Capítulo 10

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Mis ojos se abren lentamente y una vista nublosa aparece frente a mí, vuelvo a cerrarlos al momento y muevo mi brazo hacia un costado esperando sentir su piel pero sólo el frío de la sábana envuelve mis poros. Me incorporo con pereza y mis ojos lo visualizan, está hablando por teléfono en la cochera y no se ha percatado de que me he despertado. Tiene sólo los boxers puestos, es imposible no querer comérselo luciendo así. 

- Si, lo siento papá, para la próxima te avisaré...todo está bien, los veo en la noche, debo ir a trabajar...también los quiero.- su tono de voz es un poco más bajo de lo normal. Camina de lado a lado con la mirada fija en el piso y el semblante más serio y sexy que he visto. 

Alza la mirada y nuestros ojos se encuentran. Me regala una sonrisa arrebatadora y me derrito.

-Pareces un ángel... ¿cómo amaneciste?- después de tal cumplido he amanecido bastante bien. 

Se sienta a mi lado y me da un ligero beso sobre mis labios. 

- Bien, y ¿tú?- tengo la voz ronca. Cuando doy vueltas al asunto para encontrar un motivo me ruborizo al instante. El día de ayer no fue precisamente silencioso.

- Estoy en el cielo nena.- me acaricia la mejilla mientras me mira fijamente. Sonrío y siento como los colores se me suben al rostro.

- Iré a bañarme, ¿me acompañas?- arqueo una ceja y le sonrío. Sé que no va a negarse.

- Claro.- sus hoyuelos en las mejillas se asoman mientras me regala otra sonrisa mas. 

Me levanto y sostengo la sábana para que cubra mi cuerpo desnudo. Ha visto cada centímetro de mi cuerpo pero aún siento pudor. Se para delante de mí y me mira, sus ojos bajan lentamente y me examinan. De repente tengo la urgencia de sentirlo y uno mis labios a los suyos. Siento como la sábana se desliza por mi cuerpo pero no le doy más importancia. Estoy expuesta ante él y me encanta. Me sonríe. También le encanta a él.

- Eres hermosa.-

Le tomo la mano y lo llevo conmigo hacia la ducha. 

***

  - Te quiero, te quiero, te quiero.-  mis mejillas se llenan de besos y suelto una risita como una niña pequeña.

Estamos dentro del carro en el estacionamiento de la sucursal. Es mi día de descanso pero Bruno debe ir a trabajar. No quiero, necesito tenerlo cerca de mí a todas horas pero aún estamos en zona de riesgo, nadie tiene ni la remota idea de que pasamos la noche juntos y si se llegan a enterar sería el fin. Sigue besándome y yo intento alejarlo.  

- Bruno debes irte, no quiero que llegues tarde.-

Me toma de las mejillas y me da un beso largo. 

- Está bien, nos vemos.-

Sale del carro y me lanza una sonrisa, me derrito y siento mi piel fusionarse con el asiento. Lo despido y me dirijo a casa.

**

Las voces de mis padres se escuchan lejanas, sé que están platicando animadamente en el comedor y que estoy sentada con ellos pero me siento en otro lado. No me han preguntado cómo la he pasado, nada... en realidad no es algo que me asombre puesto que no tengo una relación muy apegada a ellos. No es eso lo que me molesta, no es eso lo que me está atormentando en este momento y está distanciándome hacia a algún lugar donde reina la tristeza. Es la culpa. Estaba embelesada que no había prestado mi atención en la realidad.  El día de ayer fue increíble pero así como la luz resplandece siempre llega el momento en que se apaga. Y es que a pesar de mi felicidad el engaño sigue ahí, tengo una pareja a la que he engañado de la manera más vil y cruel que pueda existir, al menos así es como se siente. La culpa se aferra aún mas a mi cuerpo cuando recuerdo que me había pedido que no lo engañara. Le traicioné, le entregué mi cuerpo a otro hombre y ahora no sé como lidiar con mis demonios internos. ¿Cómo califica eso a mi persona? No encuentro respuesta positiva. De cualquier ángulo que lo mire es una traición y es horrible. ¿Cómo voy a cargar con la culpa? ¿Qué se supone que tengo que hacer? Cuando recuerdo a Karla la culpa se engrandece. La he traicionado a ella también. No me falta nada para que me salgan cuernos y pezuñas. Me siento terrible. 

Los demonios clavan sus garras en mi espalda y me susurran el malévolo ser humano en el que me he convertido. Exijo a mi cerebro algo de conciencia, de raciocinio pero se limita a derramar más lágrimas sobre mis mejillas. Mi vida ha sido marcada por gente que me ha traicionado y les odié, pero ahora me he convertido en ellos. No puedo seguir con esto. No puedo seguir con Raúl ni un momento más, no puedo ser tan hipócrita así que, a falta de valentía, decido recurrir a la cobardía.  Enciendo la laptop y le mando un mensaje, no me atrevo a decírselo en persona. Se que partiré su corazón, a pesar de que el último año eramos más amigos que pareja no significa que tenga que hacerle daño, sin embargo lo hice. Me acuesto en la cama y lloro hasta que siento mis ojos pesados y me es imposible dejarlos abiertos. 

***

Unas enormes ojeras adornan mis ojos, se nota que he llorado. Con un poco de maquillaje intento cubrirlas y cuando el resultado me agrada decido ponerme el uniforme. No quiero preguntas incómodas. No puedo dejar de pensar en lo de ayer y siento que me estoy volviendo loca. No he visto si Raúl me ha respondido el mensaje y no lo haré, no por el momento. ¿Cuando terminará Bruno a Karla?

Cuando ingreso a la sucursal todos me saludan como siempre, al parecer no se han dado cuenta de mis ojeras o no le han dado importancia, quizá yo también debería dejar de preocuparme por ellas.  Cuando estoy a punto de entrar a la oficina para checar mi ingreso me topo con Bruno, me sonríe pero su semblante feliz se torna serio en un santiamén. Sus ojos están fijos sobre los míos y se que no está mirando mis pupilas, sino un poco más abajo.

- ¿Estás bien?-  está preocupado. 

Cuando veo que no hay nadie cerca con una seña le indico que entremos. Pongo mi huella en el reloj checador y me giro hacia él, emito un suspiro, su rostro sigue desconcertado y no sé cómo empezar. 

- ¿Te lastimé?, perdón, creo que fui demasiado brusco ayer.- sus manos frotan mis brazos delicadamente. Su tacto me relaja pero no puedo quedarme con ninguna emoción dentro.

¿Brusco?, ¡por Dios, no!, fue fantástico.

- No es eso...Bruno, ¿no te has dado cuenta?-

- ¿De qué?- parece no entender ni una palabra.

- Hemos engañado a nuestras parejas.-

- Ah, eso...- me asombra que no le haya pasado por la cabeza.

- ¿Acaso no sientes culpa?

- Claro que sí.-

- Terminé a Raúl ayer, no pude hacerlo en persona ni por llamada, lo hice por mensaje, soy una cobarde.-

- No lo eres, sería peor si no lo hubieras terminado. Yo hoy terminaré a Karla.- a decir de su mirada está preocupado, y un tanto nervioso.

Lo miro fijamente. Quiero abrazarlo, besarlo y decirle que estaremos juntos a pesar de todo. 

- Siento interrumpirlos pero debo ingresar mi hermosa huella en ese reloj checador. A un lado.- me da un ligero aventón y cuando quiero reprimirlo veo que intenta retener una sonrisa. Mi enfado se esfuma. 

Salgo de la oficina. Karla viene entrando con una amplia sonrisa en el rostro. No puedo mirarla sin sentir culpa. El día está siendo agotador y aún no ha iniciado la jornada. La veo ingresar a la oficina y extender sus brazos hacia Bruno.  La bomba no tarda en explotar.


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Karla ha llegado muy feliz a ver a su novio, ¿cómo reaccionará cuando la termine?

¡Muchas gracias a mis lectoras, gracias por sus votos y comentarios!

Esto se va a poner bueno :D

Besos <3

¿Imposible?-  Bruno Mars (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora