Desde al altercado en la oficina Bruno y yo decidimos mantenernos lo más distantes que fuera posible. Pero hoy es uno de esos días que lo necesito tanto. Me siento triste y necesito, casi desesperadamente, hablar con él. Odio mi ansiedad, odio levantarme en las mañanas con miedo e incertidumbre. Tengo frecuentes crisis existenciales que sólo hacen que me acurreque y no deje de llorar. Lo necesito. Abro el Facebook y respiro aliviada mientras veo el punto verde junto a su foto de perfil. Me limpio las lágrimas, como si temiera que fuera a verme y comienzo a escribir.
- Hola Bruno, ¿tienes un momento?- doy gracias a Dios que no puede verme. Soy ese tipo de personas que puede soportar las lágrimas hasta que le preguntas cómo se siente. Es la frase necesaria para que mis ojos derrochen lágrimas tal cual cataratas. Y odio que me vean llorar.
- Claro, ¿problemas de nuevo?-
Con un emoticón de carita triste le hago ver que está en lo correcto.
- Tranquila, dime, ¿qué pasa?-
- Necesito contártelo en persona, ¿puedo ir a la sucursal?
- Llega a las 7pm, ya que Karla y Claudia se hayan ido.-
- Gracias, ahí estaré.-
La regla de mantenernos alejados tendrá que romperse el día de hoy. Aunque sólo quiero platicar me siento culpable, y más me siento cuando Raúl me saluda. Ya no es como antes, que al mirar el punto verde inmediatamente me saludaba y me decía cuánto me amaba. Ahora sólo es un hola. Le contesto el saludo pero no escribe más. Pasaron veinte minutos y la ventana de conversación seguía en blanco así que me desconecté.
Voy rumbo a la sucursal y mis manos tiemblan sobre el volante. He aparcado y espero ansiosamente ver salir a Karla y Claudia para correr hacia la entrada. Las veo salir, platican como amigas de toda la vida, se dan un beso y cada una toma un rumbo diferente. Salgo y corro hacia la puerta , al entrar Iván me mira extrañado pero segundos después vuelve a fijar su mirada en el celular. Entro a la oficina y veo su espalda, sus dedos ágiles responden correos y no se ha percatado de que he llegado.
- Hola.- digo casi susurrando para no asustarlo.
Voltea y me sonríe.
Hola.- me muestra sus dos perfectos hoyuelos que adornan graciosamente sus mejillas.
Me siento en el escritorio y suspiro. Siento como mis ojos arden intentando retener las lágrimas que golpean desesperadas mis párpados. Están impacientes pero no les dejo salir. Pensé que sería fácil, que sería sólo hablar pero ha resultado mucho más complicado de lo que imaginaba.
- ¿Dónde están todos?- pregunto mirando hacia el horno y distrayendo a mi mente.
- No hay trabajo así que los mandé a volantear.- me mira. Sus ojos me dicen lo que ya sé, sabe que estoy sufriendo y que, de un momento a otro, las lágrimas saldrán disparadas.
- Dime, ¿por qué estás tan triste?-
Miro el suelo y empiezo a jugar con mis dedos. Intento desesperadamente hacerme la fuerte pero soy un manojo de emociones que está a punto de explotar. No sé cuánto mas resistiré.
- La vida siempre ha sido muy difícil para mí, no tuve la mejor infancia, desde niña recuerdo frecuentemente sentirme triste por cualquier cosa, era una niña Bruno, debía estar jugando no sentada en una esquina llorando. Conforme fui creciendo empecé a tolerar un poco mas las cosas pero la ansiedad seguía, ahora con lo de mi documental empiezo a estresarme y no sé qué hacer, me bloqueo y generalmente cuando sucede esto es cuando me dan esos malditos ataques de ansiedad, no sé cómo enfrentarlo.- digo lo más rápido posible.
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¿Imposible?- Bruno Mars (En edición)
FanfictionSe conocieron en un restaurante de pizzas. Dos vidas que se unirán imprevistamente y bajo miles de circunstancias que harán hasta lo imposible por separarlos. El destino ¿los unirá? o ¿terminará por destruirlos?