Imagination

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Al observar que abrieron la puerta intenté levantarme, pero un intenso dolor de cabeza hizo que me recostara nuevamente.
- Al fin haz despertado, creí que jamás lo harías. Me quedé estupefacta ante la sorpresa ¿qué? ¿Dónde rayos está el tipo que me salvó anoche? Erick, mi compañero de trabajo estaba entrando y se dirigía hacia mi.
- ¿Qué haces aquí? Le dije sacada de onda.
- Bueno, anoche realmente te pusiste intensa.
- ¿Disculpa? Seguía sin entender, por dentro mi voz molesta gritaba y exigía ¡quiero a Shawn aquí!
- Tomaste más de la cuenta, nos sorprendiste, dijiste que no te gustaba hacerlo.
¡No puede ser! ¡Qué carajos he hecho con Erick! Me quedé tratando de recordar pero sólo recordaba a Shawn.
- No te preocupes que yo y unas de las chicas te hemos traído hasta aquí, solo que olvidaron entregarte las llaves y regresamos hace como dos horas pero no estabas despierta, fuimos a desayunar y por eso estoy aquí vengo a dejarte las llaves y esto. Dejo una bolsa sobre la mesa de café.- Una de las chicas se había quedado aquí contigo pero ha vuelto al trabajo. Me dejó las llaves y se despidió para retirarse.

Todo había sido un sueño ¡MALDICIÓN! era tan real, quería llorar. Al menos algo de mi sueño tuvo algo de coincidencia con la realidad, Shawn canceló su cena con sus padres y ahora yo asistiría, al menos.
Me levanté y me fui a bañar, estaba molesta con la malísima jugada que la vida me hizo.
Desayuné y me arreglé para asistir a mi trabajo el cual en este momento era mi adoración, amaba atender a los pacientes y aprender de la Dra.Dorothy.
Estaba desconcertada por mi sueño, al salir de mi apartamento me pare sobre el pasillo en el cual habían acontecido los hechos, lo recordaba todo y parecía tan real, quería quitarme de la cabeza la idea de que Shawn era el hombre quien velaba mis sueños, antes de tomar la puerta hacia las escaleras me dirigí hacia el apartamento de al lado, era un pasillo con una puerta justo al frente de este que llevaba al elevador por consiguiente del lado izquierdo estaban las dos puertas de los dos únicos departamentos de ese piso, justo al lado del elevador estaba la puerta de mi vecino y frente a la suya estaba la salida a las escaleras, mi departamento el del final daba únicamente con un enorme cristal en el cual se podía ver la ciudad y el jardín. Antes de irme me acerqué a la casa de mi tan fiestero vecino para averiguar quién era, toqué el timbre. Comencé a sudar de los nervios y estaba tan intrigada que hice sonar el timbre en repetidas ocasiones. Quizás y mis sueños no me habían engañado del todo. Seguía tocando la puerta pero no parecía haber un alma allí dentro.

No podía dejar de pensar en mi tan verídico sueño, llegué a mi trabajo en busca de Erick, no lo encontraba por ningún lado en la clínica ¡Donde demonios se había metido! Necesitaba saber que era lo que había sucedido ¿por qué no puedo recordar nada? ¿En qué momento me quedé dormida?
En el pasillo me encontré con Monique una de las chicas que estuvo con nosotros, Monique era una de las enfermeras más atractivas, tenía un hermoso color de piel tostado, un cabello tan negro y brillante y un precioso cuerpo de latina, aunque sus raíces eran de Atlanta.
- Hola Priss, reviviste.
- Monique, necesito que saber ¿qué sucedió conmigo?
- Tranquila mujer, no pasó nada malo o al menos algo de lo que debas preocuparte, los chicos nos respetaron y para asegurarme que llegaras a casa me quedé contigo para cuando despertaras pero jamás lo hiciste y vine a trabajar.
La miré por un momento pero la conocía, quizás no lo suficiente pero sabía que decía la verdad, ella siempre era muy protectora.
- Bien, supongo que yo no debí de tomar tanto.
- Se te pasaron los mojitos. Se rió y me dio un manotazo leve. Nos reímos.
- Bien, supongo que para la próxima no me deben dejar beber nada.
- No te preocupes, te aseguro que ni los chicos dejaran que lo hagas.
La llamaron desde el pasillo. - Nos vemos, está chica debe trabajar.
Monique me caía muy bien, era ese tipo de persona con el que puedes entablar cualquier tipo de conversación y jamás te cansarías de hablar, de hecho dentro del hospital era una de las personas en quien más confiaba.

Llegó mi hora de salida así que fui a quitarme mi uniforme para pasar al baño a darme un breve retoque en lo que esperaba a Karen. Apenas terminé de hacerlo cuando recibí un mensaje de Karen:
Priss, te espero justo afuera cariño.
Me encantaba Karen, era tan maternal. Tomé mi bolso y salí del lugar, ni siquiera me preocupó usar el elevador, ya quería reunirme con ellas, me hacían sentir justo como en casa. Una parte de mi gritaba emocionada porque conocería la casa de los Mendes ¡muero!
Crucé la puerta y me encontré en con ella, subí al auto.
- Hola Karen ¿qué tal? Le iba a dar un beso en la mejilla pero ella se apresuró a darme un breve abrazo seguido de un beso.
- ¿Cómo estás cariño?
- Muy bien gracias ¿cómo se la han pasado ustedes?
- No nos podemos quejar, bueno un poco, parece que Shawn nos ha cancelado la cena, él se lo pierde. Me guiñó el ojo. Nuevamente me vino a la mente mi loco sueño y no podía dejar de pensar en él, en Shawn, al parecer jamás correría con la suerte de que nuestros caminos se volvieran a cruzar y yo lo pudiera ver una vez más, tenía la duda, quizás esta vez él ya no estaría bajo tanto estrés y su comportamiento seria totalmente diferente al que tuvo la vez anterior.

Llegamos a la casa de los Mendes, era un hermoso lugar, inmediatamente cuando crucé la puerta se sentía una vibra impresionante, cálida, era realmente un hogar, cruzamos con la sala de estar, habían unas escaleras justo al lado de la entrada principal las que llevaban al segundo piso de las habitaciones, en la sala había un enorme mueble lleno de fotografías, cruzamos y pasamos la cocina y por consiguiente el comedor pero no había nadie allí, salimos por la puerta de la cocina con rumbo al jardín, allí se encontraban Aaliyah y Manuel acomodando la mesa.

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