Stitches

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Entré al frío y silencioso consultorio, se sentía un poco incómodo el ambiente. Ahí estaba el Dr. Hanks director del Toronto Hospital, un hombre robusto marcado por los años, aún así se veía que en sus buenos tiempos fue todo un galán, su voz era aguda y vibrante pero bastante intimidante ¿EN QUÉ CARAJOS ME METÍ? Pensé.
- Miss Priss?
- Si, soy yo, mucho gusto.
- ¿Así que estudiaste en México y te postulaste para la Universidad de Toronto?
- Así es señor.
Estaba nerviosa y me trababa demasiado al responder sus preguntas ¡Priss no lo arruines! Me dije en mis adentros. Cada vez que contestaba el hacía gestos extraños.
- Bien ¿por qué debería darte el puesto a ti que no tienes experiencia y no a otro personal más preparado y que realmente es seguro de sus palabras?
Maldita sea realmente estaba logrando que me reprimiera y eso hacía más imposible que pudiera pronunciar más claramente y con mayor léxico. Las manos comenzaron a sudarme, quería hablar pero no sabía si mi argumento era bueno ¿era obvio no? Necesitaba que me diera el trabajo porque era mi única esperanza ya que contaba con muy poco capital. Sí mi madre se enterara ya me estaría exigiendo de vuelta en casa, ya que le mentí y le asegure que mi trabajo como enfermera en Canadá ya era un hecho.
Contesté con voz chillona y temblorosa -Bien creo que merezco el puesto pues logre una posición en mi postulado en la universidad y porque realmente. Mis malditos nervios se apoderaron de mi y cada vez me era más difícil hacer sonar una palabra.
- Bueno realmente...
Mr. Hanks me interrumpió.
- Tú postulado es un hecho, debiste correr con demasiada suerte.
- Gracias. Respondí en voz muy baja.
- Pero me temo que no puedo darte el puesto, yo necesito a alguien que entienda a mis pacientes.
Lo interrumpí - Pero yo puedo hacerlo, es solo que es mi primera vez en un país extranjero, jamás había hablado tanto, por eso mi mala pronunciación, prometo mejorarlo es cuestión de días para acoplarme al acento.
- Lo siento aquí es un hospital no una escuela de idiomas.
¿En serio? ¿Me echaría a la calle solo así? Me sentía impotente y discriminada.
- Disculpa por hacerlo perder su tiempo. Respondí algo molesta y salí del lugar ¿y ahora qué demonios voy a hacer?
Ni siquiera supe cómo lo hice pero llegue caminando al hotel donde me hospedé, tenía un nudo en la garganta , estaba totalmente denigrada y me sentía como una fracasada.
A penas tenía un día ahí y ya quería volver a casa, ojalá y le hubiera hecho caso a mi madre. Realmente me sentía mal, no dejaba de pensar en que haría cuando terminara el dinero que llevaba ¡Mierda! Aún falta un mes y medio para entrar a la universidad ¿en dónde coño iba a dormir?
Me tire frustrada en la cama y me puse mis audífonos y mi playlist de Shawn Mendes a todo volumen, me quede dormida.
Me desperté cuando dejo de sonar la música y eran como las 6 de la tarde, me metí a bañar y pedí que me trajeran comida a la habitación.
Estaba mirando mi programa favorito Botched mientras me comía una pizza cuando de pronto sonó mi teléfono...
- Aló
- Hey Priss ¿cómo estás?
Tarde un minuto en procesar la voz.
- ¡Mierdaaaaa! Grité. Era Sam, me emocionó mucho su llamada.
- ¿Qué hay? ¿Te gustó mi sorpresa?
¡CARAJO! Ni siquiera he desempacado, tuve que mentirle.
- ¡Eh! Si ya lo abrí, te volaste la barda muchas gracias.
- ¿En serio te gustó?
- Sí de verdad. Ni sabia de que estábamos hablando pero si le decía que no lo había abierto seguramente se sentiría menospreciado o algo así, el era muy sentimental.
- Vale, no te siento tan entusiasmada ¿está todo bien? ¿A caso no te gustó tu regalo de graduación?
¿Qué coño será que le importa mucho saber mi reacción? Me entró la curiosidad pero aún así yo le asegure que me había fascinado.
- No, no es eso, tú regalo es fabuloso, es solo que no he tenido un buen día.
- ¿Qué ocurré? ¿Te nació de nuevo el amor por tú ex y te arrepientes de haberte ido?
Me dijo en un tono burlesco.
- Jajajaja, no seas estúpido. En todo el tiempo que llevaba sin hablarle a mi ex no había vuelto a pensar en él, para evitar caer en depresión nuevamente, en realidad no sabía si aún lo amaba, lo evitaba a toda costa de mis pensamientos.
- Siento haberte hecho pasar ese mal rato en el aeropuerto.
- No ¿sabes? Eso me sirvió para confirmar que quería venir acá.
- Creí que te arrepentirías. ¡Wow! Si él supiera que me siento como una mierda porque me rechazaron en el trabajo y que quería volver, pero no, me vería aún más fracasada y sería el hazme reír de toda mi generación, eso sí que no.
- No, realmente me está gustando Toronto, ojalá puedas venir pronto, en cuanto me indiquen mi departamento.
- Prometo verte en cuanto pueda, Priss debo de irme, la llamada me costará un ojo de la cara. Me reclamó.
- Te llamaré en cuanto pueda.
- Vale, te quiero, mucho cuidado ¡no te vayas a enamorar de él Mendes!
- Jaja. Me puso a pensar, el sabía que estaba obsesionada con el ¿lo habrá dicho por qué en Ontario reside él? No te preocupes, ese Mendes no es de cuidado.
- Te quiero, disfruta tu regalo, adiós.
Ni siquiera alcance a decir adiós porque se corto la llamada, me dejó pensando ¿por qué tendrá tanta curiosidad de saber si me gusto su regalo? ¿Pues qué era? ¿El pack exclusivo de Mendes? No pude más y aventé la rebanada de pizza a la caja y fui a dónde mi maleta.
Estaba muriendo de curiosidad ¿qué será? Era una caja pequeña ¡wow Sam te volaste la barda! ¿Será un iPhone? Mis suposiciones y expectativas  creo que rebasaban demasiado la realidad ¿Será el disco con el nuevo álbum de Benito?
Abrí la caja ¡No puede ser! Quedé sorprendida. Era una cámara instantánea muy pequeña dentro de una cajita blanca muy bonita llena de confetis de distintos tonos de azul (mi color favorito) , era preciosa tenía un color gris hermoso . Sam si que sabía mis gustos, incorporó mis colores favoritos en un sólo regalo ¡que lindo! Pensé.
Saqué la cámara para prenderla y ver como funcionaba, y junto a ella venía una nota que decía:
"No me lo agradezcas, diviértete"
¡No mames! Dije, sonaría mal agradecido pero ¡uy aguanta Sam me voy a divertir tomando fotos aguantaaaaa! Pensé sarcásticamente, no le encontré mucho sentido a su nota. Agarré los confetis de la caja para ver si venía algún manual de uso para la cámara ¡NO CHINGUES SAM! Grité, en fin nadie entendería.
Comencé a llorar y a brincar de la emoción no podía creer lo que tenía en mis manos.

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