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Ella lo convenció de soltar sus manos y pies cuando él no estaba en la habitación.

Se lo dijo amorosamente. Esa era su debilidad: el amor de ella.

Era todo lo que él necesitaba. Todo lo que ella necesitaba decir era, "Te amaré si me dejas hacer esto."

Ahora, ella era libre cuando él no estaba en la habitación.

100 Rosas AmarillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora