Capítulo 10

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Era plena noche, la cena ya estaba servida en la larga mesa de los reyes en Cair Paravel. Los candelabros iluminaban el magnífico lugar, y ya los hermanos Penvensie estaban sentados en sus respectivos lugares observando como Caspian entraba en la estancia. En el bosque, no muy lejos de allí, Amina y sus soldados podían ver la gran estructura de Cair Paravel. Amina levanto la mano, deteniendo a la tropa que la acompañaba.

—Desde aquí iremos a trote. Entraremos por la calle principal. Necesito que uno de ustedes—dijo mirando a los enanos—Se ponga en el frente para presentarnos... Es por que no creo que les agrade que un leopardo les hable muy de cerca— dijo.

Los minotauros rieron levemente y uno de los enanos tomo el primer lugar en la fila. Todos empezaron a trotar. Pronto los árboles dejaron de ser tan frondosos para convertirse en unos pocos arbustos y luego se encontraron en la calle principal. Los telmarinos y Narnianos que vivían en el pueblo los miraron con recelo, y miedo. Sabían que los minotauros no tenían el mejor de los genios, y que los enanos eran traicioneros. Aún así todo ese miedo se vio opacado por la curiosidad de saber quién era la figura femenina que estaba encapuchada, a la cual solo se podía ver el mentón, los labios y una parte de la nariz.
Los hombres la observaban con interés y las mujeres miraban con envidia sus ropajes ¿De dónde había salido? ¿Quién era? Se preguntaban todos.

Amina, por su lado, mantenía la vista en el camino, pero Logs andaba por sí solo, no necesitaba no ser guiado. Era aún caballo inteligente sin duda. Luego de minutos de soportar cuchicheos, miradas de horror, y curiosidad llegaron a la puerta de Cair Paravel. Los soldados telmarinos se posicionan frente a ellos; inseguros.
—¿Quien sois? ¿Con que propósito venís?— pregunto uno de ello. El enano resoplo pero intento contestar lo más gentil posible; estaba bajo la mirada de su reina.

—La reina Amina de las Islas solitarias está aqui— señaló con una mano a su reina—Ha venido a ver al Rey Caspian por un asunto de suma importancia— dijo.

Los soldados sabían que la tal Reina Amina vendría y aún con duda los dejaron pasar. Los caballos y su tropa andaron por el suelo de piedra casi liso de el patio principal de Cair Paravel. Una mujer de unos treinta años se dirigió hacia ellos. Amina bajo de su caballo y enseguida dos minotauros la escoltaron. Sonrió levemente, a pesar de no haber peligro ellos le daban toda su lealtad y cuidado.

—Usted debe ser la Reina Amina ¿Verdad?— pregunto la mujer que aún no se había presentado intentando mirar el rostro de la joven.

Los enanos bufaron mientras recibían el agua que les daban las sirvientas ¿Cómo se atrevía ni siquiera a preguntar eso? Amina suspiro y destapo suavemente su cabeza. Mina sintió un raro sentimiento en el pecho, la muchacha era realmente bonita y joven. —Asi es. Me encantaría saber su nombre— dijo delicadamente.

Mina salió de su trance—Soy Lady Mina. — respondió.

—Bueno, Lady Mina, me gustaría que atendieran a mi gente y a mis caballos. Logs necesita reponerse del viaje— dijo.

Lady Mina asintió sonriendo— Claro que si. —hizo una seña con la mano y los sirvientes se llevaron a los caballos para alimentarlos —¿Cómo debemos hacer que alimentar y hidratar a esos?— dijo señalando con miedo a los dos lobos y el leopardo.

—Deles carne cruda, y pongales agua... Ellos solos se atenderan— dijo. Un lobo aulló en asentimiento sobresaltando a la Lady. —Bueno, ¿Ya puedo ver al Rey Caspian? —

—Claro acompañame— dijo.

Amina empezó a caminar y los minotauros la siguieron. Lady Mina se dio vuelta—¿Ellos vendrán también?— pregunto mirando el rostro sereno de la joven; sin ninguna expresión.

—Si, son familia— dijo simplemente volviendo a caminar. Obligando así a Lady moverse.

Amina miraba todo con extrema concentración, todo le causaba mucha curiosidad. Los altos muros y la delicadeza de los terminados la embelesaban. Llegaron a una puerta, la cual, estaba cerrada, Lady Mina la observo. —Espere aquí, por favor. La iré a anunciar— dijo. Al segundo desapareció por un pasillo del costado.

Amina soltó el aire y se giro hacia los minotauros. —¿No están nerviosos?— les pregunto. Ellos negaron con sincronía. —Que suerte— ella estaba nerviosa, ansiosa y tenía las emociones revueltas. Aún así su rostro no reflejaba nada. Se mantenía serena. Dentro del salón, Mina entro con el alma que lleva el diablo. Los hermanos fruncieron el ceño al verla tan agitada —¿Qué sucede Mina?— pregunto Lucy.

—Rey Caspian, Amina ha llegado. Esta en la puerta del salon— dijo la mujer ignorando olímpicamente a Lucy. Pero la noticia les sorprendió.

Peter fruncio el ceño—¿Tan rápido llego?— pregunto.

—Si, Rey. ¿La hago pasar?— preguntó.

—Si, presentarla y hazla pasar— dijo.
Mina asistió y salió del salón. Los Reyes observaron la puerta curiosos y muertos de ansiedad.

Afuera, Amina, al escuchar la trompeta de el vocero que debía presentarla, acomodó su corona, se sacó la capa entregandola a uno de sus guardianes y aliso su vestido. Miro hacia atrás y los minotauros asintieron; la acompañarían. Las puertas se abrieron lentamente. Por ella entró una chica, joven. Tenía un vestido hermoso pero este era opacado por la belleza de la joven. Belleza que no pasó desapercibida por los hermanos.

La chica se acercó a pasos lentos y cuidadosos. Este acercamiento permitió que los hermanos la escanearan más de cerca. Caspian observo sus movimientos atento. Peter la observo con cuidado. Tenía el pelo pelirrojo, tanto que parecía hacer competencia con el rojo de su vestido. Unos impresionantes ojos marrones miel, juraba que un su vida había visto ojos así. Era delgada pero con curvas, y tenía un porte totalmente elegante. El vestido hacia que su piel pálida resaltara aún más.
Tenía la nariz pequeña y fina, los labios gruesos y rosados. Largas pestañas.

Amina se removió incómoda en su lugar, tener tantas miradas encima no era demasiado bonito. Lucy se dio cuenta de esto, y salió de su trance, observando como los Reyes miraban a la joven con atención y Susan clavaba su mirada en Caspian, aparentemente enojada. Camino alrededor de la mesa y se posicióno al lado de la chica. —Bienvenida, soy Lucy— dijo extendiendo su mano.

Amina esbozó una sonrisa que acelero varios corazones en el lugar y respondió
—Mucho gusto, Lucy. Soy Amina.— se presentó.

Las Crónicas de Narnia: La Reina Maldita. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora