Fandom

Patience

Han transcurrido 3 meses desde aquel día, ya iba a la universidad, me estaba llendo genial en mi nuevo trabajo.
Hoy me cederían el departamento que la universidad ofrecía, estaba emocionada porque había investigado y eran unos bellísimos departamentos casi de lujo en Ontario, me quedaban a solo 30 minutos de mi universidad y a unos 20 de mi trabajo, estaba bastante cómoda.
Era mi día de descanso y me estaba tratando de  terminar de instalar en mi sitio, mis vecinos si es que tenía, jamás estaban, nunca había visto a nadie más que al personal de la limpieza, mi vecino de el departamento de junto se la vivía en fiestas pero eran demasiado privadas, solo se escuchaba la música y las voces desde el balcón, nunca había logrado ver a nadie.

Hacía días que no tenía contacto con Sam, el también se encontraba en la universidad y por nuestros horarios era muy difícil. Mi mejor amigo se había ganado el cielo para mí ya que gracias a él ahora tenía a una mejor amiga en Ontario, Aaliyah.
Me había mensajeado con ella para salir a cenar esa noche...
- Hey Priss
- ¿Qué hay nena?
- Siento mucho pero hoy mi madre no podrá llevarme a tu departamento ¡mierda! Lo quiero conocer.
- No te preocupes, nos vemos después, salúdame a Karen.
- Si, yo te saludo a Shawn.
- Basta.
En esos tres meses transcurridos no había vuelto a ver a Shawn, parecía que su vida ya era muy independiente de su familia. Karen normalmente preguntaba por mi a Aaliyah y además me telefoneaba de vez en cuando.
Estaba aburrida, obviamente mis planes de esa tarde se habían estropeado. Cuando de pronto sonó mi teléfono.
- ¿Hola?
- Hola Priss, soy Erick. Me sorprendió su llamada, nuestra comunicación era meramente profesional dentro del consultorio. - Mira estamos algunos chicos del hospital en un antro, se nos hizo buena idea que vinieras, si tú quieres. Me envió su ubicación enseguida. Lo pensé un poco pero no perdía nada con ir, necesitaba socializar más.
- Bien chicos allá los veo.
Usé la aplicación de mapas, salí caminando en dirección al antro.
Llegue al antro 2night , un lugar atractivo, lleno de luces y reflectores por todas partes, era algo así como Vip. Entré y enseguida me dirigieron a la mesa con mis compañeros de trabajo.
- Hola. Me saludaron entre varios.
Yo no bebía mucho, en verdad no me gustaba beber, mis compañeras y yo bailábamos, nos divertimos mucho.

Era alrededor de la 1 de la mañana y todos estábamos agotados, todos a mi alrededor estaban ebrios, algunos chicos ya se habian ido. Erick y unos cuantos chicos se ofrecieron a llevarme de vuelta pero no conocía a los demás chicos y todos estaban borrachos como para permitirles que se desviaran. Decidí salir a tomar un taxi, la calle estaba literalmente abandonada, no había nadie por ahí, hacía frío.
Pasaron más de 20 minutos y no encontraba taxi por ningún lado ¡genial! Pensé. Tenía que caminar hasta mi edificio, los chicos ya se habían ido, ahora sí estaba sola.

Tenía miedo y trataba de caminar lo más rápido posible entre las calles de la ciudad, sentía como si alguien me viniera persiguiendo. Volteaba a todos lados a pasó apresurado, mis manos comenzaban a sudar y comencé a sentir escalofríos. No podía percibir si alguien me seguía pero yo sentía. Finalmente llegue a mi edificio, estaba temblando de miedo y de frío. Escuchaba música de uno de los balcones ¡mierda! Mi vecino nuevamente con sus fiestas, no me dejará dormir. Usé las escaleras aunque estaba cansada, odiaba usar el elevador.

Cuando faltaban dos pisos para llegar al mío, dos idiotas bajaron corriendo las escaleras, estaban borrachos, los ignore y seguí.
De pronto no me había dado cuenta, uno de ellos de regreso, venía hacía a mi. - Hola mi amor. Dijo.
Yo automáticamente subí corriendo las escaleras pero el salió corriendo detrás mío. Estaba asustada. Corría pero el estaba a punto de alcanzarme. - ¡Aléjate! Le grité mientras abría la puerta que conducía al pasillo de mi apartamento. Saltó y me tomó de la cintura, aplastándome hacia él ¡suéltame! Le gritaba mientras lo golpeaba e intentaba zafarme.
El idiota comenzó a besarme, me asusté y comencé a llorar, este tipo va a violarme. Lo golpeé contra la puerta de mi vecino y corrí para tratar de abrir la mía pero nuevamente me atrapó. ¡Suéltame! ¡Suéltame! Gritaba y pataleaba, estaba llorando y aterrada.
De pronto alguien llegó y lo apartó de mi, lo tiró hacía el suelo.
- Suéltala imbécil. Le ordenó.