Capitulo 20: Volviendo solos.

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Habían entrado a varias tiendas y ya tenían al menos un pantalón para cada uno y una camiseta, en ese momento estaban buscando medias y ropa interior en una tienda bastante grande, había varias fotos en tamaño grande de actores luciendo las prenda...

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Habían entrado a varias tiendas y ya tenían al menos un pantalón para cada uno y una camiseta, en ese momento estaban buscando medias y ropa interior en una tienda bastante grande, había varias fotos en tamaño grande de actores luciendo las prendas y estaba bien iluminado.
—Mientras esté en buen precio, todo está bien.— habló Elías mientras metía algunos pares de medias a la canasta.
—Importa el color también, yo suelo solo andar en boxers... ya que no me dejan andar desnudo en casa.— se quejó algo divertido el rubio para luego agarrar un boxers negro y otro rojo, metiéndolo a la canasta del moreno.
—No puedes andar desnudo en la casa porque nos incomodas...— sonrió divertido el mayor negando con la cabeza.
—¡Pero todos somos hombres!—rodó los ojos cruzándose de brazos para luego mirar hacia el lugar donde Nico y el pelirrojo se encontraban, ambos estaban un poco alejados de ellos mirando algo que seguramente llamo la atención del menor.
Tal vez la constante presencia del de cabellos negros evitaba que el menor se desanimara, puesto a que se estaba comportando como una madre.
—¿Tu no entiendes el concepto de “pudor”, no?— la respuesta del moreno lo hizo sonreír antes de volver a mirarlo, se acercó a él acariciando su mejilla con su mano cambiando su sonrisa a una coqueta.
—¿Quieres enseñármelo?— se pegó un poco más a él, sonriendo divertido para su interior al ver al más alto sonrojarse. Sin ningún reclamo dejó que lo apartara antes de lanzar una carcajada.
—No deberías hacer esto en una tienda...— Elías miró hacia otro lado pasando su mano por su nuca sintiéndose algo nervioso, el rubio sonreía aún y le pico el hombro.
—Es que reaccionas divertido...— no pudo evitar decir sincero cruzándose de brazos haciendo al mayor rodar los ojos.
—Eres un tonto...— reclamó suave mirando hacia otro lado.
—Y tu te pones rojo como tomate...— se burló. Elías lo miró por unos segundos antes de mirar hacia los otros dos omegas sin saber que decir.
Aún tenía que hablar con ellos respecto al tema, no había recibido noticias de Evan esos días y se preguntaba donde estaría ¿Les estaba dando tiempo para pensar? Él no quería obligar a sus nuevos amigos a hacer algo que no querían pero también estaba esa parte de él que estaba totalmente incrédula de que no quisieran ayudar.
De pronto por la vidriera vio pasar a Violeta junto otros dos chicos, uno de su misma altura y otro un poco más alto que ella. Se removió incomodo y le dio la espalda a la vidriera pidiendo al cielo que no lo vieran.
—¿Qué sucede?— Blake notó el movimiento brusco y miró curioso hacia afuera, era la chica que los había acusado como secuestradores pero no le tenía rencor. Cualquier buen amigo seguramente hubiera hecho lo que ella hizo.
—¿Crees que podamos comprar esto...?— Nico movió su mano con una prenda en ella, el moreno lo miró nervioso y asintió ofreciéndole que lo pusiera en la canasta, el menor sonrió dejando la ropa ahí.
—¡Elías!— el nombrado sintió un escalofrío correr por su espalda y se dio vuelta para mirar al trío.
—¡Hola, amigos!— trató de sonar animado mientras de manera disimulada le pasaba la canasta al más bajo el cual entendió la indirecta y la agarró. Elías sabía que estaba siendo un mal agradecido con sus amigos, estos días ni los había visto... pero debía encargarse de esos tres omegas del futuro ¡No tenía demasiado tiempo!
—No te vimos por varios días...— dijo el que era casi de su altura.
—Bueno... estuve un poco ocupado— se revolvió el pelo algo nervioso antes de mirar de reojo a los omegas quienes ahora se encontraban algo alejados haciéndose los que miraban algo pero él ya sabía que podían escucharlos lo más bien desde ahí.
—¿Aún sigues con ellos?— Violeta frunció el ceño mirando a los tres chicos que les daban la espalda mirando algunas medias, aún no entendía que llevaba a Elías a hacerse cargo de esos chicos ¡Ellos no eran mascotas, por dios!
—¿Quién es la chica rubia?— el más alto de sus amigos le preguntó mientras rodeaba sus hombros con su brazo, el moreno sonrió divertido pero se removió alejándose del abrazo.
—Es un chico, solo lo lleva largo.— habló tratando de contener la risa.
—¡Ah! Parece una chica de espaldas...— dejó escapar una risa.
—No todo lo que tiene pelo largo es una chica.— rodó los ojos la joven negando con la cabeza.
—Lo sabemos Vio, pero...— trató de contradecirla sin disminuir su sonrisa.
—Ya, dejemos de conversar de cosas triviales— cortó el que hasta ese momento no había hablado, haciendo un gesto aburrido para luego sonreírle a Elías —¿Qué tal si damos un paseo los cuatro juntos? Si quieres puedes traer a tus nuevos amigos...— Marcos lo miró algo insistente mientras hablaba haciendo que se sintiera un poco incomodo.
No quería que sus amigos se mezclaran con los chicos del futuro, podrían notar que había algo extraño en ellos o harían demasiadas preguntas cuando los omegas volvieran a su tiempo ¿Y que les iba a decir?
Si ni siquiera Violeta le creyó.
—Miren, chicos... yo lo siento. Saldremos otro día solo los cuatro ¿Si?— sonrió lo mejor que pudo ante la señal de decepción del rostro de sus amigos, miró hacia otro lado revolviéndose el pelo de nuevo.
—¡Oh, vamos! Dales el dinero y la llave de tu casa para que vuelvan, y nosotros damos una vuelta— está vez fue Carlos quien insistió.
—No creo que sea necesario entregarles la llave...— desconcordó la chica pero luego sonrió —Pero si tu confías en ellos puedes hacerlo, pero ven con nosotros...— trató de arreglar su comentario, tratando de no sonar tan “agua fiestas”.
—¡Hace rato que no salimos!— volvió a presionar Marcos, los tres miraban como cachorros al moreno el cual dejó escapar una sonrisa nerviosa.
—Esta bien... esperen afuera ¿Si? Pago y les dejo la llave... y luego salgo con ustedes— cedió sintiendo como la sonrisa se le contagiaba al verla en el rostro de sus amigos, los tres asintieron antes de caminar hacia la salida del local. Elías dio un suspiro y caminó hacia los omegas quienes lo miraron.
—¿Saben volver?— preguntó con una sonrisa de disculpa.
—Nop— negó con la cabeza el rubio y el pelirrojo también hizo el mismo gesto.
—Yo si— dijo enseguida Nico sonriendo en comprensión —Ve tranquilo, yo los cuido...— habló seguro cruzándose de brazos.
—¡Yo soy mayor que tu!— se quejó en broma Blake sonriendo ampliamente.
—¡Yo soy más maduro!— reclamó el de cabellos negros rodando los ojos.
—No peleen— el moreno trató de contener la risa mientras caminaba a la caja a pagar, miró de reojo al pelirrojo quien estaba callado de nuevo mirando el lugar con curiosidad.
Una vez que tuvo todo pagado les dio las bolsas a ellos junto con la llave.
—Vayan directo a la casa ¿Si? Y pueden comer algo, tengan cuidado...— dijo nervioso —Sobre todo en la calle, miren para los costados y...—
—No somos niños, bueno... exceptuando al enano. Pero sabemos cruzar una calle— cortó sonriendo divertido el rubio mirando hacia el moreno algo extrañado. Elías dio una respiración honda antes de asentir.
—Todo estará bien, ve con tus amigos— Nico le sonrió de lado y el moreno asintió.
—Hasta luego...— habló nervioso aún, aunque tratando de parecer lo más normal posible.
Debían tener mucho cuidado al cruzar la calle... ¿Qué tal si él no estaba y...? No, no debía pensar en esas cosas. Ellos estarían, Erick estaría b-... Nicolás estaría bien.
—Adiós...— dijeron los tres al mismo tiempo al verlo alejarse, se dividieron las bolsas para llevar cada uno la misma cantidad y después esperaron unos minutos para que Elías pudiera alejarse con sus amigos.
Mientras tanto cerca de la puerta del centro comercial un chico se detenía jadeando con fuerza por la carrera, con las mejillas algo sonrojadas y sintiendo sus sentidos mareados ante tantos olores nuevos, pero debía seguir el conocido. Su cabello era negro y estaba peinado de costado, su complexión era notoriamente fuerte y sus ojos eran de un azul muy oscuro casi negro.
Miró hacia dentro del centro comercial aspirando con fuerza de nuevo sonriendo al encontrar esos aromas que se le hacían conocidos, estaba por caminar hacia dentro cuando alguien agarró su muñeca. Gruñó y estaba a punto de darle un golpe cuando un ligero olor le llegó a la nariz.
—No entres ahí— Evan gruñó luego de haberlo arrastrado a una zona vacía, lo miró sin soltarlo, estaba vestido con sus típicos trajes y se veía como que si hubiera llegando corriendo. Lo cual había sucedido, al notar que cierta persona se acercaba a donde estaban los otros tres omegas había tenido que prácticamente saltar del auto.
—¿Y eso porque?— el chico arqueó la ceja tratando de soltarse del agarre del omega aunque se sorprendió al no poder hacerlo a la primer, gruñó haciendo más fuerza pero fue Evan quien lo soltó dejando que liberara su mano.
—Porque no ¿Qué hace alguien como tu en un principio?— frunció el ceño entre la molestia y la confusión, acomodando sus lentes. El más joven lo miró algo curioso sobre todo al notar que era de su misma altura.
—Te ves muy fuerte y alto para ser un omega.— dijo burlón mientras sonreía de lado. El de cabellos negros frunció el ceño y chasqueó los dedos, el chico lo miró confundido pero de pronto alguien que estaba atrás de él le tapo la boca con un pañuelo que tenía un olor extraño que lo hizo dormirse al instante.
—Llévenlo al auto...— masajeó su sien aún sin creer que había ocurrido, los dos hombre asintieron antes de cargar al joven.
—¿Por qué estamos secuestrando a este?— Rachel se quejó frunciendo el ceño al ver al chico de cabello negro desmayado.
—Solo obedezcan...— casi ladró enojado y luego miró hacia la entrada del centro comercial, el de cabellos negros, el pelirrojo y el rubio parecían estar hablando de forma animada.
¿Donde rayos estaba Elías?
¿Había hablado con ellos?
No importaba, ya no podía esperar demasiado. Iba a tener que convencerlos él mismo.
Subió al auto y miró de reojo al chico dormido en los asientos traseros, hizo una mueca antes de mandar un mensaje para que Rachel y sus ayudantes volvieran.
Miró de nuevo hacia los omegas y arrancó, si tomaba un atajo llegaría antes que ellos al departamento y podría hablar directamente.
Pero... ¿Qué hacía con el chico desmayado que estaba en su auto?
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Perdidos En El Pasado (Omega) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora