La verdad sobre Erick

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—¿Mentas?— Isaac arqueó una ceja algo curioso ante el apodo, el rubio asintió sonriendo ampliamente.
—Tu olor es como la menta ¡Me agrada!— explicó Blake sonriendo aún y moviendo su mano en un ademán.
—Pues... ¡Gracias!— sonrió el chico bastante divertido y algo alagado.
—Solo entremos a hablar del tema por el cual estamos todos aquí.— habló Nicolás de mal humor mientras se cruzaba de brazos, Elías sonrió algo nervioso dando un pequeño asentimiento como saludo para luego dirigirse a la puerta y abrirla.
El de cabellos negros entró al departamento apurado una vez que el mayor lo abrió, siendo seguido por el pelirrojo quien estaba algo asustado por la presencia de Isaac. El beta esperó hasta que el rubio entrara para darse vuelta y mirar hacia los otros dos.
—Están todos demasiado tensos— admitió el moreno para el adulto quien solo asintió acomodando sus lentes.
—No te preocupes— Evan sonrió con cierta suavidad antes de entrar evitando que el alfa entrara antes que él, normalmente debería ser al revés por su condición de omega pero él era el líder de la misión y, aunque Isaac era un alfa, nadie le iba a quitar su puesto.
Elías suspiró pensando que todos estaban demasiado callados, se sentó en la silla que quedaba entre medio de Blake y Nicolás para poder controlar a ambos si alzaban demasiado la voz, de Angelo no se preocupaba porque el niño estaba más para escuchar. Los cuatro quedaron sentados de un lado de la mesa y Evan junto con Isaac del otro, el mayor parecía estar pensando como empezar.
—Mis investigadores encontraron el laboratorio.
Es un edificio pero en el sótano hay grandes laboratorios donde se está estimulando el crecimiento de este microorganismo.
Provoca una enfermedad que es de fácil transmisión y mata a la persona luego de una semana, por los datos que tenemos el primer brote de lo que se llamó de manera más popular “la peste roja” fue en agosto de este año.
Aún estamos a algunos meses pero se cree que... estuvieron probándola en seres humanos y no fue tan transmitible como querían.
¿Por qué la crearon? Con el pretexto de la sobrepoblación, pero en nuestro tiempo tenemos el problema de que cada vez hay menos población así que debemos evitar que esto suceda y así la humanidad podría seguir su curso normal.
La misión sería entrar al edificio, debemos activar la alarma de incendio en lo cual tendremos apoyo de mis hombres pero entrar al laboratorio solo lo haremos nosotros— miró hacia Elías —Tu si quieres acompañarlos solo podrás entrar al área de administración, no podemos arriesgarnos que vayas más allá de esa barrera y te contagies.
Dos de ustedes deberán ir al área de administración y quemar los papeles. Todo lo que haya ahí. —  miró hacia Angelo como dando por supuesto que sería él quien acompañara a Elías en esa parte —   Los otros dos deberían ir a la parte tecnológica del laboratorio y abrir las puertas.
Yo e Isaac iremos a la sala donde hacen reproducirse este microorganismo el cual tiene una debilidad: no soporta las atmósferas sin oxigeno y solo de nitrógeno. Debemos activar ese mecanismo que se hace de forma manual.— trató de explicar lo más pausado y mejor posible. 
—Por como lo cuenta se escucha fácil ¿Por qué nos necesitas? Tienes a todos “tus hombres”— Nicolás hizo las comillas con los dedos frunciendo la nariz, sintiendo que su estomago se revolvía así que acarició levemente el brazo del pelirrojo.
Que fuera un niño lo calmaba ya que su omega instintivo sabía que debía guardar la calma para proteger al “cachorro”.
—Porque si nos descubren podrían liberar el microorganismo y ahí entran los que están en la sala de control. Deberían cerrar las puertas que dan a la administración y al edificio, empezando una esterilización del lugar. Aunque ahí de todas formas tendríamos que activar primero la manual de la salas de cultivo y luego la general para el lugar. 
Todo es fácil si no nos descubren pero si lo hacen estaremos en problemas y somos los únicos a los cuales no nos afecta la enfermedad y tampoco somos transporte para él— Evan volvió a acomodar sus lentes, siempre lo hacía por reflejo más que porque necesitaba hacerlo.
—¿Y cómo volveremos al futuro?— Blake se cruzó de brazos algo aburrido, apoyándose en el respaldo de la silla. Evan dejó escapar un suspiro pero sabía que la única razón por la que lo estaban ayudando era porque creían que había una forma de volver a 2418.
—Ellos... los que nos enviaron creen que dentro de la sala de cultivos también... hay una especie de maquina que sola no sirve pero ellos pueden enlazarse con ella, haciendo un portal en el tiempo y así pudiendo volver al futuro— habló en tono más neutro aunque tratando de sonar lo más seguro posible.
—Pero el futuro ya no sería igual— habló de pronto Isaac ladeando la cabeza haciendo que todos lo miraran —Es decir, estamos cambiando el pasado. Ya no habrá ni alfas ni omegas y... si no hay poca población los científicos no habrían investigado como ir al pasado por lo tanto el portal en el tiempo sería inexistente... Tal vez incluso olviden que nos mandaron al pasado porque “no lo hicieron”— explicó moviendo sus manos tratando de darse a entender.
Evan quería matarlo pero se obligó a sonreír levemente.
—La evolución será gradual y en cuatrocientos años habrá omegas y alfas— forzaba las palabras al hablar sin saber realmente como responder a eso.
¿Por que Isaac no lo había preguntado antes de entrar?
—Crearían como... otra línea temporal— murmuró Elías pasándose la mano por el mentón pensando que tenía lógica.
—Entonces... si cambiamos el pasado se haría una... confusión enorme— Blake frunció el ceño.
—Podremos volver a nuestro tiempo, tal vez nuestras memorias cambien ya que cosas de nuestra vida cambiaran. Como el hecho de que ninguno sería un omega defectuoso— los miró algo intensamente poniendo énfasis en defectuoso.
Nicolás sintió un nudo en el estomago al escucharlo y bajó su mirada a sus manos, debía ser sincero, por días cuando estaba en su tiempo había pensado que daría lo que fuera por ser un omega normal. Tal vez la “misión” podría traerles más beneficios que solo ir a su tiempo.
—¿Tu lo eres?— el rubio miró hacia el adulto —¿Qué especie de defecto tienes?— preguntó empezando a balancearse en la silla.
Evan resopló incomodo y miró hacia otro lado mientras se acomodaba los lentes. A él no lo hacía sentirse menos su “defecto” ya que había crecido siendo entrenado solamente y exclusivamente para la misión, y cuando llegó al pasado estaba llenos de betas.
—No tengo buena visión— admitió su defecto más obvio, prefiriendo no hablar del otro ya que si quería mantener la atención del alfa en si mismo no tenía que sacarlo a luz —Tengo celos, mi aroma es el de un omega, no tengo problemas en distinguir aromas... pero sin mis lentes prácticamente estoy ciego— se encogió de hombros notando la mirada curiosa del de ojos grises.
—¿Cuando deberíamos hacer eso de la misión imposible?— preguntó burlón el rubio pasando por alto lo que había dicho el mayor, sin estar realmente interesado. Esperaba otra cosa no algo totalmente evidente.
—En una semana— respondió con simpleza.
—¿Una semana?— Nicolás lo miró sorprendido.
—Si— asintió.
—Eso es demasiado poco tiempo...— murmuró Elías algo incomodo, no quería que se fueran tan rápido pero luego suspiró con fuerza sintiéndose idiota.
—Bien— asintió el alfa sonriendo antes de pararse suponiendo que la charla ya había terminado. Evan suspiró y también se paró de su asiento pero antes de dirigirse a la puerta sacó un pequeño sobre de su bolsillo interno tirándolo hacia la mesa.
—Hubo personas con las cuales experimentaron ese microorganismo, luego las abandonaban a los costados de las carreteras simulando un choque con auto pero en realidad era otra cosa— el omega suspiró —Espero que no sea demasiado fuerte para ti, Elías.
Nos vemos en una semana— saludó dando un pequeño asentimiento antes de encaminarse hacia la puerta de nuevo.
—¡Adiós!— Isaac sonrió yendo tras el mayor rápidamente.
Los omegas miraron curiosos el pequeño sobre y el moreno bastante intriga lo agarró en sus manos, lo abrió y sintió un nudo en el estomago al ver una foto de su hermano junto con un papel doblado.
Al desdoblarlo pudo leer claramente sintiendo que sus ojos se cristalizaban un poco.
Nombre: Erick  Moritz
Edad: 17
Peso: 55 kg  Altura: 1.65
Días de duración: tres días hasta que el virus logró afectar todo su sistema pero no demostró señales de ser contagioso fácilmente.
Día de fallecimiento: 15 de diciembre de 2016
Y había una gran cruz roja sobre el pequeño papel.
Elías se mordió el labio con fuerza levantándose sintiéndose casi ahogado, para sorpresa de los otros tres caminó sin decir una palabra hacia su habitación con el papel y la foto en mano.
Una vez allí se dejó caer sobre la cama ocultando sus ojos tras su brazos sintiendo como las lagrimas se acumulaban en sus ojos.
Respiró con fuerza tratando de calmarse ¿Cómo pensar que estaba más involucrado en eso de lo que pensaba? ¿Quién iba a poder pensar que ese laboratorio que ahora trataban de destruir había sido quien asesinó a su hermano? Y solo para probar un maldito microorganismo.
¿A cuantos jóvenes habían matado antes y después?
Sintió que alguien se sentó a su lado y se quitó el brazo de la cara para mirar al rubio, Elías trató de sonreír y pensar una broma para decir pero no se le ocurrió absolutamente nada.
—Tranquilo, puedes mostrarte débil si quieres. Así que tu hermano no estaba vivo como dijiste...— Blake pensó que no servía para tener tacto pero al menos lo había intentado, el castaño dejó escapar una risa casi sarcástica y luego la ocultó son su mano.
—Tuve un problema cuando él falleció, cuando lo encontraron muerto— murmuró al fin luego de varios segundos de silencio —¿Recuerdas cuando dijiste que dejé la universidad por un lapsus de estupidez? Pues... la dejé porque no podía aceptar que él no iba a volver.
Él desapareció el diez de diciembre, yo estaba en vacaciones. Ese día había venido a mi departamento y estuvo por varias horas y yo le dije que volviera con nuestros padres, él solo estaba siendo terco...
Se enojó conmigo y huyó de mi departamento— Elías cerró los ojos con fuerza como recordándolo, Blake le iba a decir que si quería no continuara pero el moreno puso sus dedos sobre los labios del menor para que no dijera nada y lo dejara continuar —Luego pasó un día y no aparecía, lo reportamos desaparecido. Pasaron tres días sin noticias y  luego seis.
El diecisiete de diciembre nos reportaron que lo encontraron muerto por el choque de un auto.
Me culpé terriblemente de ello ¿Y sabes que hice?— dejó escapar una sonrisa que se veía más melancólica que feliz, el rubio negó con la cabeza  —Cambié la fecha de mi celular— murmuró —Puse que era tres de diciembre y cuando llegaba el diez acomodaba todo para que el pareciera en un intento desesperado para que él volviera a entrar por esa puerta... pero nunca lo hizo.
Lo hice por semanas... y luego mis padres me enviaron a un psicólogo.
Todos los días eran diez de diciembre y empecé a hacer desayunos dobles, almuerzos dobles, comprar ropa para mi hermano.
Me cambiaron de psicólogo y Violeta prácticamente vivía en mi departamento para cuidarme.
Logré aceptar de alguna forma que Erick no iba a volver pero...  
Me lleve todas las cosas de Erick a mi ático para guardarlas con la secreta esperanza de que volviera a reclamarme de porque agarré su computadora o porque me llevé los juguetes que guardaba de cuando era chico y nunca se animó a donar.
Sabiendo que estaba loco por no aceptar su partida así que empecé a guardarme esos pensamientos para mi.
Si no vuelvo a la universidad es... para pensar que estoy de vacaciones y que el diez de diciembre no llegará nunca. Que Erick está en la casa de nuestros padres feliz y a salvo.
Cuando vi a Nicolás en esa plaza... pensé que mi hermano tal vez había dormido en una antes de morir...— Elías miro hacia otro lado mordiendo su labio con fuerza cerrando los ojos, tratando de no sollozar.
Sabía que no debía haberlo dicho pero necesitaba hacerlo. Les había mentido sobre su hermano porque para él no era mentir, aún no había logrado superar del todo el hecho que no iba a volver.
Y la culpa.
Porque él debió haberlo retenido en su departamento y no haber permitido que escapara.
—Bueno... no estuvo mal mentir y no creo que estés loco. Bueno, si estas un poco loco, no voy a mentirte pero loco no es la palabra que estoy buscando...— Blake sonrió nerviosamente mientras se pasaba una mano por su cabello, Elías se forzó a sonreír aún sin mirarlo. El rubio dio un suspiro apoyando sus manos una a cada costado de él mientras se inclinaba hacia adelante como dudando de seguir hablando.
—¿Sabes?— se mordió el labio con algo de fuerza mirando hacia su regazo dudoso si contar lo que quería, balanceándose un poco —Mi tía y yo vivíamos bien, eramos una clase media pero ella trataba de entrar a la clase media alta. Hacía tratos con otros alfas pero una vez trajo a uno de ellos a nuestra casa.
Yo tenía quince años y su olor me atrajo de inmediato, por lo que escuché estaba comprometido o algo así. Mi tía trataba de convencerlo de firmar un trato pero aunque él siempre venía para reunirse con ella en nuestra casa nunca aceptaba las clausulas que ella quería poner.
Un día vino cuando ella estaba trabajando y lo dejé entrar, entre juegos él me dijo que si yo me acostaba con él iba a firmar para mi tía. Yo era un crío que tenía mucha curiosidad con las relaciones sexuales y su olor me había atraído como ninguno lo había hecho así que acepte.
Todo bien, él cumplió, mi tía estaba feliz y nos mudamos a una casa más grande. A veces él venía y teníamos alguna sesión pero un día ella llegó más temprano, nos encontró en medio del acto y lo corrió de casa, le gritó y corto el trato con él.
Un mes después él apareció muerto sin causa aparente en su oficina—
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RitsuKuroko
Marian-P24

Perdidos En El Pasado (Omega) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora