Elías

399 73 22
                                    

Se levantó rápidamente del banco llevando su mano a su estomago y a su boca sintiendo arcadas, pero no podía darse el lujo de vomitar su comida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Se levantó rápidamente del banco llevando su mano a su estomago y a su boca sintiendo arcadas, pero no podía darse el lujo de vomitar su comida.
Debía ser una maldita broma.
Miró sus mechones colgar por la posición y trató de calmarse, respiró profundo por la nariz pero solo se llenó de olores extraños.
No había omegas, no había alfas. Había olor a humo, olores extraños, a personas y a animales, olor a pasto.
—¿Te cayó mal el sándwich? ¿Chico?— el joven se levantó del banco preocupado sin saber si apoyar su mano en su espalda o no, notando mejor la mancha carmín en la camiseta —¡Necesitas ir al hospital!—
Nicolás negó con la cabeza y se dio vuelta caminando a largos pasos hacia el pasto, se dejó caer sobre el verde primero de rodillas y luego se agacho poniendo sus cabeza cerca de este aspirando con fuerza.
Olor a humedad, a tierra, a pasto.
Un olor conocido, un olor a casa.
Aferró sus manos al pasto temblando, aspirando con más fuerza.
Seguramente estaba en una pesadilla.
Ni siquiera tenía sus supresores... al menos para su celo faltaba, hacía poco lo había tenido.
—¡Ey! ¡Vas a ahogarte!— el castaño se arrodilló al lado de él pero no le hizo caso, luego sintió que el otro trataba de separarlo del pasto empujandolo por el hombro, pero los omegas eran más fuertes que un humano común así que casi ni lo movió pero se ganó un pequeño gruñido.
Respiró más profundo sintiendo el cosquilleo del pasto en su nariz, las nauseas ya no estaban.
Luego de varios minutos se levantó quedando arrodillado en el pasto, aún apoyando sus manos en él. Aspiró con un poco más de fuerza sintiendo un vacío cuando los olores del ambiente remplazaron al del césped.
—¿Te escapaste de un manicomio o que?— volvió a escuchar al castaño a su lado lo cual lo irritó. En 2018 no existían ni los omegas ni los alfas según los libros de historia, solo había lo que denominaban "betas" pero estos se habían extinguido a mediados del 2200.
—No deberías hablar con un completo desconocido— gruñó bajo sin moverse sintiendo su nariz picar.
—Soy casi diez centímetros más alto que tu y sé varias cosas sobre peleas, podría ganarte en una lucha cuerpo a cuerpo— habló cruzándose de brazos sonriendo con suficiencia.
Nicolás lo miró con los ojos entrecerrados enojado, pensando que podría ganarle si lo mordía. Su mandíbula era más fuerte y sus dientes más afilados que el de un "beta" prehistórico, pero no sabía como reaccionarían todas las personas que caminaban por el lugar si lo hacía.
Tal vez podían matarlo o algo peor.
—Gracias por la comida, creo que ya me voy— no sabía a donde ir pero quería alejarse de ese chico despeinado que en ese momento le era molesto, además tenía que averiguar como había llegado a ese año.
Lo último que recordaba eran las radiografías... después de haber pasado su cita normal con el psicólogo.
—¿A donde vas? Deberías volver a tu casa ¿Sabes?— habló el castaño mientras lo seguía, Nicolás apretó los dientes escuchando sus pasos detrás de él ¿Sería muy raro salir corriendo? ¿No entendía que quería estar solo?
Se acababa de enterar que estaba en un año que estaba muy lejos del propio.
—¡No necesito tus consejos!— casi ladró enojado sin bajar la velocidad de sus pasos pero tuvo que detenerse en la esquina mirando como los autos no paraban de pasar ¿A esas cosas quien las detenía para poder cruzar?
—Pero necesitas un baño... a pesar de que tu perfume es fuerte y dulce ¿Es un perfume de mujer?— el más alto se colocó a su lado sonriendo, inclinándose levemente para olerlo.
—¡Aghhh! ¡Deja de seguirme!— se erizó gruñendo sabiendo que olía a omega enojado, al notar que por la luz roja se detenían se apuró a pasar.
Correr ya no le parecía mala idea.
—Me llamo Elías Moritz— se presentó caminando a su par.
—¡Y eso me importa mucho!— habló con sarcasmo y estaba por salir corriendo cuando el otro agarró su muñeca, se dio vuelta a mirarlo muy dispuesto a morderlo para que le quitara la mano de encima pero se detuvo al notar que estaban en una vereda muy transitada, incluso algunas personas los miraban antes de seguir caminando.
Odiaba esta situación.
Ojala fuera solo un sueño extraño del cual no puedes despertar hasta que se termine.
—Ven, podrías venir a mi departamento...— ofreció el castaño sonriendole, eso solamente hizo dudar al omega luego de la pequeña sorpresa.
¿Qué rayos? ¿Cómo una persona desconocida le ofrecía su departamento?
¿Acaso traficaba personas? Había escuchado que en el pasado solían practicar eso.
—Podría ser un ladrón...— habló dudoso frunciendo el ceño mientras movía su mano sintiéndose más tranquilo cuando el otro lo soltó, se sentía alerta y no quería confiar en el moreno, era demasiado bueno para ser real.
—Un chico que acaba de escaparse de casa no es un ladrón, es solo un chico tonto y rebelde que está tratando de demostrar una independencia que no tiene— sonrió tranquilamente, a Nico le hizo recordar al psicólogo que lo había atendido varios días.
No podía sentirse ofendido realmente porque ni siquiera él era un chico que había escapado de casa, solo había terminado ahí luego de ir a su visita al hospital que siempre hacía una vez al día después del incidente que lo marco como un omega defectuoso.
—Lo siento, pero tu podrías ser un traficante de personas. Yo si sé como no confiar en los extraños.— con toda la dignidad que pudo reunir se dio vuelta y empezó a caminar, suspirando con tranquilidad al notar que el chico no lo seguía.
—¡Ey! ¡al menos dime tu nombre!—
¡Pero que pesado! Se dio vuelta para mirar al chico que ya estaba a varios metros de él y que le sonreía moviendo su mano con una sonrisa bastante grande.
—Nicolás— respondió sin estar muy seguro de si lo escuchó pero frunció el ceño mientras veía al joven más alto acercarse pero lo dejó, luego podía salir corriendo y perderlo.
—Hoy volveré al parque a la tarde, si no elegiste volver a casa y aún necesitas un lugar para quedarte, mi propuesta sigue en pie— sonrió a algunos metros de él, poniendo sus manos en sus bolsillos. El de cabellos negros asintió pero quitándole importancia antes de darse vuelta y seguir caminando.
Debía hacer un plan para ese día.
Primero debía encontrar la razón por la cual había retrocedido cuatrocientos años.
¿Qué rayos era eso blanco que estaba en el piso? ¡ahhhh! ¡Era un papel!
¡Si que eran antiguos!
¿Quién rayos usaba papel cuando todo era electrónico?
Notó como algunas personas lo miraban preocupadas al pasar y otras se cruzaban a la vereda del frente al verlo.
Debía verse del asco, olía a sudor aunque no mucho pero a su fino olfato le molestaba.
Todos esos betas prehistóricos olían a distintas cosas mezcladas, algunos incluso tenían perfumes demasiado fuertes que hacían que su estomago diera un vuelco.
¡Con suerte volvía a su tiempo al final del día porque esa ciudad apestaba demasiado!
.
.
.
Gracias por leer :3
Un saludo especial a quienes votaron:
RitsuKuroko
grishiwatari
Darwin-chan

Perdidos En El Pasado (Omega) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora