Capítulo 2

287 17 3
                                    


Los rayos del sol penetran las cortinas de mi ventana y rebotan en mis párpados, los abro lentamente y me incorporo aún adormilada. Bajo para prepararme el desayuno, que gracias a mis diminutas fuerzas es sólo un plato de cereal. No están mis padres y es raro encontrarlos, soy una bella durmiente que considera prudente levantarse a las once de la mañana por lo que mientras yo apenas abro los ojos ellos ya tienen casi la mitad de su día realizado. Mi celular me alerta de una llamada entrante y contesto.

- ¿Diga?

- ¡___! Llama Bruno Hernández.

Su voz, había olvidado por completo las sensaciones que me hace sentir mientras lo escucho, me aferro a la silla. 

 - Ah, si, ¿qué pasa?-intento sonar despreocupada pero mis nervios están a punto de traicionarme.

 – Le he mostrado tu currículum a la gerente y está muy interesada, de echo queríamos saber si podrías comenzar a trabajar el martes de la semana que viene. - lo dice con entusiasmo, o al menos eso quiero creer. 

- ¡Claro!, ¿a qué hora me necesitan?

 – A las 5pm, no olvides traer los documentos que te pedí en la entrevista, son para darte de alta en nuestro sistema.

- Ahí estaré, gracias

- Perfecto, nos vemos entonces.

 - Si, bye.

Ha sido una llamada de apenas un minuto pero mis emociones se han vuelto un torbellino. ¿Por qué siento todo esto? Ahora que empezaré a convivir mas con él tengo que comenzar a calmarme. 

**

Es martes y estoy sentada en el comedor de la sucursal, no me han llamado y mis nervios aumentan con cada minuto que pasa. Por la puerta de acceso de empleados sale una mujer, tiene lentes y viste un uniforme ligeramente distinto al de los demás. Me mira y sonríe.

- Tú debes ser __, soy Claudia, la gerente de la sucursal.

__(tn) - Mucho gusto.- le digo al mismo tiempo que estrechamos nuestras manos.

 – Pues bien, acompáñame, te entregaré tu uniforme y pediré que te muestren la sucursal.

Ingresamos a la sucursal y varios ojos se posan sobre mí, me siento incómoda y quiero huir pero me detengo. No pasa mucho tiempo para que me ignoren y hagan lo que sea que estén haciendo. Entramos a una oficina pequeña, apenas caben un escritorio y un librero, Claudia saca un uniforme y me lo entrega. 

 – Este es tu uniforme, en un momento vendrá Karla para enseñarte el lugar y explicarte un poco sobre los procesos de preparación y limpieza. Puedes sentarte, no tardará en llegar.

Y se va. Camina a pasos agigantados mientras va gritoneando a todos los empleados, a uno lo regaña por traer el celular y a otros dos por aparentemente no hacer nada, o al menos no supe qué hacían mal. O es demasiado malhumorada o ha tenido un mal día hoy, espero que sea lo segundo.  Aún sentada en la silla, con el uniforme en mis manos me dispongo a mirar detallamdamente la sucursal. Es muy pequeña pero con mucho movimiento, los teléfonos suenan constantemente, las pizzas salen una tras otra del horno y un chico debe encontrar la manera para que no caigan al suelo. Atrás hay dos chicos esparciendo ágil los ingredientes en la masa. Mi mirada se posa de nuevo en el mostrador y miro a Paulina al borde del colapso levantando teléfonos y pidiendo a señas a las personas en el mostrador para que las espere. Las miradas malhumoradas de los clientes me inquietan, yo estaré ahí y no sé si podré soportar sus miradas acusatorias. A Paulina parecen no importarle así que podré sobrevivir. Es increíble, cuando llegué era un pueblo fantasma pero pasaron minutos y se ha atiborrado de gente. Sigo mirando y me topo con la misma chica que recibió mi currículum, se sorprende al verme y sonríe. 

¿Imposible?-  Bruno Mars (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora