Capítulo 29.
Llego a la cocina escuchando a Josh diciéndome que le prepare el desayuno con un millón y medio de "por fis" después de su petición.
¿Qué harás? Em. -Me pregunto.
Obviamente, no se lo voy a preparar, él tiene manos para hacerse su propio desayuno, hace unos días hice una jarra de cola cao para los tres y ya se lo han acabado, que lo hagan ellos.
Y por cierto...
-Josh, ¿Y Fred?
-Trabajando, alguien tiene que traer el dinero a esta casa. -Asomo la cabeza por la puerta de la cocina y le veo en el sofá con los pies encima de la mesita pequeña que hay delante de este.
-Y si él trabaja y yo hago las comidas y demás... ¿Tu qué haces?
-Yo doy vida a la casa, soy la alegría de la huerta. -Le miro mal y pongo los ojos en blanco. -Por no decir que soy tu entrenador personal.
-Pues tienes que ayudarnos a Fred y a mí, señor alegría de la huerta.
Y con esto, me vuelvo a la cocina y empiezo a preparar mi desayuno: un cola cao y unas magdalenas. Como podéis ver nos gusta el cola cao aunque aquí en este mundo se llame diferente sabe igual.
Voy al salón con mi desayuno y al sentarme en la silla Josh levanta la cabeza y me mira, en su mano tiene esa especie de móvil como el que estaba utilizando Fred el otro día.
-¿Y mi desayuno? -Pregunta levantándose dejando ese aparato en el sofá.
-En la cocina están los ingredientes, solo hace falta que te lo prepares. -Digo comiéndome un pedazo de magdalena.
-Eres una asquerosa Em, te vas a enterar, no me pidas nada. -Me río y sigo comiendo.
Al poco tiempo aparece con un vaso en la mano y unas galletas en la otra y se sienta a mi lado.
-Por cierto, -Le hablo sobresaltándolo. - ¿Qué es eso que tenías en la mano?
-Es un móvil pero aquí va diferente, no hay cobertura pero funcionamos con una red parecida al WiFi de tu mundo. Por ahí va nuestro internet y los datos que necesitamos para que nuestros móviles funcionen, a demás no necesitamos enchufarlos a la corriente eléctrica, funcionan con placas solares y energía eólica la cual recogen por un receptor de aire y luz solar.
-Anda, pues es un muy buen invento, debería haber de eso en mi mundo... -Digo terminando de comer mi última magdalena.
-Sí, a demás es muy barato, pero el móvil... eso es más caro.
-¿Y cómo has conseguido tu uno? Si no trabajas, ¿Cómo te ganas el dinero? -Resopla.
-¿Otra vez con el tema de que no hago nada? Que pesada que eres, Em. Desde que vives aquí conmigo estás insoportable.
-Pero es por tu culpa. Si no hubieras aparecido de repente debajo de mi cama...
-Ya bueno, pero lo hice, y aquí estás, conmigo.
-Si. Por cierto... -Me mira extrañado. - Gracias por ayudarme y protegerme todo este tiempo.
-No seas tonta anda.
Me agarra de la mano y un gran estruendo suena fuera de casa lo que hace que nos sobresaltemos y vayamos a toda prisa a mirar que es lo que ha pasado. Al abrir la puerta yo me esperaba una gran capa de polvo como la otra vez pero nada de eso, todo lo contrario, el exterior era prácticamente igual al de cada día solo por una cosa: El cielo.
Una gran grieta está apareciendo poco a poco en medio de él y a medida que se va abriendo va dando paso a un color rojo que inunda el cielo. Las nubes blancas desaparecen poco a poco, lo único que se queda en el nuevo cielo son los soles y lunas de ese mundo.
-Oh Dios... -Dice Josh. Ahora sólo me espero lo peor.
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Mi mejor amigo vive debajo de mi cama [M.M.A.V.D.M.C.]
ParanormalA todo el mundo le parece normal tener amigos imaginarios cuando eres una pequeña porque piensan que a medida que vas creciendo estos amigos desaparecen pero no siempre es así, no conmigo. A medida que el tiempo pasa, a demás de ver a esas personas...