Capítulo 17

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¡Hola a todas!, pues con la lamentable noticia de que ayer mi gata de 9 años falleció, su corazoncito ya no aguanto mas tiempo y se detuvo. Todavía me siento triste y rara, ya le lloré pero como que mi cuerpo la necesita y no se hace la idea. Pude escribir varios capítulos para dispersar mi mente y no recordarla y llorar :(

Como les había prometido les traigo un maratón de 3 capítulos.

Este primer capítulo va dedicado para @cosara_Rara,muchas gracias por todos tus votos, sigue votando y comentando por favor.

Espero disfruten. Voten y comenten ;)

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Después de media hora la puerta se abrió, mi corazón latía con fuerza pues no sabía que se avecinaba, ¿despedirían a Bruno?, ¿a mí?, ¿nos cambiarían de sucursal? Todas mis preocupaciones se esfumaron cuando vi que los tres salían sonrientes, Karla tenía su bolso colgando del brazo por lo tanto ya se iba y Rafael cargaba su maletín. Bruno les estrechó la mano en señal de despedida, Rafael se acercó a mí y me estrechó la mano tras despedirse. Ambos salieron de la tienda como si nada hubiese pasado. Miré a Bruno con desconcierto. Se acercó a mí mientras me mostraba una sonrisa que me estremecía.

Bruno.- Cada que me miras así me siento feo, deberías verte la cara de susto que tienes nena.-

__(tn).- ¡Obvio estoy asustada!, ¿qué pasó?-

Bruno.- Unos problemas con los inventarios, el tema de nuestra relación no se tocó para nada.-

Respiré aliviada.

__(tn).- Juro que estaba a punto de llorar, cuando vi que Karla me sonreía antes que entraran pensé que le contaría sobre lo de nosotros.-

Bruno.- Tranquila, ese tema lo tengo arreglado.- me besó.

Bruno.- Mis padres quieren conocerte.- soltó.

__(tn).- ¿Cuándo?- dije mientras le depositaba besos por toda la cara.

Bruno.- Hoy por la noche.-

__(tn).- ¡¿Qué?! Bruno no traigo ropa y mi uniforme está lleno de fécula, no estoy maquillada y mucho menos peinada.-

Bruno.- ¿Y eso qué?, ellos no se fijan en eso hermosa, lo importante es como seas aquí.- dijo señalando con su dedo a mi corazón.

Después de que me imploró accedí, me daba mucha vergüenza que me vieran tan desarreglada pero no había tiempo de ir a casa a cambiarme, sin contar que si mi padre se enteraba a dónde iba y sobre todo con quien seguro me ataría para no dejarme salir.

En menos de lo que pensé estaba manejando rumbo a su casa, no había tenido tiempo de venir a conocerla, me gustaba ir a paso lento conociendo a mi hombre. A mi Bruno.

Llegamos a un coto, el vigilante, un señor sexagenario, pidió que le entregara una credencial de identificación y nos dejó pasar. Todas las casas tenían el mismo diseño, la misma gente les ponía de su toque para que resaltaran un poco distintas entre cada una. Eran muy pequeñas pero acogedoras. Bruno me indicó que me estacionara metros adelante. Paré fuera de una casa pintada de un color rosa pálido, la pintura en algunas partes se había caído, arriba de la puerta un foco sucio alumbraba tenuemente la entrada. Tenía un jardín con plantas que parecían haber crecido por su cuenta en algún temporal de lluvias. Dos bicicletas desarmadas y oxidadas se encontraban debajo de la ventana. Tenía cochera pero no había nada de herrería. Se veía una casa humilde.

¿Imposible?-  Bruno Mars (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora