Capítulo 36

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Apenas mis ojos se cruzaron con los suyos sentí como mi sangre comenzaba a hervir. De todas a ella era a la que menos esperaba ver, con la que menos quería encontrarme pero estaba ahí parada con una sonrisa de autosuficiencia y un bebé en brazos.

No podía montar una escena, no podía dejar al bebé en otro sitio para jalarle de los cabellos. Toda la ira que comenzaba a acumularse en mi cuerpo debía ser descargada en otra cosa.

Su sonrisa retadora me hacía casi bufar como toro. Bastaba con que mostrara una manta roja y me le dejaría ir encima. Sentí como la mano de Bruno se posó sobre mi hombro y la ira comenzaba a escapar de mi cuerpo. Su tacto era altamente reconfortante.

Bruno.- Dime Valeria, ¿en qué puedo ayudarte?- dijo intentando ser amable pero el enfado era notorio.

Valeria.- Quiero hablar contigo en privado.- arqueó una ceja y sonrió mostrando sus dientes con residuos de sarro. Al mirarlos giré hacia Bruno con el rostro lleno de asco, ¿cómo pudo fijarse en ella?

Bruno alzó los hombros. No tenía ni idea. Emitió un largo suspiro en total desesperación.

Bruno.- No voy a hablar contigo en privado, todo lo que quieras decirme __(tn) lo escuchará.- podía sentir como intentaba contener el enojo. Le estaba costando un trabajo tremendo.

Ella me miró con superioridad.

Valeria.- Esto es sobre nuestro hijo Bruno, ella no tiene nada que ver.-

Dolía. Cada vez que lo mencionaba sentía mil agujas cruzar mi corazón. "Nuestro", podía llorar tan sólo de escuchar la palabra.

Mis ojos se posaron instantáneamente en el bebé, no tenía cabello pero si ojos grandes y expresivos. Su nariz era idéntica a la de Valeria y me miraba con suma curiosidad. Sentí ternura, era tan sólo un niño y me parecía cruel que pasara por toda esta situación. Quizá en ese momento no tenía conciencia de su alrededor pero en un par de años, si la locura de Valeria no lograba apaciguarse entonces él sufriría todos los estragos. Era triste.

Bruno.- No es mío, ya te lo he dicho. La única manera en que voy a apoyarte será mediante una prueba.- mientras hablaba sus ojos estaban fijos en el bebé, parecía como si intentase convencerse a sí mismo que efectivamente no era suyo pero la incertidumbre lo comía por dentro. Yo estaba igual.

Valeria.- Entonces pon hora y fecha para hacerlo.- dijo con alta seguridad.

Mi temor crecía cuando la escuchaba hablar sin titubeos.

Bruno.- Te mandaré un mensaje.- su tono de voz no daba pie a bromas. Estaba enojado.

Valeria.- Lo estaré esperando.- dijo mientras le guiñaba un ojo. ¡Zorra! No tenía vergüenza.

Dio media vuelta y se fue.

Me quedé parada mirando hacia la puerta sin decir ni una palabra. Mi mirada decía mil cosas pero mi boca había decidido mantenerse cerrada.

Miguel.- Es insoportable, ¿cierto?- su voz me sacó de mis pensamientos.

__(tn).- Es difícil de tratar.-

Miguel.- Jamás me cayó bien, cuando Bruno estaba con ella ni siquiera parecía feliz y ella siempre fue muy posesiva y celosa, eso terminó por hartarlo. Cuando terminaron ella le rogó pero él ya no quiso. Curiosamente después resultó que estaba embarazada. Ese cuento no me lo creo y tampoco deberías creerlo tú.- sus brazos se apoyaban sobre el mostrador mientras miraba el televisor.

Promiscua, atrevida, entre otras palabras eran las justas para describirla. Sabía que su personalidad no encajaba para nada con la de una persona fiel pero necesitaba saberlo con certeza.

Giré pero no vi a Bruno por ningún lado.

Miguel.- Fue a la oficina, dale un momento.- dijo sin dejar de mirar el televisor.

La puerta cerrada de la oficina me gritaba que no molestara. La ansiedad pronto quiso acunarse en mi cuerpo pero no le permití la entrada. Quizá era lo que necesitaba, pensar un poco, llorar inclusive si la situación había sobrepasado los límites. No me pasaría nada si esperaba unos minutos.

Tomé un paquete de cajas y comencé a armarlo. Mi vista en ocasiones se posaba sobre la puerta de la oficina que seguía ocultándome las cosas.

Un par de clientes llegaron y funcionó para que despejara mi mente. Me había mantenido ocupada tomando las órdenes y cortando las pizzas que la ansiedad se esfumó tan pronto como había llegado.

Colgué el teléfono de la última llamada y giré para preparar la caja cuando me topé con el pecho de Bruno, firme pero al mismo tiempo con un toque de suavidad. Di un pequeño grito por el susto y el soltó una risa.

Bruno.- Estoy feo pero tengo carisma.- me lanzó una sonrisa que podía derretir el queso congelado que se encontraba en el refrigerador.

__(tn).- No eres feo, me encantas.- quise besarlo pero había gente en el comedor.

Puse el ticket en la caja de pizza y comencé a preparar las cajas pequeñas para los adicionales. Bruno se recargó sobre la mesa.

Bruno.- Hablé con un amigo que estudia derecho, él me ayudará a hacer la prueba. Quedamos que iré mañana, mientras más pronto pueda terminar esta mierda mejor.-

Estaba en lo cierto. La incertidumbre me estaba matando.

Asentí mientras dejaba los sobres de chile y kétchup en la caja.

Bruno.- Jamás volveré a dejarte sola. Nadie nos va a separar de nuevo.- sus ojos miraban mis pupilas intentando fusionarse con ellas. Le sonreí.

Nadie. El camino había sido difícil, ya sólo quedaba limpiar el desorden.

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¡Volví!, me di cuenta que llevaba una semana sin subir capítulo y me sentí altamente culpable. ¡Perdón! Fue una semana de locos. 

¿Podrá limpiarse el desorden?

¡ÚLTIMOS CAPÍTULOS!

Espero que hayan disfrutado el capítulo. No olviden votar y comentar. ¡Muchas gracias! <3

¿Imposible?-  Bruno Mars (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora