Las Crónicas de Narnia: La Reina Maldita.

Capitulo 3

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—He venido con noticia, su majestad— un minotauro irrumpió en la sala de tronos después de presentarse. Amina se levantó de su asiento arrastrando el vestido que traía puesto; rojo oscuro y más abrigado que los anteriores de esa semana. 

—¿Qué sucedió, Arkus?— preguntó mientras se plantaba delante de la mesa que tenía un mapa de toda Narnia. Arkus estaba del otro lado de esta.

—Han reportado nuevos incidentes en la zona sur de Narnia. Iguales a los anteriores— le informó. El cansancio atravesó las facciones de la joven reina. 

Hacía mucho que tenían aqul problema, y aunque no estaba en su territorio cada vez se iba acercando más. Se trataba de un grupo de brujas descendientes de las Brujas de Salem. Estas se esconden en las profundidades del bosque, y aunque nadie sabia con exactitud que es lo que buscaban estaba claro que eran peligrosas. Y mucho. —¿Qué han hecho ahora?— preguntó mientras reclinaba su cuerpo sobre la mesa, apoyando las manos en esta.

—Han desaparecidos dos niños, y hace unos días los encontraron. Estaban chupados, les habían absorbido toda la sangre del cuerpo.

—¿Escuchaste sobre para que podrían querer la sangre?— cuestionó. La preocupación era evidente.

El minotauro negó — Tuve que ir con mucha cautela, mis disculpas por fallar su majestad— dijo agachando la cabeza.

—No te disculpes, Arkus. Hiciste un muy buen trabajo y entiendo lo de la cautela, después de todo son territorios de Caspian y si nos llegan a ver por allí no se lo tomaran muy bien...— contesto.

Él asintió — Disculpe el atrevimiento su majestad. ¿Pero tiene idea de si podemos intervenir?— preguntó. —Yo podría llevar unos guerreros conmigo— dijo inflando el pecho con orgullo.

La reina sonrio levemente— No lo sé. Pero debemos averiguarlo.— le observo— Debemos hacerle un visita al Rey Caspian. Estoy segura de que está enterado de esto, y no quiero que mi pueblo corra peligro— afirmo con seguridad. Bajó la mirada al  collar que colgaba en su cuello mientras lo tomaba con sus manos; su madre me lo había regalado antes de morir, se trataba de una piedra del tamaño de un dije color violeta que brillaba con intensidad. 

Puso mi vista en el mapa.

 Si tenía que meterse en el centro de las tierras telmarinas aún cuando Caspian pudiese cortar su cabeza, lo haría. 

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Lucy

Caminamos en la arena, Cair Paravel parecía cada vez más lejos, pero sabíamos que estábamos a menos de un día de distancia. Peter y Edmund iban adelante buscando bayas y alguna otra cosa para comer, sentí que Susan se puso a mi lado.

—Lo lamento— escuché. Gire mi cabeza observándola. Sus ojos claros estaban llenos de lágrimas. Me detuve,—Lamento tanto el haberte tratado tan mal, es que cuando volví de Narnia la última vez me encerré tanto a mi misma que no... Perdón Lucy— sollozó.

Sonreí levemente y la abrace, ella se tensó por la sorpresa pero segundos después me envolvió en sus brazos de regreso. —Tranquila, Su. Claro que te perdono. Siempre seremos hermanas pase lo que pase— me separé. Ella limpio su rostro y sonrió.

—Te lo agradezco Lu, tenía miedo de que me rechazaras— dijo sincera. —Últimamente no se como manejar mis emociones, y eso me trae muchos problemas...