Capitulo 9

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Abroche bien mi vestido. Era una obligación que lleve un vestido cómodo pero impresionante y la corona sobre mi cabeza si salgo del reino. Bufe y Guly tuvo que ayudarme a terminar de cerrar el vestido. Tenía puesto uno color rojo sangre. Era bastante impresionante ya que se ceñía al cuerpo hasta la cintura y luego caía suelto. Era muy elegante y resaltaba curvas que no sabía que tenía.

—Inclinate cariño. Sabes que no soy muy alta—dijo Guly riendo. Sonreí y me incline.

Ella acomodo la corona sobre mi cabeza. Ella muy bonita; color plata y tenía diamantes color blancos que resaltaban la belleza de esta. Era mediana y se ajustaba justo a mi cabeza sin permitir que se cayera. —Estoy nerviosa— reconocí en voz alta. Guly dirigió su mirada hacia mí. Y de verdad lo estaba, la sola mención de los reyes de antaño me ponía los pelos de punta. Interiormente sabía que su regreso no ameritaba nada bueno para Narnia.

Guly acomodó mi cabello dejándolo impecable —Se que lo estás, pero debes mostrarte segura. — dijo

—¿Y qué pasa si creen que somos una amenaza?— pregunte. Mi voz salió acongojada, no podía permitir que mi gente sufriera otra guerra u otro rechazo.

Guly sonrio—No van a creer eso por que te tenemos a ti como reina. Eres preciosa, y bondadosa. Debes demostrarles que nuestras razas han cambiado— dijo sabiamente. Suspiré y la abrace. Ella era muy sabía, y siempre sabía que consejo darme y las palabras correctas que decir.

—Gracias— susurre y me separé.

Un golpe en la puerta nos distrajo. Guly se acercó a abrir, un minotauro estaba detras de ella. —Majestad— dijo haciendo una reverencia. —Los hombres, el transporte y el equipaje ya están listos para partir. — dijo.

—Oh, claro. Vamos— dije. Antes de salir de la habitación abrace a Guly una vez más.

En el patio del castillos me esperaban un grupo de soldados. Los dos minotauros que se encargaban de mi seguridad, dos lobos, un grupo de 4 enanos y un leopardo. Suspiré casi inaudible, a veces me gustaría tener un amigo más humano con quién compartir mi vida pero luego recuerdo que fuimos rechazados por toda Narnia y las ganas desaparecen. Compartir mi vida con mi pueblo esta mas que bien.

—Bueno, mi plan es llegar esta misma noche, así que pensaba viajar sin ninguna parada. ¿Eso está bien para ustedes?— pregunté mirando a todos.

—Claro que si majestad— rugieron los lobos y el leopardo.

Escuché como un enano bufo y murmuró—Claro, para ustedes es facil— pero al sentir mi mirada en el guardo silencio. Bajo la cabeza avergonzado y sonrosado—Disculpe, majestad— dijo.

—Disculpas aceptadas. Pero no te preocupes, nosotros no iremos a pie ya que no contamos con la gran habilidad de correr muy rápido— dije riendo. La tensión del ambiente disminuyó. —¿Preparaste los caballos?— le pregunté a uno de los minotauros. Este asistió con la cabeza y los trajo. Me acerque a un caballo blanco, sinceramente hace mucho tiempo que no galopaba y sería emocionante sentir la sensación de nuevo.

—Mucho gusto, señor— le dije al caballo mientras acariciaba su hocico.

Este relincho —Soy Logs, Majestad— dijo orgulloso.

—Bonito nombre— le dije. Al parecer era un caballo con mucha personalidad. —Seremos compañeros en este viaje— le dije sonriendo. Me gire cuando senti que me llamaban. Uno de los enanos se acercaba con mi arco y mis flechas en mano. Sinceramente me manejaba mucho mejor con el arco que con otra cosa además de los cuchillos. —Gracias—le agradecí. Primero me puse una capa de un color un poco más oscuro que del vestido, luego coloque el arco en mi espalda junto con las flechas. Además puse una espada relativamente pequeña en mi cintura con el cinturón especial para ella.

Suspiré y tome aire para subirme con delicadeza al caballo. Agradecía el hecho de tener zapatos que no me dificultarán la tarea y también el hecho de que el vestido a pesar de ser armado era cómodo y no le resultaba molesto a Logs para andar. Una vez que todos mis escoltas estuvieron en sus lugares nos acercamos a la puerta del castillos.

—¡Abrir las puertas!— grité. Los soldados acataron inmediatamente y abrieron las puertas dejándonos salir.

Un par de minutos después estábamos en la calle principal del pueblo. Varias pueblerinos sonreían y me saludaban a lo que yo devolvía el saludo gustosamente. Las casas iban pasando y cada vez nos alejábamos más del castillo pero sin embargo no estaba preocupada por dejar el reino ya que había dejado a Magnus a cargo durante mi ausencia. Sabía que el haría un buen trabajo cuidando a todos mientras yo no esté.

Pronto nos adentramos en la espesura del bosque, aquel que tenía los arboles con las puntas blancas y el frío abrazaba. Abroche bien mi capa y cubrí mi cabeza con la capucha de esta cubriendo una parte de mi cara.Esperaba que todo resulte bien.

Llevábamos galopando bastante tiempo. El leopardo encabezaba la fila seguido de los dos lobos. Luego veníamos los minotauros y yo. Detrás nuestro y cerrando el grupo venían los enanos; algunos más adelante otros más atrás. Un viaje normal duraría aproximadamente un día, pero al ir con los mejores caballos y los mejores soldados llegaríamos al anochecer. Aspire el aire puro del bosque, un bosque ahora un poco más cálido y verde. El piso estaba lleno de hojas y matorrales aún así se podía andar bien así que no teníamos problema alguno.

Los minotauros estaban atentos a cualquier inconveniente que se nos pudiera presentar. Yo me concentraba en agarrar bien las correas de Logs para no caerme por las velocidad y en disfrutar del viaje y del aire puro que entraba por mi nariz y revolvía parte de mi pelo.


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Omnisciente

En Cair Paravel las cosas estaban más tranquilas para los hermanos. Peter se había calmado y había reprimido el asunto de su mente, Lucy seguía divertida por la situación con Caspian en el desayuno. Edmund estaba leyendo un libro en su habitación y Susan y Caspian estaban paseando por los pasillos del castillo.
Lady Mina no había aparecido en todo el día frente a la presencia de sus Reyes, se sentía de cierto modo enojada. Ella siempre estaba presente cuando llegaba un mensajero y esta vez no la dejaron.

La noche estaba cayendo sobre Cair Paravel y su pueblo, y pronto sería la hora de cenar.
Las estrellas alumbraban en lo alto del cielo las cabezas de los hermanos, y en otra parte, la cabeza de cierta Reina de vestido rojo.

Las Crónicas de Narnia: La Reina Maldita. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora