Capítulo 23

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El miedo se podía sentir cuando los reyes arribaron al reino de Amina, los habitantes obedecían al pie de la letra las órdenes que les daban los soldado reales. La calle principal estaba llena mientras todos enviaban a sus niños con soldados hacia el castillo.
Amina se giro hacia los reyes —Necesito que vayan con los niños al palacio, Susan, cuenta cuántos niños de trece hay, y si son pocos ponlos en mis aposentos — dijo. La reina Susan asintio. —El resto, ayuden a calmar las cosas hasta que llegue — pidió mientras se bajaba del caballo entregándole la cuerda que lo sostenía a Edmund. Peter fruncio el ceño

—¿A dónde vas tú?— pregunto. Amina suspiro

—Tengo que poner las cosas en orden aqui— dijo la reina. Peter asintió y se bajo de su corsel —¿Que haces?— pregunto amina.

—Voy contigo — respondió con simpleza Peter. Amina suspiro pero no dijo nada y empezó a caminar entre la multitud.

Amina se acercó a un grupo de ninfas que miraban como sus hijos iban con los soldados con preocupación, pero al ver a los reyes hicieron una reverencia. —Tranquilas, eso no hace falta ahora — murmuro la reina —Necesito que hagan algo por mi — pidió. Las ninfas asintieron — esparzan la noticia de que todos aquellos que estén en condiciones de pelear se dirijan al puesto más cercano de armas y se ubiquen junto a los soldados en cada punto del castillo y de la aldea — murmuró la reina. Las ninfas corrieron enseguida despavoridas para esparcir las noticia que su reina les había pedido. Amina  sabía que la noticia se iba a esparcir enseguida debido a que las ninfas se encargarían absoluta y completamente de eso.

Peter y amina corrieron juntos mientras intentaban calmar a los padres preocupados y reunir gente para luchar contra Las Brujas de Salem.  Amina vio al  minotauro guardia principal y se dirigió hacia él — Necesito que ubiques a los ex soldados justo detrás de la línea de los soldados nuevos ,asegúrate de que nadie salga lastimado y cierra todas las puertas del castillo luego de que todos los niños entren. — ordenó la joven reina. El minotauro asintió. — también Pon guardias en todas las puertas y avísame de cualquier movimiento extraño que observes en el bosque— dijo — ¿dónde está magnus?— pregunto, ya que se extraño de no verlo.

—Esta dentro del castillo, junto con los niños mi señora— respondió el minotauro.

—Entiendo, puedes irte — respondió amina, dejando libre al minotauro para hacer su trabajo.

Amina y Peter quedaron parados en medio de la calle principal, la cual, ya estaba casi vacía por que los niños estaban dentro del castillo y los adultos en las líneas de soldados protegiendo el reino, o en sus casas. —Ve al castillo, Peter— murmuró amina mientras agarraba su espada fuertemente y se dirigía a la puerta principal.

—Voy contigo — respondió el rey. Amina negó

—Te necesito en el castillo, cuanta más gente de confianza haya allí más segura me voy a sentir de que está todo bien. Asegúrate de quedarte cerca de los niños de trece — murmuró la joven sacando el pelo de su cara. Peter asintió, aunque quisiera no podía contradecirla, no en un momento como este.

—Espera amina — murmuró el joven agarrándola por el brazo. Amina se giro—cuídate — logro formular Peter. Amina sonrió y eso fue un permiso para que el Rey dejara un beso sobre sobre su frente . Las mejillas de amina se encendieron enseguida mientras empezaba a caminar hacia la puerta principal, intentando no sonreir como estúpida ante ese beso. Sin duda Peter podía ponerla muy nerviosa cuando quería.

Amina suspiro y miro a las espaldas de los soldados a medida que avanzaba, esperaba que no pasará nada.
Y si pasaba, el poder evitarlo.

Las Crónicas de Narnia: La Reina Maldita. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora