Capítulo 34

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** Recomiendo poner en marcha el video mientras leen el capítulo :)**

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 Sentí una suave caricia recorrer mi mano. Lentamente abrí los ojos y una luz blanca e intensa me hizo cerrarlos de nuevo. ¿En dónde estaba? Un terrible dolor de cabeza hizo que me llevara ambas manos a la cabeza intentando apaciguar la sensación punzante que sentía mi cerebro. Emití un gemido de dolor y abrí los ojos de nuevo lentamente, al principio todo era borroso pero después comencé a tomarle forma a las cosas. Lo primero que miré fue el techo de una habitación y un foco que irradiaba luz blanca incandescente, giré hacia la izquierda y miré un aparato que parpadeaba y del cual varios tubos de plástico salían y se dirigían a una bolsa llena de un líquido transparente, al mirar al frente vi una puerta, giré hacia la derecha y vi el rostro de mi madre con los ojos totalmente abiertos en completo asombro. Mis ojos después se unieron a los de mi padre que me miraba con la misma sorpresa que mi madre.

TM.- ¡Hija!, ¡has despertado!- dijo casi gritando y se abalanzó para abrazarme como jamás lo había hecho en toda mi vida.

Mi padre, parado y sin decir palabra alguna bajó la mirada y se metió las manos a los bolsillos del pantalón, se veía avergonzado pero ¿por qué había de estarlo? Me miró de nuevo y sus ojos comenzaron a derramar un par de lágrimas. Jamás había visto a mi padre llorar, en mi vida se había mostrado tan vulnerable y débil.

Mi madre me miró y me acarició el rostro con suma ternura. Después vi como mi padre posaba su mano encima de la mía que se veía hinchada por el suero que habían ingresado por mis venas.

TP.- Lo siento tanto.- sus ojos clavados en los míos mostraban absoluto arrepentimiento pero yo seguía sin comprender nada.

Giré mi cabeza y cerré los ojos intentando encontrarle el sentido a las cosas. Poco a poco fui recordando, las pastillas y la completa obscuridad que me envolvió en un segundo. Había intentado quitarme la vida y de alguna manera habían logrado salvarme. Eran treinta, las conté varias veces, ¿cómo pude librarme de esa?

Abrí los ojos, mis padres me miraban esperando ansiosos poder escucharme decir algo, lo que fuera, aunque sea un gemido pero yo estaba muda, no había manera de que alguna palabra fuese a salir de mi boca, simplemente no sabía que decir. Mi padre se sentó en la silla que estaba a un costado de la cama y con sus manos apretó la mía con suavidad.

TP.- He sido el peor padre, no te he educado como debería, al contrario, sólo te he lastimado. No tienes idea de lo arrepentido que me siento. Me has dado el susto de mi vida al verte tirada en tu cuarto. Cuando los paramédicos dijeron que no podían hacer nada más sentí como el mundo se caía encima de mí. Perdóname, por favor.- su voz totalmente quebrada, sus ojos acuosos y suplicantes por un perdón. Yo aún seguía sin poder hablar.

Los paramédicos al parecer habían perdido la lucha pero ¿cómo es que yo seguía aquí? O acaso seguía muerta y este sólo era un momento para despedirme y decir adiós antes de partir al lugar que me esperaba. No entendía nada.

TM.- Estás viva de milagro, hija. Cuando te vi tirada en el piso, te veías tan pálida y tenías los labios morados, me asusté como nunca. Llamé a los paramédicos e intentaron resucitarte pero uno de ellos negó con la cabeza y me miró, entonces me derrumbé por completo, vi cómo te ponían la sábana encima pero en eso moviste tu mano. Te subieron enseguida a la camilla y te trajeron al hospital. Estábamos tan asustados.- los ojos de mi madre derramaban lágrimas sin parar.

__(tn).- ¿Cómo abriste?- dije casi en un susurro. Mis padres me miraron extrañados.

Estaba segura que había puesto el seguro a la puerta.

¿Imposible?-  Bruno Mars (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora