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Ella sabía que regresaría. Él había asesinado a sus padres y cumpliría sus amenazas: iba a secuestrarla.

Ella esperaba que no lo hiciera, pero supo que no había esperanza cuando una rosa amarilla llegó con otra nota:

Iré a recogerte. Lo prometí.

Lo odió. Había matado a sus padres. No tenía nada más que perder, así que fue a la policía.

Les mostró las fotos y los dedos mutilados. Ellos los tomaron y le dijeron que la llamarían cuando encontraran al asesino.

Esperó que lo lograran. Les habló de su situación y ellos la dejaron quedarse a pasar la noche en la estación.

100 Rosas AmarillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora