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Ella tenía su vida de regreso. Su acosador finalmente se había ido. Finalmente podía relajarse.

Odió las rosas amarillas después de aquella experiencia. Tan solo verlas la hacía sentir enferma.

Pero las rosas amarillas seguían llegando.

Ella decidió ignorarlas. No tenía sentido porque su atormentador estaba bajo custodia policial. Tenía cosas más importantes que hacer. Necesitaba dinero y un trabajo.

100 Rosas AmarillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora