Capítulo 30

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"Mi último aliento"

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"Mi último aliento"


La chica no se movió de su lugar cuando sintió la puerta del dormitorio abrirse ni mucho menos cuando Peter se sentó a su lado en el suelo apoyando la espalda en la cama justo como hacia ella. —¿Estás bien?— pregunto el chico suavemente mientras miraba las lágrimas silenciosas que caían por las mejillas de Amina.

La chica asintió —Estoy bien, dejara de dolerme en unos días. El sentimiento que te deja una traicion no dura para siempre — murmuró antes de clavar sus ojos en el. —Siento lo que dije antes, estaba enojada — se disculpo, sabía que el daño ya estaba hecho pero al menos tenía tiempo para arrepentirse de lo que dijo. Peter asintió lentamente con una sonrisa, no le molestó y sabía que lo dijo por que estaba fuera de sí.

En el tiempo que conocía a amina jamás la había visto así. —Tenemos que encontrar a esas brujas — murmuró antes de intentar pararse del suelo pero la mano de Peter la detuvo obligándola a sentar de nuevo. —¿Qué sucede?— pregunto.

Peter rodó los ojos —Ya es de noche — explico señalando la ventana con la cabeza mostrando el detalle que se la había escapado a la reina —No nos conviene buscar a las brujas locas de noche en medio del bosque, además tienes que descansar — dijo mirándola fijamente

—No puedo descansar, tengo que encontrarlas — dijo amina lanzando un suspiro. Era verdad que estaba cansada, tenía sueño, pero era una reina y sus obligaciones eran mucho más grandes que cualquier otra cosa.

Peter sonrió levemente de nuevo mientras apoyaba la cabeza en el borde de la cama logrando que amina tragara saliva al ver su perfil. —Antes de ser reina y tener obligaciones eres una persona amina, comes, duermes, eso es esencial para sobrevivir — explico. Amina asintio rápidamente, en eso tenía razón.

La chica lanzó una risita que hizo que el rey acomodara la cabeza para mirar con una ceja elevada, amina sonrió —Quien diría que tú y yo estamos teniendo una conversación pacífica. ¿Recuerdas cuando apenas me conociste? Me odiabas — dijo la joven, Peter frunció el ceño.

—Jamas te odie, no podría. Soy desconfiado de la gente y desconfíe de ti por que podrías haber representado una amenaza para Narnia pero luego me di cuenta de que podía confiar en tí— dijo el chico. Amina giro su cabeza hacia el.

—Me alegra saber eso, Peter— murmuró. —¿Crees que esta vez aslan te deje quedarte?— pregunto con curiosidad la chica. Peter se encogió de hombros.

—Espero que si, ahora que ya no tengo a mi madre en mi mundo, Narnia es mi hogar, me gustaría quedarme aquí—dijo el suavemente mientras apoyaba la cabeza de costado observándola, amina imito su accionar.

—¿Cómo era?— pregunto curiosa.

Peter frunció el ceño —¿Cómo era que?— pregunto.

—Tu madre, Peter. ¿Cómo era ella?— pregunto la chica con curiosidad. Ella apenas y recordaba a su madre. —Yo apenas recuerdo a mi madre. Tengo un vago recuerdo de su sonrisa y una canción que solía cantarme para dormir pero con el tiempo fue olvidando su cara hasta que ahora solo tengo su sonrisa presente. Es horrible no poder recordar sus facciones o sus ojos — una lágrima se escapó de su ojo y la chica la seco rápidamente elevando su vista nuevamente hacia el chico —¿Cómo era tu madre?— pregunto de nuevo.

Peter sonrió con nostalgia —Siempre estuvo para nosotros ahí a pesar de la guerra y los tiempos difíciles. Era una mujer que solía preocuparse mucho por todo pero era por que todos le importaban, recuerdo que siempre estaba regañandonos a Edmund y a mi por pelearnos todo el tiempo. La comida que hacía era la mejor a pesar de que por la guerra a veces no había mucho ella sabía exactamente cómo cocinar para que nos gustará y nos llenará. Jamas lloro delante nuestro cuando papá se fue a la guerra, o cuando recibimos el sobre que anunciaba su muerte, tampoco lloro mucho ese día en la estación cuando nos separamos de ella, aunque sé que de seguro lloro mientras caminaba de regreso a casa— lágrimas caían por las mejillas del chico. Se incorporó y empezó a secarselas con pudor —Lo siento, no debí llorar — murmuró una disculpa. Amina frunció el ceño ante esto y antes de que él puediera decir otra palabra enredo sus brazo alrededor de Peter en un cálido abrazo. Peter respondió rápidamente al abrazo algo sorprendido. —No llore la muerte de mamá, sabía que debía ser fuerte para Susan, Edmund y para Lucy. Soy el mayor, debo darles fuerzas— dijo el chico apretando más el abrazo.

Amina sonrió levemente —Eso es muy valiente de tu parte, pero Peter, no necesitas ser fuerte para mi— susurro la chica. Rápidamente noto como el pecho del chico se contraía por los sollozos contenidos. —Esta bien llorar Peter — murmuró antes de que el largará el llanto que tenía contenido hace tanto tiempo dentro, ese que lo estaba destrozando, ahogando y que el fin podía liberar.

Amina se sentó mejor en el suelo y dejó que Peter se aferrara a su cuerpo apoyando la cabeza de costado en su hombro mientras ella pasaba los brazos por la espalda del chico y apoyaba su cabeza sobre la de este mientras proporcionaba pequeñas caricias en la espalda de Peter con delicadeza intentando calmarlo. Ninguno de los dos estuvo seguro con exactitud de cuánto tiempo estuvieron fundidos en el enorme abrazo hasta que Peter dejo de llorar calmandose completamente y se separó de la chica sin mirarla a la cara. Amina sonrió por lo tierno que le parecía y acarició el brazo de este. —¿Te sientes mejor?— pregunto

Peter elevo sus ojos hacia ella y asintió lentamente —Si, yo lo...— su voz ronca fue interrumpida por la chica

—¡No te disculpes por llorar Pevensie!— exclamó ella antes de golpearle el brazo que antes acariciaba, Peter se quejó pero lanzó una risita.

—¿Que esa bipolaridad?— pregunto asombrado, un minuto lo acaricia provocándole una sensación electrica en el cuerpo y al segundo lo golpeaba.

—Lo siento— se río la chica provocando que sus ojos se cerraran por inercia. Peter sonrió inconscientemente mientras la observaba, ya no negaría que amina le gustaba, le gustaba la forma de su pelo, le gustaba su carácter, la forma en cómo podía ser una mariposa pero también una leona cuando necesita serlo, la forma en que amaba a su pueblo, sus largas pestañas o sus brillosos labios, el extraño color miel de sus ojos o como solía retarlo todo el tiempo con la mirada, le gustaba que lo pusiera a prueba pero que también lo contuviera y lo dejara derretirse en sus brazos justo como lo hizo momentos atrás, le gustaba la sensación electrica que contraía al rozar su piel con la suya y le gustaba el sonido de su risa.

Definitivamente le gustaba Amina.

—Amina...— la llamo lentamente, la chica dejo de reír para mirarlo curiosamente —¿Puedes prometer que no vas a golpearme?— pregunto. Amina frunció el ceño, no tenía idea de lo que hablaba el chico, sin embargo asintió, no creía que tendría tantas razones como para golpearlo. Peter lanzó un suspiro y antes de que la chica pudiera preguntar qué es lo que hacia unió sus labios con los de ella besándola. Llevo una de sus manos hacia el rostro de la chica y llego hasta su nuca para sostenerla allí deleitándose de la sensación que tenía el la boca del estómago, amina sorprendida cerró sus ojos y respondió el beso, sin tener idea por qué tenía un zoológico de animales en su estómago o por que el beso de Peter estaba llevándola a tocar el cielo con las manos. La chica enredo sus brazos alrededor del torso del chico por debajo de sus brazos y Peter sonrió en medio del beso antes de poner la mano que le sobraba sobre la cintura de la chica.












¡Era hora de que se besaran, cjau!
:V aki sufriendo de diabetes por que son muy lindos juntos.

Pd: ¿Les gusto la foto del principio? La hice yo :v

Las Crónicas de Narnia: La Reina Maldita. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora