Capitulo 29: Lo intentamos.

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~ ALEXANDER ~

Una cita. Una oportunidad. Una única oportunidad.

Aceptaba que sentía algo por Murphy, aunque yo creí que ella sentiria lo mismo, pero no pude estar más equivocado.

No podía evitar pensar que Murphy hacia esto por lastima o algo parecido, pero con esta cita pensaba cambiar su concepto acerca de como me veía.

Fui a la escuela de buen humor, al menos intentaba aparentar que no tenía ningun tipo de preocupación, pero Noah — apenas nos sentamos para georgrafia — me exigió que lo soltara.

—Tengo una cita.

Noah soltó una carcajada.

—Con Murphy.

Se rió tanto que comenzó a llorar y cuando la profesora comenzó a darse cuenta el escandalo que estaba haciendo nos sacó afuera a ambos. ¡Pero Noah era el que se reía de manera exagerada!.

Una vez afuera me miró.

—No es broma —le aseguré.

—¿A ti te gusta? No creí que sucediera eso... algún día —respondió y ambos nos sentamos en el suelo de manera disimulada.

—Algo así —afirmé—. A ella no le gusto.

Noah quería reirse pero se contuvo, aprecio eso de su parte.

—¿Y la cita está en tu cabeza o... ?.

—Aceptó intentarlo.

Ninguno dijo nada por un rato.

—¿Y crees qué funcionará?.

Me encogí de hombros.

—Tengo esperanzas.

Luego de hablar con la directora volvimos a clase, estuvimos ahí la media hora que restaba de clase y luego nos fuimos a almorzar.

Quería decirle a Murphy "recuerda la cita de hoy" o algo así, pero cuando la vi hablaba con Jeremy de algo, no quise interrumpirla y seguí al lado de Noah como si no pasara nada.

Finalmente a la salida me quede esperandola sentado en los escalones mientras jugaba un juego en mi télefono, ella me pateó — no muy suave — cuando apareció.

—Alexander —saludó y me sonrió—. ¿Nos vamos o qué?.

—¿Te llevo la mochila? —le ofrecí y ella negó—. ¿Segura?.

—Bastante —protestó—. ¿A dónde iremos? Tengo hambre.

—¿Un helado?.

La verdad no tenía mucha idea de lo que haríamos hoy.

—Mmh... no ¿O si? ¡No sé! Como quieras.

Sonreí.

—Podemos ir a comprar papas, un jugo, incluso un batido.

—Me gusta la idea del batido.

—Entonces vamos por un batido.

Murphy intentó que la situación no se tornara incomoda, y habló la gran parte del tiempo acerca del club de fotografia, entre otras cosas, nombró también la boda de su madre y que pronto me daría la invitación.

Cuando llegamos a la heladería pedimos dos batidos y los tomamos de camino al parque, aunque a la mitad ya se nos habían acabado y los arrojamos rápidamente a la basura.

—¡Agh! Detesto los parques, es el lugar de la chusma —dijo entre risas.

—Te quiero mostrar mi lugar favorito.

—Mmh... tengo un poco de miedo —bromeó y la empujé—. ¡Eh! Solo era broma.

—Deja de parlotear y sube.

Subí las primeras dos ramas y luego en la tercera me senté, como siempre, aunque Murphy se atascó en la segunda.

—¡Odio el deporte, Alexander! No tengo musculo, soy puro hueso —se quejó.

—Deja que te ayude, pero has fuerza porque sino nos vamos a matar los dos ¿Okay?.

—Bien... no quiero morir.

Tuve que bajar de nuevo y tomé con cuidado la cintura de Murphy, intentando no perder la estabilidad en la segunda rama, hasta que ella finalmente pudo subir y yo hice lo mismo.

—Es una bonita vista —opinó.

—Suelo venir por las tardes con Noah, algunas veces.

—¿A drogarte?.

—Cállate Murphy —pedí haciendola reir.

—Me agrada —afirmó—. Hoy fue un día divertido.

Murphy pasó uno de sus cortos mechones de pelo tras su oreja.

—No te molestes —pidió—. Pero no me gustas.

Sentí algo en mi interior, algo raro, extraño, y luego un nudo en la garganta. Mi cara estaba ardiendo porque me sentía un poco avergonzado.

—Lo siento, Alex —me miró—. Pero eres mi amigo.

—¿Y no cambiarias de opinión algún día?.

—Sería cruel hacerte esperar, hasta alguien para mi —sonrió—. Eres un gran chico Alex, el chico que toda chica desearía tener, pero no eres justamente el mio, y yo no debo ser tu tipo de ese modo.

—¿Por qué piensas eso? Te dije que me gustabas.

—Mmh... creo que solo estás confundido, tal vez te agrada mucho y piensas que te gusto —afirmó y me miró—. ¿Podemos ser amigos?.

—Sería raro.

—No para mi.

Para mi si.

—Murphy...

—En serio te quiero en mi vida Alex.

La miré y asentí, poco seguro de las palabras que saldrían de mi boca en este momentos.

—Está bien.

El misterio entre Alex y Murphy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora