad la voz. – Jorge siguió hablando. – Como iba diciendo... – miró su medidor de pulsera, el cual tenía un cronómetro activado con una cuenta atrás – estamos a aproximadamente diez horas y quince minutos de vuestra ejecución.

· ¡¿Todo esto por una puta caja negra?! – gritó Shao

· No es una simple caja negra. – Tobías se quitó el casco y miró a Shao – Ese artefacto es una fuente inagotable de energía eléctrica. Se desconoce su origen o funcionamiento pero una cosa está clara, quien lo posea se hará con el control global del mercado eléctrico.

· Aunque tal y como está ahora el artefacto dudo mucho que sirva de algo. – le corrigió Jorge – Es curioso que un aparato con tanto potencial no haya causado más daños al explotar...

· Eso da igual, el coronel nunca ha fracasado en ninguna de sus misiones. No hay nada que le haga cambiar de opinión... – respondió Tobías – Sigue contándoles el plan. – dijo mientras se ponía el casco y seguía con su labor

· Hace media hora Tobías y yo nos quedamos solos en el puesto de control... lamentamos lo ocurrido Layna, pero es lo único que se nos ocurrió para que te marchases – dijo mientras la observaba detrás del cristal –. Como iba diciendo, nos quedamos solos en el puesto de control y aprovechamos aquel momento para introducir un virus en el sistema. Este virus inhabilitará la inteligencia artificial de la nave, que denomináis Caroline.

· No es... – William golpeó en el brazo a Shao, que dejó de hablar inmediatamente

· El virus corromperá el sistema y el coronel podrá acceder sin problemas al cerebro de la nave. Después dejará inservible el terminal de acceso a los controles de emergencia, detendrá a la tripulación y pilotará Cora hacia su destino.

· Pero claro... – Tobías se quitó el casco, dejó el soplete y cogió algunas herramientas de la caja que tenía a su lado – Nosotros debíamos ayudarle en tal cometido...

· Exacto. – prosiguió Jorge – Al principio todo era obedecer órdenes, pero hay un límite... nos hemos percatado de nuestro error y queremos intentar corregirlo.

· Ya está. – una de las bisagras cayó al suelo, Tobías miró a William y, acto seguido, cogió de nuevo el soplete – Espero que aceptéis nuestras disculpas.

· Como comprenderéis – respondió William – no podemos perdonaros así como así. Por lo que a mí respecta, hasta hace unos minutos os daba igual que viviésemos o muriésemos.

· Lo entendemos... – respondió Jorge

· Tengo una pregunta. – dijo Shao – Decís que el coronel intentará destruir los paneles de control de emergencia de la nave para que, supongo, nadie pueda realizar cambios en el rumbo y, además, sea necesario pilotar la nave manualmente, ¿Es eso correcto?

· Básicamente sí. – le respondió Jorge

· William, al parecer no somos los únicos a quienes han engañado.

· ¿A qué te refieres? – preguntó Jorge

· Veréis... – dijo William – Esta nave no está controlada por ninguna inteligencia artificial, Caroline no es una máquina... no hay panel que destruir...

· ¿Cómo que no es una máquina? – preguntó Tobías al mismo tiempo que se quitaba el casco y se daba la vuelta

· Caroline es un ser humano. – respondió Shao – Forma parte de un proyecto en fase de prueba para dar el siguiente paso en la evolución tecnológica... ¿Para qué crear una inteligencia artificial cuando nuestra propia inteligencia puede ser aprovechada?

· Espera, espera... – Jorge se levantó del suelo – ¿Estáis diciendo que Caroline es una persona de carne y hueso que está controlando la nave?

· Si. – dijo William – Es de carne y hueso... y es mi esposa...

· Pues tenemos un grave problema. – dijo Tobías

· ¿Qué ocurre? – preguntó Shao

· Bueno... – respondió Tobías – Si es cierto lo que nos estáis contando yo me daría prisa en llegar hasta ella antes de que llegue el coronel ya que, seguramente, la matará.

Al otro lado de la enorme puerta, Layna Alena escuchó aquellas palabras y comenzó a golpear el duro metal, exigiendo que la sacasen de allí lo antes posible. Observó a través del cristal como William salía a toda velocidad de la sala de escape, seguido de Shao. Poco podía hacer la joven salvo rezar para que llegasen a tiempo hasta Caroline... antes de que fuera demasiado tarde.

Cora: Destino inciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora