Have mercy on me.

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Me encontraba en camino a casa nuevamente, estaba volviendo a México, estaba a punto de abordar el avión y Aaliyah desde un enorme cristal acompañada de su familia y unos cuantos amigos me decían adiós, a pesar de la emoción de ver a mi familia y amigos sentía un enorme vacío en el estómago y un sentimiento de desesperación y culpa, ese hueco era un poco doloroso, de pronto venía a mi mente Shawn pero él punzante dolor era un más fuerte ¡no puedo volver a casa sin decirle a Shawn lo que siento! Todos estaban a punto de darse la media vuelta, Shawn lo hacía, a través del cristal y la gran distancia que nos separaba intenté gritar con todas mis fuerzas ¡Sh....!
No salió un solo sonido de mi garganta, intenté hacerlo decenas de veces más pero era imposible, comencé a desesperarme y a gritar sin lograr hacer ruido.
- Tranquilízate cariño. Me abrazó Shawn.
Yo no sabía que era lo que ocurría. - Es solo una pesadilla cariño, tranquila.
Ahora todo tenía sentido, estaba soñando ¡gracias al cielo!
- Siento despertarte, suelo tener pesadillas muy seguido y a hablar sola mientras duermo.
Soltó una pequeña risita.
- Priss, durante meses he velado tú sueño, no es nuevo para mí al menos de aquí puedo evitar que te lances de la terraza. Jugueteó.
- Debería irme ¿qué hora es?
- Priss es más de media noche, claramente no te dejaré cruzar la puerta, sería descortés permitir eso.
- No es nada, sólo quiero que duermas bien.
- Lo estaba haciendo, tienes más de media hora hablando y no era molestia alguna para mi.
No pude evitar sentir mis mejillas enrojecer. Tomé el teléfono, efectivamente eran las 12:30 de la noche. Shawn me observaba con una cara burlesca.
- Cariño ¿tienes hambre?
- La verdad es que un poco.
- Lo noté, mientras dormías mencionaste que querías comer. Se comenzó a carcajear y yo no sabía porque.
Normalmente en mis sueños digo de todo ¿qué habré dicho? (Omaiga)
Shawn se levantó en bóxers de la cama.
- Iré a prepararte algo ligero ¿de acuerdo?
- ¿Tienes hambre?
- La verdad es que si. Soltó una risotada.
- ¡Que va Mendes! Creo que sobró un poco de pizza.
- ¿Quieres más alitas? Me preguntaba.
Me parecía un gesto hermoso que se ofreciera a preparar la comida ya que él claramente era un desastre en la cocina, era un precioso y dulce gesto de su parte.
- Shawn...
- Dime.
- ¿Te molesta si entro a ducharme?
- Para nada, puedes hacer lo que quieras.
- Vale iré a mi casa por algo de ropa.
- No Priss, ya es tarde.
- Vivo aquí de junto Shawn.
- No me importa no saldrás sola, te acompaño.
Eché un vistazo alrededor, tomé una camisa suya del sofá.
- Olvídalo ya encontré ropa. Le reproché.
- Perfecto cariño. Me sonrió irónico. - Iré a cocinar.
- Vale, me ducharé.

Shawn salió de su cuarto y yo ingresé al cuarto de baño, me encontraba frente al enorme espejo, no podía evitar recordar lo que esa noche había vívido, fue la noche más magnífica que jamás imaginé, estaba adolorida, mi cuello estaba estrezado, mis caderas y piernas parecían haber soportado más de dos mil sentadillas, mis brazos adoloridos como si hubiera cargado enormes bolsos con un buen peso.
Cerré mis ojos, recordaba a Shawn saboreando mi piel, acariciandola, fundiéndose junto a mi, nadie en la vida me había dado lo que esa noche Shawn me hizo sentir, no sólo fisiológicamente sino sentimentalmente, mi mandíbula aún seguía adolorida e incluso entumida, mi cuerpo estaba exhausto pero me sentía espléndida, aún podía soportar más.

Salí de ducharme y no me puse absolutamente nada debajo, solo me cubría la camisa de Shawn, una camiseta color gris azulado, me sentaba muy bien él color, pero definitivamente no tanto como a él.
Salí a la cocina y me detuve un momento a ver a Mendes desde el otro lado de la habitación, lucia tan tierno intentando tomar control de la cocina, era hermoso.

Shawn Mendes es el chico más precioso del planeta, su sonrisa no sólo me alegra a mi, alegra a miles de personas, es el hombre más sencillo y humilde de la tierra , a pesar del mundo del que se rodea de fama, jamás olvida de dónde viene, es tan humano, tan amoroso, tan excelente hijo, hermano, amigo, tan caballero, tan único, tan Shawn Mendes.
- ¿Listaaaa? Me interrumpió de la nube en la que me había perdido. Amaba su sonrisa, jamás faltaba en su cara.
- Así es ¿necesitas una mano?
Me vio apenado.
- Sino es mucha molestia.
- Perfecto porque tengo dos.
Me volteó a ver (tipo khaaaa) haciendo muecas.
Ya había terminado de cocinar y solo debíamos servir la comida.
- Aquí tienes cariño. Me ofreció un plato.
- Gracias Mendes.
Cenamos mientras Shawn me contaba sobre cómo eran sus días antes de la fama y lo mucho que todas las noches se iba a dormir deseando ser quien ahora era.
¡Que ironía ! Shawn todas las noches desde hace años se iba a dormir con una sola idea en la cabeza, pidiendo con todas sus fuerzas hacer lo que más amaba, de igual manera como yo deseé con tanta intensidad estar con él algún día, la vida da muchas vueltas.
Ahora entiendo porque sucedieron las cosas, porque mi vida habría dado un giro de 180 grados, todo tenía sentido, ahora ambos estábamos donde creíamos que debíamos de estar, me sentía satisfecha, al menos el dolor que tanto Shawn como yo sentimos, podría desaparecer con ayuda de cada uno.

Terminamos de cenar.
- Priss ¿te incómoda si te dejo un momento sola? Iré a ducharme.
- Para nada, adelante, yo recogeré la mesa.
- Gracias cariño.
Se retiró de la mesa y yo de inmediato limpié, pasaron unos diez minutos y apenas se escuchó la regadera.
De pronto se me ocurrió una idea (*pone cara de perver*) apagué las luces de la cocina y me dirigí hacia la habitación, esperé pero Peter no daba señales de que saldría.
Apagué la luz de la habitación y estaba a punto de recostarme sobre la cama pero mis pensamientos me instruían a hacer lo que ellos decían.
Me paré y descalza sin hacer un solo ruido me dirigí al cuarto de baño, la puerta estaba emparejada como si la hubieran dejado así a propósito, retiré de mi cuerpo la camiseta de Shawn, abrí la cortina poco a poco, sin darme cuenta de mis pasos estaba justo ante la espalda de Mendes.

Las gotas de agua recorrían su espalda haciéndola ver deliciosa, él seguía ahí sin darse cuenta, se veía precioso, sus rulos desbordando. No soporte más di un paso más tomándolo de la espalda, él dio la media vuelta con una sonrisa resplandeciente sobre su rostro, quizás por la sorpresa.
Me observó, lo observaba, no podía parar de apreciar todo su cuerpo, era hermoso, despertaba sensaciones en mi sin siquiera tocarlo.
- Eres hermosa cariño, no me esperaba esto. Sonreía.
- Eres hermoso Shawn.
Sus labios rozaban suave y dulcemente con los míos, sus manos se enredaban entre mi cabello y masajeaban suavemente mi cuello, Shawn me apretaba con fuerza a él, todo su cuerpo estaba comenzando a arder nuevamente, era fácil notarlo. (Shawnanconda alive)
- Priss, te juro que muero por ti, en todos los sentidos, eres hermosa, luces preciosa, me gustas como no tienes una idea cariño.
- Y tú a mí Shawn, no sé que es esto que siento pero me gusta.

Cerró la regadera y me tomó entre sus brazos, me envolvió en una toalla y él se cubrió con una, nos dirigimos a la habitación, me recostó sobre la cama.
- Debo decirte algo Priss.
- Te escucho Peter. Se recostó de lado conmigo, sentía su pecho quemando mi espalda.
- Quiero que sepas que desde el primer momento que te vi, algo sucedió y me mataba de celos el hecho de que Aaliyah pudiera estar cerca de ti y no generar una revolución tan grande, me mataba saber que yo jamás podría siquiera cruzar palabra contigo, sabía que el fandom se volvería loco y claramente se iría contra ti, moría de celos y lo sigo haciendo porque una persona con una vida normal puede darte tantas cosas que yo desearía poder darte y jamás podré.
- Shawn, se quién eres, se que tú vida es distinta, entiendo, pero es decir...no sé ni qué decir.
- No sabes cuánto envidio a tu ex.
Hice una enorme mueca ¿QUÉ COÑOS SHAWN?
- No deberías.
- Es un imbécil, es decir, yo quisiera poder salir como un chico cualquiera e invitarte quizás al cine o simplemente a un lugar público , cosa que es casi imposible, yo desearía poder hacerlo y presumirte con todo mundo, pero no quiero arriesgarte, jamás lo haría.
Sus palabras eran dulces y me hacían sentir la persona más especial en la tierra.

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