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Patience II

Logré zafarme del peso de ese hombre quien por un momento me tenía atrapada entre brazos. Estaba desconcertada no sabía que estaba pasando. Una mano se extendió ofreciendo levantarme del piso. Aquel hombre no podía moverse de lo tomado que estaba, parecía inconsciente. Levanté mi rostro. No podía creerlo ahí estaba de nuevo salvando mi vida, Shawn, mi Shawn. Yo estaba en pleno ataque de nervios llorando y temblando aterrada por lo que había vivido. No podía hablar mi garganta estaba hecha un nudo.
- Tranquila cielo. Me tomó entre sus brazos para que me tranquilizara. - Todo estará bien, te lo prometo. Su voz sonaba tan tierna y dulce que por un momento me hizo olvidar al chico "bipolar" que aquella noche conocí. Aún no asimilaba la realidad de la ficción, estaba en total shock. - ¿Qué hacías tú sola por aquí? No deberían permitirte salir a estas horas. Me abrazó aún más fuerte debido a que mi llanto aumentaba. Y ¿cómo no llorar? Acababa de vivir uno de los momentos más horrorosos de toda mi vida, Shawn me había salvado y ahora él me estaba protegiendo, me hablaba para tranquilizarme y me abrazaba entre sus fuertes y cálidos brazos mientras me sonreía prometiéndome: " todo estará bien cariño" ¿cómo diablos no llorar ante esta escena?

El tipo que había atentado contra mí era amigo de Shawn ¿quién era el vecino fiestero? Si, Shawn. Él lo metió a su apartamento jalando y lo dejó allí encerrado bajo llave. - Creo que debe de darse cuenta de lo que hizo, créeme realmente el alcohol lo está afectando, es buen chico no sé qué sucedió pero si quieres llamar a la policia, te entiendo perfectamente.
Yo sólo lo miré, no podía hablar, seguía temblando e incluso tenía vértigos y ganas de vomitar.
Shawn sabía ante la situación que se encontraba y la manejo de la manera más dulcemente posible. Tomó mi bolso y consiguió mis llaves para abrir mi departamento. Se acercó a mí y sin preguntarlo me tomó y me cargó. Dios mío me va a dar un infarto con tantas emociones. Pensaba. Yo estaba helada perdida imaginando en lo que pudo haber sido si Shawn jamás hubiera abierto su puerta.
Me recostó sobre el sofá. - Espera un segundo corazón.
Se alejó hacia el comedor y comenzó a hacer unas cuantas llamadas, yo no podía escuchar muy bien.
- Madre, siento decirte que mañana no podré ir a la cena en casa.
- Peter ¿qué sucede por qué me estás llamando a estas horas?
- Voy llegando a casa y recordé que debía hacerlo, lo siento, no quería despertarte ni preocuparte.
- Vale, vete a dormir, mañana hablamos tú y yo jovencito.
Colgó el teléfono y canceló algunas citas que por lo visto tendría mañana. Yo no soporte más y cerré los ojos, no podía evitar mantenerlos abiertos.
Shawn se acercó nuevamente a mi, levantó mi dorso y el se sentó recostándome sobre el entre su pecho, fue la mejor sensación que jamás pude sentir, sentía ahí su corazón palpitar, estaba recargada contra su pecho con sus cálidos dedos tratando de enlazarse con los míos, me brindaba el calor suficiente y la comodidad para dormir ahí, él no dejaba de repetir una y otra vez: "tranquila, aquí estoy yo, todo estará bien corazón, te lo prometo"

Iba en el pasillo de las escaleras y nuevamente un hombre me perseguía yo corría desesperada pero el pasillo parecía no tener fin, el hombre me atrapó: ¡suéltame! ¡Aléjate de mi! ¡No me hagas daño por favor! Grité. De pronto abrí los ojos, tuve una pesadilla. Shawn seguía presionándome contra su pecho, al parecer se despertó por mis gritos. Desperté llorando.
- Tranquila, por favor, yo estoy aquí, nadie te hará daño, yo estaré aquí. Me besó la frente ¡Dios mío Shawn Mendes acaba de besar mi frente!
- No sabía que estabas aquí, perdona. Quise apartarme de él para no incomodarlo pero él me abrazó con más fuerza.
- No te preocupes corazón, descansa, lo necesitas, yo estaré aquí, te prometo que no me moveré de aquí.
Cerré los ojos tranquila, realmente me era difícil permanecer despierta. Aún así sentía la mirada de Shawn sobre mi mientras el acariciaba mi cabello con una mano y con la otra tomaba la mía fuertemente contra mi pecho, me hacía sentir como en casa.
Estaba ahí con el hombre más hermoso sobre tierra la tierra sosteniendo mi mano, velando mi sueño. No podía dejar de ver su imagen en mi cabeza, sus hermosos y brillantes ojos en ocasiones claros en ocasiones castaños, su cabello sedoso color avellana, su preciosa sonrisa, los hoyuelos que se formaban en su rostro cada vez que sonreía o hacia algún gesto, sus manos tan grandes y marcadas por sus sexis venas que recorrían todos sus tan tonificados y cómodos brazos, su melodiosa voz. ¡Mierda! Este hombre es perfecto.
No pude evitarlo y una vez más abrí mis ojos, él seguía mirando mi rostro y al percatarse me sonrió, tomó mi mano y le dio un pequeño beso .- Tranquila. Sonrió nuevamente.- No me creerás si te digo que te he visto en otra parte, no puedo dejar de mirarte, me eres muy familiar. ¿Qué? ¿Es en serio Mendes? ¡Genial! Pensé. Le sonreí.- ¿Podrás creerme si te digo que somos vecinos?. Le respondí sarcásticamente y ambos nos reímos. No quería recordarle la manera en que lo había conocido y arruinar tan bello momento, además moría de sueño y no quería quedarme sola después de lo que pasó.
Durante la noche pude sentir como él acariciaba mi cabello y mis manos y también como de pronto se quedaba dormido y se despertaba asustado a recurrir mis sueños. Si, está noche estaría entre mi lista.

Desperté alrededor de las 9 de la mañana y estaba en el sofá cubierta con una cobija, no sé de quién era, miré a mi alrededor y no encontraba a Shawn por ningún lado. Estaba a punto de levantarme cuando sonó mi teléfono:
- Hola
- Hey Priss ¿qué harás hoy a las 7? Era Aaliyah pero no le mencioné absolutamente nada de lo de anoche o Karen se preocuparía.
- No planeo hacer nada ¿tienes planes?
- Si, mira, Shawn nos cancelo pero de igual manera mi madre quiere que vengas a cenar a casa. ¿QUÉ? ¿YO EN CASA DE LOS MENDES? ¡Oh por dios!
- No aceptamos un no como respuesta. Se rió. - Mi madre pasara por ti a las 6:30.
- Venga, está bien.
No estaba muy segura de ir pero igualmente ellas eran lo único que tenía aquí en Canadá que me hacía sentir como en casa.
Abrieron la puerta.