Perfume

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Realmente se había dicho que a pesar de todo no iba a volver a ese parque pero lo había hecho, ya era la tarde y tenía hambre, además de frío

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Realmente se había dicho que a pesar de todo no iba a volver a ese parque pero lo había hecho, ya era la tarde y tenía hambre, además de frío. Necesitaba un cambio de ropa y robar era cruzar una línea de moralidad que no quería cruzar.
Podía estar perdido, algo sucio y desesperado, pero no era un ladrón.
Tal vez ese chico con el cual se había topado al despertar era un traficante de personas pero podía agarrar ropa y salir corriendo, era fuerte y tenía una buena mordida, podría liberarse de tres personas.
¿No sería eso también robar?
Gruñó al sentir su estomago sonar interrumpiendo sus pensamientos.
Que maldito traidor ¿No podía mantenerse sin hacer ruido? ¡Había comido en la mañana!
Suspiró cansado apoyando su espalda en el respaldo, llevando su mirada hacia arriba aunque sintiera dolor en el cuello. Cerró los ojos mientras respiraba profundo y trataba de concentrarse en el olor a pasto que era lo que no había cambiado del futuro al pasado.
—¿Alguna vez fuiste abusado sexualmente?— el psicólogo lo miraba de manera condesciente, aún sonriendo con suavidad teniendo la libreta en su mano.  
—No— el de cabellos negros se cruzó de brazos alzando su mirada, mirando de manera neutral hacia el omega mayor pero hablando sinceramente.
—¿Alguna vez un alfa trató de obligarte a hacer algo contra tu voluntad con “la” voz?— acomodó sus lentes pero luego se los quitó dejándolos en el apoya brazos del sillón, mirando al menor directamente para parecer más confiable sin quitar su sonrisa, dejando que un olor dulce que ayudaba a tranquilizar se filtrara en el ambiente.
—No, nunca— se apoyó en el respaldo balanceando su piernas tratando de parecer indiferente.
—¿Alguno de tus conocidos sufrió abuso sexual por parte de un alfa?—
—No— no le agradaba que usara su olor para tranquilizarlo como haría una madre con su hijo pero tenía que admitir que si se quejaba podían cambiarlo de psicólogo y ya había avanzado demasiado con este como para empezar de cero. 
—¿Sentiste algún rechazo excesivo hacia algún alfa alguna vez?—
—No, varias veces me eran indiferentes y a veces... algunos tenían un aroma atrayente. Pero nunca sentí un rechazo fuerte hacia alguno—
—Dime, entonces ¿Qué haces aquí?—
No le gusto el tono que usó, como que si no lo supiera, pero no pudo enojarse por ello.
—Rechacé a un alfa a mitad de mi celo—
Abrió los ojos suspirando con fuerza, haciendo una mueca al sentir ese olor conocido.
—Parece que al final no encontraste donde quedarte— frunció el ceño ladeando la cabeza para mirar a Elías quien sonreía orgulloso —Hubiera preferido que volvieras a tu casa, pero bueno.— dijo antes de extender un paquete de papas fritas, Nico trató de verse imperturbable pero agarró el paquete levantándose mientras empezaba a comer.
Era vergonzoso, era la segunda vez en el día donde el moreno le daba de comer.
—Necesito bañarme y un cambio de ropa, apesto...— murmuró luego de haber tragado el primer puñado de papas para luego agarrar más, estaban bastante saladas pero para el hambre no hay pan duro.
–Sigues oliendo a perfume ¿Sabes? — habló divertido.
El omega frunció el ceño enojado e iba a gritarle que eso no era un perfume si no su olor común cuando recordó que estaba rodeado de betas, para tratar de tranquilizarse volvió a comer otro puñado.
—Solo guiame y ya— trató de cambiar de tema y  de bajar el nivel de su aroma pero sin poder hacerlo, se sentía sucio. Apenas había podido limpiarse la sangre con agua de una fuente de otra plaza, podría haber lavado su playera pero tenía frío.
—Esta bien, vamos por aquí Er- ¡Nicolás!— se corrigió a último minutos sonriendo con algo de nerviosismo antes de darle un pequeño toque en el hombro para empezar a caminar, el de cabellos negros lo miró confundido pero empezó a seguirlo —Hace algo de frío ahora que es tarde—
—Si no me lo decías, no me daba cuenta...—  el omega estuvo a punto de poner los ojos en blanco pero se contuvo, pero dejó salir una sonrisa de burla.
—¡Que malo eres!— Elías dejó escapar una risa antes de quitarse la campera poniéndola sobre los hombros del más bajo, sobresaltándolo un poco. Nico lo miró por unos segundos pero luego se puso bien la campera mientras lo seguía, aún le parecía extraño que el chico que parecía universitario le hubiera ofrecido su departamento para bañarse y cambiarse, pero tal vez solo era una buena persona.
Volvió a meterse más papas a la boca mientras trataba de mantenerse callado.
Pfff, ¿Buena persona? ¿En pleno siglo XXI?
Era gracioso incluso pensarlo.
Recordaba lo que había estudiado de esa gente, eran realmente primitivos y existían muchas cosas malas que en su tiempo ya no existían.
Además ¿No fue en el siglo XXI donde una plaga extraña, que se creía que se había hecho en los laboratorios, mató a la mitad de la población? Luego los sobrevivientes evolucionaron en dos géneros más, en “alfas” y “omegas”, pero luego los betas terminaron por extinguirse.
Agitó su cabeza tratando de deshacerse de esos pensamientos.
Sintió que el otro lo jalaba un poco del brazo así que salió de sus pensamientos centrándose en el otro.
—¿Qué sucede?—  arqueó la ceja confundido.
—Ya casi llegamos— el moreno sonrió mientras señalaba la entrada de un edificio, Nicolás parpadeó. Debía acostumbrarse a que todo fuera tan primitivo aquí, por suerte los edificios del futuro no eran tan distintos a los de ese tiempo pero seguía siendo raro. 
Siguió a Elías cuando entraron dando un suspiro al sentir que el interior estaba cálido, luego lo siguió mientras subían las escaleras, en total contó que subieron tres pisos. Llegaron a un pasillo y el moreno siguió caminando hasta detenerse en una puerta con un número la cual abrió.
Nicolás se esperaba un lugar pequeño pero se sorprendió ante el lugar que había, apenas cruzaba la puerta estaba la sala de estar/ comedor y luego estaba la cocina, se veía un pasillo también que seguramente llevaba hacia el baño y a alguna habitación.
—El baño esta al fondo, puedes bañarte... ahora te busco ropa... la de mi hermano te quedará— el castaño sonrió mientras guardaba las llaves y el omega miró a su alrededor prestando más atención a los detalles, las paredes eran celestes y había algunos muebles. Notó una foto más o menos grande donde estaba Elías y un chico muy parecido a este pero obviamente más joven.
—¿Quién es él?— preguntó señalando hacia la fotografía, el castaño la miró y sonrió, el menor pudo notar algo de nostalgia en sus gestos.
—Se llama Erick, es mi hermano pequeño. De él es la segunda habitación...— explicó antes de adentrarse al pasillo, Nicolás lo siguió pero prefirió no entrar a la habitación cuando el otro lo hizo, se quitó la campera que se le había dado y la dejó sobre un sillón, el paquete ya vacío lo dejó sobre la mesa al no poder divisar un basurero.
Arqueó la ceja al verlo salir con ropa que dejó en sus brazos, cuando esta pasó a sus brazos la examinó con cuidado y luego volteó a mirar al beta.
—¿No le molestara que use su ropa?—  la ropa tenía olor a jabón así que suponía que había sido lavada hace poco.
—No, él solo se pasa aquí las vacaciones de verano, ahora mismo está en la casa de mis padres...—   explicó moviendo su mano y quitando la importancia al asunto —¡Ahora ve a bañarte! Yo prepararé algo de comer—
El omega miró por donde el otro se había ido y luego miró a la puerta del baño.
Tenía aún desconfianza pero si ese hombre trataba algo iba a escapar, ahora mismo no tenía más opción que confiar en él si quería estar limpio y alimentarse.
Suspiró y abrió la puerta.
Solo esperaba que las duchas del pasado fueran tan fáciles de usar como las del futuro.
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Perdidos En El Pasado (Omega) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora