Epílogo I

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Narra Ruby

-¡Hey! Ya ve a hablarle, Ruby. No es tan difícil.- dijo Helena.

-¡Claro que lo es!- le grité entre dientes mientras le golpeaba el brazo con el codo.

Estaba oculta detrás de los árboles que habían en el pequeño parque de la escuela, viendo a uno de los chicos más lindos de la escuela.

-Ruby, el chico se llama como aquel cachorrito que tenías- rió Helena.

-Ahg, ¿Por qué eres tan molesta?- le hice un puchero.

-Soy tu mejor amiga, así funciona esto- se encogió de hombros.

-Mi perro, o más bien, el perro de mis padres se llamaba: "Johnny Boy". El solo es Johnny.-

Tocaron la campana para entrar a clases.

-Estuvimos todo el descanso aquí y no le hablas, Ruby...- reclamó Helena.

Suspiré mientras veía que Johnny cerraba su libro y se levantaba de aquella banca en la que se encontraba para ir a su clase. -Lo siento mucho, otra vez no pude hacerlo...- hice un puchero y me di media vuelta para irme a mi salón con Helena.

Corrimos por el pasillo para intentar llegar a tiempo a nuestros salones y que la Señorita Jackson no nos dejara afuera. Otra vez...

-Wow... Ruby, espera, espera.- dijo Helena antes de que pudiéramos llegar al salón.

-¿Qué ocurre?- dije fastidiada.

-Necesito ir al baño...- se cruzó de piernas.

-Pues ve. Debo entrar al salón, ¡mira! la puerta está cerrada, nos matarán.- dije entre dientes.

-Ven conmigo...- hizo un puchero mientras cada vez se retorcía más. -Luego entramos ambas e inventamos que estaba vomitando y tu me acompañaste o algo así, pero por favor ven conmigo...- 

-Ahg... Ya que...- cedí.

Dimos media vuelta y corrimos a los baños.

Los baños de la escuela, los de hombres y mujeres, se encuentran básicamente separados por una pared. 

En mi escuela anterior el baño de hombres estaba a una esquina de la escuela y el de las mujeres al otro extremo.

-Me quedaré esperando aquí afuera, Helena. ¡No tardes!- susurré.

-Está bien, está bien. Trataré de poder vaciarme rápido.- rió y entró corriendo al baño.

Me apoyé en una de las paredes de afuera y observé como regañaban a lo lejos del pasillo a un par de niños por quedarse afuera de los salones. Dios, estoy frita.

Me hice un poco más hacia atrás y recargarme en la pared que separa el baño de hombres y mujeres y cuando observé el espejo, pude ver a Johnny en el baño de hombres peinándose en el espejo.

Dios, Dios, Dios, ¡Dios! Es demasiado para mi.

Salí del baño de mujeres y volví a recargare en la pared de afuera de los baños. Quizás cuando salga, note mi presencia y me hable.

Johnny salió del baño y miró su salón a lo lejos. Su maestra acaba de cerrar la puerta.

-¡Demonios!- bufó molesto.

Reí al ver su enojo.

Se giró, enarcó una ceja y me sonrió.

Abrí mis ojos y aparté mi vista de él en seguida cuando noté que mis mejillas comenzaban a tornarse rojas.

CRUSH | Tyler JosephDonde viven las historias. Descúbrelo ahora