Otro omega

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Nicolás gruñó mientras se acomodaba mejor en la silla donde debía esperar sentado, a pesar de que no tenía heridas el médico lo había revisado y había dicho que no tenía nada malo, ahora habían ido a otro lado del hospital y había sido el moreno q...

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Nicolás gruñó mientras se acomodaba mejor en la silla donde debía esperar sentado, a pesar de que no tenía heridas el médico lo había revisado y había dicho que no tenía nada malo, ahora habían ido a otro lado del hospital y había sido el moreno quien había entrado a atenderse.
Estaba aburrido y además, odiaba el olor a hospital.
Apestaban demasiado fuerte.
Todo era blanco como un hospital común del futuro pero en 2418 no tenían ese olor tan fuerte que te hacía doler la nariz y voltearte la cabeza.
Llevó su mano hacia su nariz respirando profundo tratando de que su propio aroma tapara el del hospital al menos por unos segundos, pero fue en ese momento que lo sintió levantando su cabeza rápidamente y casi golpeándola contra la pared.
Se levantó de pronto de la silla aspirando más fuerte con algo de ansiedad e incredulidad a pesar de que su nariz dolía pero ¡Ahí estaba! Un olor dulce, fuerte, de celo, omega, diecinueve años...
Abrió los ojos alarmado sintiendo la bilis subiendo a su garganta, la alarma y los nervios ocuparon el lugar de la ansiedad.
¡Había otro omega en el hospital y en celo! No olía ningún alfa pero ¿Que le harían estos betas prehistóricos?
El siglo XXI no era recordado exactamente por lo dulces que eran los humanos a las cosas nuevas ¡Si no por todo lo contrario!
-Debo encontrarlo...- murmuró antes de empezar a correr siguiendo ese aroma, sin hacerle caso a las enfermeras que le pedían que no anduviera tan rápido.
¡Debía salvar a alguien, las reglas podían respetarse en otro momento!
La nariz le ardía porque el olor a hospital se mezclaba con el aroma dulce pero cada vez estaba más cerca de donde provenía ese olor.
Se detuvo en una puerta y acercó su oreja a ella apoyándose, bastante nervioso y aún respirando profundo sintiendo cierto rechazo ante el olor tan empalagoso.
-S-Sueltenme...- escuchó una voz tenue como que de alguien que estaba a punto de dormirse ¿Pateaba la puerta? Rodó la manija pero la puerta no se abría. Frunció el ceño y trató de hacerlo de nuevo sin resultado.
¿Y si la pateaba?
-Esto es muy extraño- se detuvo al escuchar a alguien hablando desde adentro de esa habitación, seguramente uno de los betas médicos. Se puso a alerta mientras trataba de pensar bien en que hacer a continuación.
-Sale un líquido transparente de él, no parece una infección- se escuchó la voz de otra persona, Nico gruñó. Adentro al menos había dos betas acompañando al omega.
-¡Pero si esta completamente sano!-
-Oigan... en la radiografía... de puede ver un útero o algo parecido- una tercera voz. Genial ¿podría con tres una vez que abriera la puerta? Tal vez si entraba de improvisto pero ¿Y si pateaba la puerta y no se abría? Se perdería el factor sorpresa.
-¿Ehhh? Es un hombre o ¿Es hermafrodita?- la primera voz volvió a escucharse, por como se oía eran tres hombres y adultos. Nico apoyó su mano en la puerta, si fueran alfas u omegas ya tendría la información de edad y algunos datos más ¡Pero eran betas! No tenían olor característico además del aroma humano.
-Este chico es muy extraño. ¿Alguien vino con él?- ¿Importaba acaso su alguien había venido con él? Tocó suavemente la puerta con los nudillos aunque él mismo tuvo la sensación que no lo hizo lo suficientemente fuerte por los nervios.
-No- respondió el que había dicho lo de la radiografía, seguramente sin escuchar que él había tocado.
-¿Tiene documentación?-
-No-
-Bien, entonces podemos llevarlo con Ashley... a ella le encantará este caso tan especial.- se escuchó la voz del segundo.
¿Se lo iban a llevar? ¿Lo iban a secuestrar?
¿¡Qué clase de doctores eran ellos!?
-¡Ey! ¡Oigan!- empezó a gritar aporreando la puerta con sus puños, gruñendo y sintiendo a su olor cambiar. Odiaba el olor de otro omega en celo sobre todo tan cerca pero debía salvar a ese pobre chico, tal vez juntos podrían averiguar que pasó, porque estaban en este tiempo.
Y aunque se sintiera un poco culpable, se sentía feliz de no ser el único omega en el pasado.
-¿Qué sucede?- apenas se detuvo cuando abrieron la puerta, miró enojado hacia el hombre que lo miraba. Parecía estar alrededor de los cuarenta, con cabello negro corto y vestido con la bata de médico, tenía algunas arrugas y su expresión era tranquila lo cual solo hizo enojar más a Nicolás.
¿Cómo podía verse tan tranquilo cuando estaban a punto de enviar a un pobre chico a un laboratorio?
Miró hacia dentro por el costado del médico viendo la camilla, se veía la silueta de alguien tapado con una sabana y apenas podía verse algunos borrones rubios que suponía eran del cabello del omega.
-Quiero llevarme a mi hermano de aquí- gruñó cruzándose los brazos, miró hacia los tres médicos mientras clavaba las uñas en sus propias palmas para tratar de tranquilizarse.
El olor de otro omega en celo lo hacía sentirse fastidiado, era normal puesto a que sentía que era una "competencia", pero ¿Acaso iba a dejar a ese chico allí solo porque el olor quería hacerlo dar media vuelta e irse? Por supuesto que no.
-¡Aquí estás!- escuchó a Elías tras suyo y lo miró sobre el hombro ¿Cómo lo había encontrado? ¿Le había instalado un rastreador o qué?
-Quiero llevarme a mi hermano de aquí- señaló hacia la camilla, el moreno lo miró asombrado y eso solo lo irritó más. Esperaba que el más alto supiera como llevarse al rubio sin tener que atacar a los médicos y ser prófugos de la justicia.
-Esta bastante mal, tuvimos que sedarlo porque no dejaba de gritar cosas extrañas, algo sobre unos supresores y celos, además de que no quería quedarse quieto- explicó el que había abierto la puerta.
-¡Suéltenme!- los tres médicos y Elías miraron asombrados al chico quien se sentó en la camilla denotando que sus manos estaban atadas a los costados de esta, tenía un lindo cabello rubio rizado que le llegaba a los hombros y su rostro era muy parecido a la de un niño, con grandes ojos mieles. Pero su rostro estaba completamente sonrojado y enseguida trató de soltarse con fuerza empezando a sollozar al no poder.
El de cabellos negros no podía decir si el chico sollozaba por estar apresado o porque el celo ya estaba lo suficientemente adelantado y le dolía no poder atenderse... o por ambas cosas.
-Pero acabamos de sedarlo...- susurró uno de los adultos.
Nicolás sonrió de lado mientras se acercaba a la camilla, sabía lo que el chico estaba pasando y un celo sin los supresores era difícil.
-¿Por qué huele tan dulce?- Elías parpadeo llevándose la mano a la nariz, era un olor bastante dulce para los betas, demasiado empalagoso para el joven más alto.
"Porque es un omega, idiota."
Quiso decirle pero prefirió no decir nada, bastante fastidiado.
-Se parece a tu perfume pero más empalagoso- acotó.
-¿Qué?- casi ladró bastante enojado, frunciendo el ceño ¿Acababa de comparar su aroma con la del omega rubio? ¡Él no olía ni cerca como él! Cada omega tenía su olor característico y...
Pero Elías era un beta y obviamente no distinguiría entre ambos aromas, frustrado trató de no responde nada más.
-Entonces ¿Es tu hermano?- el medico que estaba cerca de la camilla le preguntó al de cabellos negros.
-Si.- respondió seguro aún con el ceño fruncido, sentía su estomago revolverse ante el aroma tan dulce que estaba inundando la habitación.
-¡Que me suelten!- el rubio volvió a gritar mientras su rostro se notaba agitado, Nicolás pensó que tal vez hacía pocas horas que estaba en celo ¿Cómo se las habría arreglado para llegar al hospital?
-¿Qué le sucede?- el moreno murmuró preocupado, más confundido que otra cosa.
-Aún no lo sabemos.- respondió uno de los adultos.
-No podemos solo llevarnos a tu hermano, Nico... aún se ve bastante mal...- el más alto habló mirando como el de cabellos negros se acercaba con expresión neutral hacia el otro aunque todo su instinto le gritaba que se diera vuelta y se fuera, haciendo un lado sus sensaciones Nicolás colocó una mano sobre su brazo, pero el rubio lo rechazó y trató de morderlo.
-¡ey!- reclamó frunciendo el ceño, sabía que lo había tratado de morder porque estaba en celo y lo veía como "competencia" pero ¿Cómo podía hacer que el celo bajara?
De pronto el rubio volvió a caer dormido sobre la camilla.
-...- los cuatro restantes de la habitación miraron al mayor quien había inyectado un sedante en el brazo del de ojos mieles.
-Ahora, lo llevaremos a casa- Nicolás volvió a repetir mientras trataba de quitarle esas cosas que lo ataban a la camilla, tratando de contener una sonrisa divertida. Realmente no se había esperado eso.
-Joven... él aún no esta bien- respondió con un tono preocupado que hizo que al omega despierto le dieran nauseas.
-Yo pagaré su pequeña estadía aquí, así que nos lo llevamos ya...- Elías habló mientras suspiraba, no entendía porque tanta histeria con esa de dejarlo ahí pero si se trataba del hermano del de cabellos negros lo entendía. Él también tenía un hermano y entendía la preocupación.
-Tendrán que ponerle un pañal...- advirtió el mayor.
-¿Qué?- dijo entre sorprendido e incrédulo el joven más alto mientras Nicolás sonreía de costado alejándose del rubio durmiente y poniendo una mano en su propia nariz para que el olor empalagoso no le llegara con tanta intensidad.
Los celos siempre eran bastante molestos.
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Perdidos En El Pasado (Omega) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora