Kid in love

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Recogí mi casa y fui a hacer mi desayuno ¿o más bien merienda? Shawn no hacía ni un solo ruido desde su apartamento. No tenía ganas de cocinar nada, decidí ordenar una pizza pronto darían casi las 4 de la tarde, la ordené a recepción en lo que entraba a tomar una ducha.
Salí de esta y como a los 40 minutos me llamaron a la recepción, eran justamente las 4. Moría de hambre, me dirigí a la recepción con el cabello aún un poco húmedo y en ropa cómoda.
- Son $34 dólares. Me ordenó Joe. Le ofrecí el dinero que el le había dado al joven que trajo la pizza y unos cuantos más de propina.
- Gracias Joe. Le agradecí.- ¿Gustas un poco? Es demasiada para mi sola. Sonrió.
Joe era un hombre casi de la tercera edad, era muy gentil y todos en el edificio lo apreciábamos.
- Muchas gracias, pero, te agradecería si le entregas a tu amigo esto. Extendió una pequeña bolsa de papel.- Lo ha dejado su hermana aquí, pero no he visto al joven por ningún lado.
- No se preocupe Joe, está en buenas manos, ahora mismo se lo hago llegar.
Tomé la caja de pizza y la bolsa en mis manos ¿qué habrá adentro? Aaliyah era tan misteriosa, pero no, no podría ser capaz de abrirla.

Llegué a mi piso, eran aproximadamente las 4:20 de la tarde, me acerqué a la puerta de Shawn, toqué el timbre repetidas veces. Me parecía un poco extraño, me entró la curiosidad y jale la manija de la puerta ¡Está abierta! No quería hacerlo pero a final de cuentas me preocupaba un poco.
Entré a su departamento, había un desastre dentro. Comencé a llamar a Shawn.
- ¡Mendes! Gritaba entre susurros.
La puerta de el cuarto de Shawn estaba abierta, eché un vistazo por el rabillo pero este hombre no estaba en su cama ¿en dónde estará?
Saqué mi móvil para enviarle un texto.
- ¡Haz dejado la puerta abierta!
Di media vuelta para dirigirme a la puerta, dejé sobre la barra la bolsa que Aaliyah había dejado.
Busqué por encima un papel o pluma para dejarle una nota. Escuché como de pronto una puerta se abría a mi espalda.
Volteé asustada, estaba segura que no había nadie en el lugar.
Shawn estaba frente a mi ¡Oh madre!
Recién salía de tomar una ducha, sus rulos estaban chorreando el agua que le quedaba, está al mismo tiempo recorría en pequeñas gotas su cuello, hasta caer a su dorso, él sólo estaba envuelto en una toalla que le cubría la cintura hasta poco arriba de las rodillas.
¡Se veía buenísimo! ¡Riquísimo! Estaba sin palabras, probablemente la baba me abría escurrido a chorros.
Él un poco sorprendido y apenado estaba frente a mi.
- ¡Oh! Exclamó.
Su cara se tornó roja, y su risita nerviosa comenzó a apoderarse de él.
Obviamente no podía dejar de mirarlo, era precioso su cuerpo, todo de él, verlo ahí a él era tan placentero como comer tú comida favorita o incluso porno, yo qué sé, verlo así era exquisito.
- La puerta estaba abierta. Me defendí. Él se rió.
- No hay problema, aguarda un segundo.
- Volveré más tarde. Dije apenada.
- No, que va, solo espera. Seguía riendo.
Entró de inmediato a habitación.

Moría de pena.
En menos de 5 minutos el ya estaba de vuelta, yo había tomado asiento en el sofá. Se sentó en el sofá muy apenado aún.
- Así que ¿la puerta estaba abierta? Se rió entre dientes.
- Si, bueno baje a la recepción y Joe me pidió que te entregará esto. Apunte al paquete de papel.
- Yo, la dejé porque creí que Joe vendría. Se rió.- Pero me alegra que vinieras.
- No puedo creer la hora que es.
- Yo justo acabo de levantarme. Confesó. Yo reír por la ironía.
- Yo también.
- La hemos pasado genial anoche.
Ambos nos reímos.
- Los chicos están realmente felices de haberte conocido.
- Son buenos chicos. Le admití. - A todo esto, supongo que no has comido ¿cierto? Le pregunté.
- Tienes razón, deberíamos pedir algo.
- Yo pedí pizza, para los dos es suficiente, bueno si no te molesta recalentarla.
- Por mi no hay problema, vente vamos a comer, en el refrigerador debo tener algo para acompañarla. Tomó mi mano y me jaló para levantarme.
Nos dirigimos en a la cocina, al parecer Mendes dentro de la cocina era el peor resultado experimental que se podría obtener, era un caos.
- Recuerdo que mi madre me trajo alitas y solo debía freírlas. Buscaba entre los cajones.
- Supongo que deben estar en el congelador.
Se quedó callado e hizo una cara cediéndome la razón.
- Cierto. Sonrió.
Freímos las alitas de pollo y las pusimos en un bowl, la pizza la metimos al horno microondas, Shawn arreglaba la sala, tenía una película en espera para cuando comiéramos.
Nos sentamos en un sofá y puso play a una de las películas de Harry Potter.
- Me encantan estas películas. Mencionó.
- A mi me gusta esta, pero sin duda la segunda parte es mi favorita.
Era obvio su cara de felicidad lo decía todo, Shawn terminó de comer bastante rápido y yo me apuraba por hacerlo.

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