Capitulo 5

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Para cuándo los hermanos despertaron de su descanso, el palacio de Cair Paravel era un caos. La gente iba y venía corriendo, acomodando comida, bandejas de bebidas y las ninfas se encargaban de la música.
Los cuatro estaban en el pasillo, reían de los cabellos enredados de Lucy, cuando apareció Lady Mina. —Reyes— dijo haciendo un reverencia—en muy poco tiempo los invitados empezaran a llegar, quizás sería conveniente que se preparen— dijo con voz tímida. Lucy y Susan sonrieron.

—Si, claro. Muchas gracias por avisarnos Lady— dijo Susan. La mujer sonrió y salió del pasillo.

—Bueno, nos vemos en un rato— dijo Peter mientras entraba a su habitación. Edmund hizo lo mismo, en cambio, las hermanas se metieron juntas en la habitación de Susan. Buscaban un vestido perfecto para cada una, y la Reina Benévola había prometido ayudar a su hermana con su peinado.

—¿Qué tal este Lu?— le pregunto Susan a su hermana portando un vestido color violeta, el cual, tenía detalles en plateado en el final, y en las mangas. Lucy sonrió mientras aplaudia.

—¡Esta precioso, Susan!— dijo la pelirroja —Yo estaba pensando en este— dijo mostrándole un vestido color celeste, el cual también tenía detalles en blanco en la cola y mangas. Su hermana asintió con la cabeza aprobando el vestido; sabía que haría resaltar la belleza de su pequeña Lucy. Mientras Lucy se cambiaba, Susan había amarrado la parte de arriba de su cabello, se había puesto un collar y unos aretes dorados con pequeñas piedras. Lucy había optado por unos aretes pequeños de piedras blancas. Ambas se miraron y sonrieron; estaban listas.

En la habitación de enfrente, Peter se había enfundado en un traje azul oscuro, que hacía juego con sus ojos y hacia resaltar su cabello. Los trajes en Narnia no eran iguales a los de Inglaterra, pero a su parecer también le quedaban bien. Edmund, por su parte, optó por un traje parecido al de Peter pero color negro, a el jamás le había gustado demasiado llamar la atención, y eso como rey de Narnia era casi imposible pero por lo menos su traje lo haría menos visible. Los hermanos se reunieron nuevamente en el pasillo, todos miraron los vestuarios de los demás y sonrieron.

—¿Bueno, vamos?—dijo Peter extendiéndole el brazo a su hermana menor; Lucy. Esta sonrió y enganchó el suyo con el de el.

—Vamos— murmuro Susan, agarrando el brazo de Edmund mientras un sentimiento la carcomía por dentro; algo pasaría en la fiesta, pero no sabía exactamente que.

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SUSAN P.O.V ↓

Varias cornetas sonaron, nosotros estabamos justo en la entrada a la sala de tronos de Cair Paravel. Las grandes puertas estaban cerradas pero aún así se podía oír el ruido de las personas dentro de esta. Nos ubicamos los cuatro en hilera; uno al lado del otro. Yo me posicione entre Peter y Edmund y Lucy al lado de este.

—¡Y ahora tenemos el placer de anunciarles el regreso de Los Reyes de Antaño!— la voz que nos presentaba se oía ahogada por las puertas cerradas, sin embargo, luego de un segundo, estás se abrieron dejando que el sonido de las trompetas y los aplausos nos envolviera.

Entramos saludando a los Narnianos, había faunos, ninfas, centauros, leopardos, y muchos más, pero además había Telmarinos, algunos soldados otros vestidos como si fueran de un consejo o algo así. La sala estaba brillante, habia un gran banquete a disposición de nosotros, también estaban las ninfas que cantaban, las cuales, tenían sensuales vestidos y recogidos de pelo muy elaborados, envolviendo a todos en su canto y su particular belleza. Tocaban el arpa y el violín en una sinfonía muy bonita. Había muchas personas y después de saludar a varias nos sentamos un rato mientras bebíamos y comíamos algo.

—Esto es magnífico— dijo Lucy mientras comía un pedazo de pastel. La mire divertida.

—¿No se supone que se come primero la comida y luego el postre?— le pregunto. Río junto con Edmund

— Estamos en Narnia Su. Aquí puedes comer primero lo que quieras— dijo Peter. Su mirada estaba puesta en las ninfas que cantaban. Le toque el hombro.

—No vayas a enamorarte de ninguna, según escuché son muy vengativas— dije. Peter puso cara de espanto.

—No era eso. Simplemente me llamaron la atención— por su tono pude notar que me decía la verdad.

—Si, ese es uno de sus poderes. — una voz femenina sonó. Vimos a Lady Mina sentarse en la mesa con nosotros. Traía un vestido color dorado que resaltaba su belleza, y a pesar de que ya tenía sus años encima era un mujer muy bonita. —Venia a informarles que el Rey Caspian esta en camino— dijo. Me atragante con el jugo que estaba tomando. Podía sentir como el latir de mi corazón se hacia cada vez más fuerte. Peter me observo

—¿Estás bien? Estas pálida— dijo. Asentí con la cabeza.

—Si, solo...— antes de poder terminar la frase, las trompetas volvieron a sonar. Nos pusimos de pie, ya que eso solo significaba una cosa; un Rey estaba por entrar.

Las lágrimas picaron en mis ojos cuando vi a Caspian. Estaba más alto, la barba empezaba a crecerle, y tenía el pelo más corto, su mirada era más madura y venía con un traje negro. Le sonrió a varias personas, incluso su sonrisa estaba más bonita. Llego hasta donde estábamos nosotros, se detuvo justo del otro lado de la mesa, justo delante de mi. Mis ojos lo escanearon y sonreí. Sonreí como no lo había hecho hace mucho tiempo antes de darle una pequeña reverencia —Rey Caspian— dije. Mi voz salió suave.

El me miro y sonrió también

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El me miro y sonrió también. Podía notar sus ojos brillosos. —Hola, Su. — dijo. Las miradas estaban en nosotros pero poco me importaron.




Caspian↓

Camine por el salón luego de que me presentarán. Mi sonrisa iba dirigida a quien me hablaba en el camino, pero mis ojos buscaban entre la gente a cuatro hermanos, pero en especial a una chica.

Hasta que la vi. ¡Por todos los barcos Telmarinos del mundo! Estaba preciosa. Camine hacia ella mientras la observaba; llevaba puesto un vestido violeta que se acoplaba a su figura, sus ojos estaban brillantes y me observaban. Sus labios estaba rosados, tenía un collar adornando su cuello y aretes. Su cabello oscuro, en el cual me gustaba pasar mis dedos estaba suelto; libre. Me posicione justo detrás de la mesa. Solo una mesa nos separaba. Sonreí. Había notado a los demás hermanos Penvensie, Lucy Edmund y Peter. Pero no podía despegar mis ojos de ella.

Sonrio—Rey Caspian— dijo para hacer una pequeña reverencia.

Le sonreí, mucho más de lo que pensé que podía. —Hola, Su.— dije suavemente. Podía sentir miradas en mi espalda pero no me importó, por que había vuelto. Todos habían vuelto.

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Las Crónicas de Narnia: La Reina Maldita. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora