Capítulo 26

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"Soy amiga del mounstro debajo de mi cama"

Amina apretó sus ojos para luego pestañear abriéndolos lentamente al mismo tiempo que movía los dedos de forma lenta y pausada. Le dolía el cuerpo pero raramente se sentía bien a pesar de eso, como si se hubiese sacado algo de encima, como si fuera más liviana de lo que era antes.

Estaba casi segura de que era por liberar esa magia que tanto tenía retenida.

Frunció el ceño al darse cuenta de que no estaba en su habitación y abrió los ojos grandes al ver una cabellera rubia a su lado. Peter estaba sentado en una silla al lado de la cama y se había quedado dormido, dejando sus brazos y cabeza sobre la cama mientras podía escuchar su respiración lenta y armoniosa. Suspiro al darse cuenta de lo incómodo que habrá dormido así que acercó su mano y sacudió suavemente su hombro. —Peter — le llamo, este se despertó rápidamente y se levantó de un golpe mirando hacia todos lados.

—¿Que sucede? ¿Está todo bien?— pregunto mientras buscaba alguna posible amenaza. Amina río levemente

—Tranquilo, está bien — dijo. Se sentó en la cama mientras miraba que su atuendo había sido cambiado a un pijama. Peter, al darse cuenta en donde estaba la mirada de la mujer no tardó en casparrear la garganta

—Una ninfa vino a cambiarte el atuendo para que lo estuviera incómoda — dijo, sentía su rostro caliente debido a que quizás amina pudo pensar que el la cambio. Amina sonrió y asintió despreocupadamente.

—¿Tienes sed?— pregunto y se levantó tomando un vaso y sirviendo agua, para tendersela a la joven luego, la cual, acepto gustosamente, le ardía la garganta.

—¿Lograron atrapar a las brujas?— pregunto. Peter frunció el ceño y amina le miro confundida.

—No podemos salir del reino, está el domo de hielo— dijo. Amina abrió los ojos y se levantó rápidamente derramando el agua en el suelo, miro por el ventanal dándose cuenta de que era cierto.

—¡Demonios!— se quejó y empezó a caminar rápidamente hacia la puerta, Peter la siguió.

—¿Que sucede?— pregunto.

—Se supone que el domo solo debía durar un par de horas — dijo. Se giro hacia el rey —¿Cuánto tiempo dormí?— pregunto.

—Desde ayer a la tarde — dijo. Amina abrió los ojos.

—Demonios — dijo. Entro en la habitación dejando al rey afuera y a los minutos salió, se había puesto un vestido negro sencillo y calzado. Ambos bajaron al gran salón, en donde Susan, Caspian, Edmund y Lucy se encontraban, la gente había vuelto a sus hogares debido a que estaban protegidos por el domo de hielo. Lucy sonrió

—¡Amina, que bueno que despertaste!— se alegró la joven y abrazo a la rubia, la cual, respondió el abrazo para luego volver a estar seria. Miro a Caspian

—Tenemos un problema, espero poder solucionarlo — dijo la reina.

—¿Que sucedió? — pregunto.

—Tengo que sacar el domo, si no lo saco ahora, no voy a sacarlo más — murmuró la chica. Se giro hacia una ninfa —Trae a guly y Magnus, que traigan a Mainda, es urgente— ordenó la reina. Esperaba poder deshacerse del domo, si no estarían en problemas.



En la cabaña del bosque

—Jamas pensé que esa estúpida reina fuera tan poderosa — murmuró Karen, la mayor de las hermanas mientras caminaba nerviosa de un lado a otro. Rebecca, la menor se mantenía leyendo un libro como siempre hacia logrando poner de peor humor a la mayor, que detestaba la falta de compromiso. Denisse, la hermana del medio estaba nerviosa al igual que Karen, pero no tenía idea de que hacer.

—Sabia que no iba a poder con nuestras fuerzas, por eso se encerró — dijo Denisse intentando tranquilizar a su hermana. Karen negó.

—Si, pero necesitaba incluso más fuerza que para derrotarnos al hacer ese hechizo — dijo —Nosotras ni juntandonos lo podríamos haber logrado — reconoció entre dientes con ira.

—¿Que planean hacer? Perdimos al niño que necesitábamos — dijo Rebecca. Karen la miro con ira

—¿No tienes una idea? Vives todo el día con la nariz en los libros, al menos puedes usar el cerebro para ayudarnos ya que no haces nada bueno — dijo enojada. Rebecca río por lo bajo.

—Al menos no soy una incompetente como tú que no puede contra una reina de cuarta — se burló — Te diría que destruyas ese domo, entres y agarres al niño que necesitamos, pero como no tienes poderes para eso, entonces no hagas nada — dijo.

Las dos hermanas restantes se miraron entre sí —¿Disculpa?— preguntaron. Rebecca suspiro y cerró el libro, le molestaba explicar todo tantas veces.

—Que no hagamos nada, eventualmente la reina tendrá que sacar ese domo, ya que el domo se alimenta de su energía para seguir en pie, por eso, es que necesita sacarlo. Y cuando lo haga, atacaremos sigilosamente — dijo. —Nada de ejércitos de Black, ni nada por el estilo. Nos camuflaremos y lograremos sacar al niño que necesitemos. — dijo.

—Pero necesitamos ir con refuerzos — dijo. Denisse negó.

—Estoy segura de que estarán esperando un ataque grande, algo como lo anterior, no prestaran atención a gente que parece del pueblo. — dijo. Rebecca sonrió, al fin su hermana usaba el cerebro.

Las tres hermanas se miraron, tenían la mitad de sangre que necesitaban, cada vez faltaban menos niños.



Las Crónicas de Narnia: La Reina Maldita. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora