-Hola, niño... no te preocupes, pronto podrás irte. Solo ocurrió un pequeño incidente y queremos hablar de ello contigo...- ella sonrió amable sentándose en la silla, en frente de él separados únicamente por la mesa.
-¿Okey?- se removió algo incomodo sintiendo sus mejillas sonrojarse y mientras desviaba su mirada hacia otro lado.
-¿Que edad tienes?- preguntó con suavidad apoyando sus brazos en la mesa, Elías volvió su vista a la mujer sintiéndose nervioso. Estar encerrado en un lugar y que lo estuvieran interrogando no era algo que le pasara siempre.
¿Lo acusarían de trafico de omegas del futuro?
¿La mujer creía que los secuestraba?
¿Acaso lo iban a detener por el puñado de comida de perro que se robó alguna vez de un supermercado?
-Veintiuno- no valía la pena mentir con que era menor de edad, capaz y ella ya tenía una ficha donde estaban todos sus datos.
-¿Eres nuevo en la ciudad?- la sonrisa de ella no flaqueó ni un poco, se veía más amable pero eso solo le puso los pelos de punta al menor.
-No- negó con la cabeza afirmando su punto.
-Yo creo que si...- ella sonrió como divertida al ver que "mentía" lo cual hizo que Elías solo se sintiera más incomodo ¿Por qué creía que si lo era?
-No, hace... dos años que vivo aquí. Incluso tengo un departamento aquí...- explicó, incluso hacía un tiempo había estudiado en la Universidad de esa ciudad antes de abandonar.
Solo había abandonado la ciudad algunas fines de semana para ver a sus padres.
¿Lo acusarían de abandono de ciudad? ¿Era acaso posible eso?
-Yo creo que estás mintiendo...- dijo con tono dulce mientras apoyaba su cabeza en sus manos, Elías iba a replicar pero se escuchó una melodía que lo hizo ladear la cabeza confundido y lo hizo cerra la boca, la chica extrañada sacó su celular y respondió la llamada con una mueca de enfado apareciendo en su rostro.
Bueno, nadie pondría a alguien que le agradaba como "Niño egocéntrico" en su lista de contactos.
-¿Diga?- usó un tono entre extrañado y molesto lo que causo más curiosidad en el moreno. Seguramente no se esperaba una llamada de nadie.
-No es él- una voz masculina se escuchó haciendo que ella hiciera una expresión incrédula y se levantara alejándose de Elías para que no escuchara lo que le decía el hombre del otro lado de la línea.
-¿Qué? Me hizo traerlo hasta aquí y...- reclamó frunciendo el ceño aunque tratando de mantener su tono algo bajo.
-No es él, él tuvo contacto con los que estoy buscando.-
-No entiendo como sabe eso...- bajo el tono de voz dándole la espalda a Elías, como que si pensara que el chico podría escuchar algo.
-Señorita, solo déjelo ir y dígale a Dreik que lo siga para saber a donde va- la voz sonó totalmente neutral.
-¡Evan!- gritó enojada sobre todo al notar que el otro le había cortado. Estúpido niño rico, solo porque era el nuevo dueño de la empresa se creía el gran chico persiguiendo a personas que ni siquiera ella entendía porque quería localizar. Sonrió como pudo y miró hacia Elías -Creo que hubo una equivocación, tesoro. Te confundimos, puedes retirarte...-
La sonrisa era más que forzada y se notaban las ganas de la mujer de romper algo.
El moreno la miró por unos segundos sorprendido antes de levantarse y agarrar sus bolsas, bastante dudoso y sorprendido de que lo dejaran ir.
"Niño egocéntrico" tal vez trajo malas noticias para ella pero buenas para él ¡Podía irse!
-Bueno... adiós- incomodo salió rápidamente por la puerta, se detuvo viendo por apenas unos segundos a alguien doblar por el pasillo pero no le dio importancia, aunque sintió ese perfume de nuevo pero seguramente se sentiría ahí porque la chica había caminado por ese lugar antes de entrar a la sala.
Al salir ya no estaban esos dos grandes hombres por ningún lado así que empezó a caminar a su casa respirando más tranquilo sin darse cuenta que cierta persona lo observaba desde su auto luego de haber cortado una llamada.
Mientras esperaba que el ascensor llegara a su piso suspiró más tranquilo dejando escapar una sonrisa, sin duda había sido una experiencia de lo más interesante.
Una vez que salió del ascensor vio en la puerta de su departamento a su amiga pelirroja.
-¡Hola, Violeta!- ella se sobresaltó y luego lo miró nerviosa.
-Creo que hay personas adentro de tu departamento...- habló mirándolo y luego hacia la puerta de nuevo.
-Lo sé, son unos amigos...- llevó la llave a la cerradura abriéndola, con una sonrisa tratando de transmitirle que no había nada que temer.
-¡Al fin llegaste!- Blake sonrió bajando una silla que estaba a punto de lanzar haciendo que los dos betas lo miraran con sorpresa.
-¡Quiso golpearme con esa cosa!- chilló el de ojos grises corriendo hacia Elías escondiéndose tras él.
Las cosas del comedor estaban regadas, la mesa estaba corrida y los almohadones estaban tirados por todos lados, como que si alguien los hubiera lanzado.
El moreno se quedó mirando todo por unos segundos sin saber como sentirse.
-Perdón por no detenerlos... pero debía cuidar los fideos...- apareció Nico de la cocina mientras se revolvía el pelo con mucha tranquilidad, como que si eso fuera una escena normal. Violeta miró hacia Elías frunciendo el ceño sin entender que hacía tanta gente ahí.
-Ah, ella es la chica del otro día ¿No? Hola Roja- sonrió el rubio con burla mientras agarraba un almohadón y lo ponía en el sillón antes de sentarse.
-Es Violeta- reclamó la joven entrecerrando los ojos, sintiéndose fastidiada.
-¿Ella también se quedará aquí a vivir con nosotros?- preguntó curioso el pelirrojo aún escondido tras el más alto quien negó con la cabeza mientras se acercaba a la mesa para dejar las bolsas que ya le pesaban.
Al menos no habían destruido nada.
-No, Angelo. Ella es una amiga.- revolvió el pelo del omega más joven una vez que estas estuvieron libres.
-Esperar ¿Ellos viven contigo?- habló la chica incrédula mirando a los otros tres jóvenes, Elías dejó escapar una pequeña risa nerviosa como que si se hubiera dado cuenta que había hablado de más.
-Pues... ¿Si?- miró hacia otro lado mientras se rascaba la nuca.
-¿Algún problema con eso, Roja?- Blake volvió a hablar sin romper su sonrisa.
-¡Es Violeta!- dijo ya frustrada.
-Elías, te ayudo con las compras- esta vez habló Nico mientras agarraba las bolsas empezando a caminar hacia la cocina, el moreno iba a seguirlo pero su amiga lo sujeto de la muñeca.
-¿Podemos hablar fuera un momento?- ella trataba de mantener su sonrisa y el moreno al notarlo asintió.
-Claro...- dejó que ella lo guiara hacia la puerta de salida y ambos salieron al pasillo, Angelo miró hacia la puerta alzando sus orejas de lobo de nuevo y moviéndolas.
-No seas chismoso...- se burló el rubio antes de caminar hacia la puerta y poner su oreja sobre esta -Así es mejor...- tarareó divertido.
Elías mientras tanto miraba a su amiga nervioso, no tenía idea de que iba a decirle y no estaba seguro que a Nico le alegrara que fuera cantando por los cuatro vientos que tenía a tres visitantes del futuro que eran "omegas".
-¿A que se refiere cuando dijo que estaban viviendo contigo?- Violeta se cruzó de brazos mientras lo miraba con algo de reproche haciendo que el moreno se sintiera más nervioso.
-Exactamente eso, por ahora se quedaran a vivir en mi departamento- miró hacia otro lado mientras guardaba sus manos en los bolsillos, tratando de parecer desinteresado.
-¿Hace cuanto los conoces?- ella frunció el ceño mientras se inclinaba levemente hacia él. Se hizo para atrás por instinto.
-Pues... ahm... dos... seis ...¡meses! A Nicolás... los otros... son conocidos de él y confío en Nico- se removió incomodo aún sin mirarla, era un terrible mentiroso y no sabía como mentir con rapidez.
-Si lo conociera desde hace tanto... yo los conocería también ¡Elías, no me mientas!- regañó mientras lo miraba fastidiada haciendo suspirar al chico.
-Hace... tres días- sonrió nervioso mientras se preparaba para la reacción de su amiga, Violeta se había vuelto algo sobreprotectora luego de un incidente hacía tiempo, por alguna razón ella aún no confiaba del todo en sus decisiones. Pero ella lo había apoyado en su peor momento y no podía simplemente decirle "es mi departamento, no te importa"
-¿¡Tres días!? ¿Y los metiste a tu casa? ¡Elías!- alzó el tono de voz totalmente incrédula de lo ingenuo que había sido su amigo.
-Estaba durmiendo en un banco de la plaza solo...- entrelazó sus propias manos mirando hacia la joven, tratando de verse completamente tranquilo aunque por dentro era todo lo contrario. Iba a tener que ser lo más sincero que podía con su amiga.
Pero no quería que ella entrara en pánico o se fuera con una visión muy mala de sus inquilinos.
-Recogiste un vagabundo...- ella llevó su mano hacia su rostro palmeándose la frente como que si no se lo pudiera creer.
-¡Nico no lo es! Solo es un chico joven que no tiene casa... ¡Es que él y sus amigos vienen del futuro!- entrelazó más sus manos con mas fuerza, poniéndose más serio y a la defensiva.
No quería ser duro con ella pero parecía que no iba a entender de otra forma.
-¿Esa historia te contaron? ¡No puedes ser tan crédulo, Elías!- trataba de mantener su tono de voz en normal para no molestar a los vecinos pero se le era prácticamente imposible ¿Cómo el moreno podía creer eso? ¿Le habían lavado el cerebro o algo?
-¡Nico me demostró que era sincero!- refutó enseguida el más alto mientras mantenía el ceño fruncido aunque trataba de calmarse, sabía como terminaría esa conversación, a que tema saltaría... y eso solo lo hacía sentirse molesto y herido.
-Ajá ¿Cómo?- se cruzó de brazos sonriendo con burla.
-No... no puedo decírtelo- miró hacia otro lado suspirando mientras dejaba caer los hombros. Sabía que amiga era de fiar pero... ¿Si en ese momento estando enojada no lo era?
-Genial, Elías. Haces entrar a tu departamento a un chico desconocido y su banda, para colmo le crees todo lo que te dicen...- resopló mientras negaba con la cabeza -Debes sacarlos de tu departamento antes de que hagan algo malo ¡No puedes ser tan confianzudo!-
-Alguien tan joven no puede ser malo... no me creas que es del futuro, esta bien. Pero cuando lo vi pensé que se veía como esos adolescentes que se escapan de casa y no quieren volver... pero no son malos realmente...- habló en tono cada vez más bajo mientras llevaba su mirada hacia el suelo, encogiéndose de hombros.
-...- ella suspiró poniendo sus manos sobre las de su amigo antes de mirarlo a los ojos -Nicolás no es Erick. Ninguno de ellos es Erick... él no va volver por su cosas, Elías... ya que él...- susurró con el tono más dulce que pudo, pero fue interrumpida antes de terminar la oración.
-¡Maldición, Violeta! ¡No te atrevas a terminar la oración!- el moreno quitó sus manos dando unos pasos para atrás -¡Ya lo sé, Violeta! ¡Lo sé! Pero son mis decisiones ¿Esta bien?- miró hacia otro lado antes de volver hacia la puerta y abrirla, los dos omegas chismosos habían salido corriendo hacia el sillón para hacerse los que no estaban escuchando, aunque por su oído desde ahí podrían haberlo hecho sin casi ningún problema.
Ella lo miró incrédula y enojada, furiosa se dio la vuelta y caminó hacia el ascensor.
Al llegar a la planta baja siguió su camino hacia afuera del edificio sin dejar de maldecir a su amigo por crédulo, pero ¿A quien le pedía ayuda?
Al abrir la puerta para al fin llegar a la vereda y salir del edificio cuatro hombres en traje la empujaron un poco para poder pasar, ella los fulminó con la mirada antes de salir y caminar rápido en dirección a su propia casa sin darles mayor importancia.
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Perdidos En El Pasado (Omega)
Rastgele"Pero incluso la idea era tonta y estúpida ¿Cómo habría llegado al pasado? Solo era una ciudad rara... -Oye ¿En que año estamos?- miró hacia el que estaba a su lado, el chico arqueó la ceja pero el omega siguió mirándolo insistente y algo ansioso...