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Ella lloró. Su amiga le habló sobre una rosa amarilla. Él estaba ahí de nuevo, siempre que ella estaba en casa de la oficial.

Necesitaba salir. No, tenía que quedarse.

Necesitaba protección. Ya que su amiga tenía que trabajar hasta tarde, aún no estaba a salvo.

Su amiga solicitó protección. De nuevo ella estaba a salvo. Estaba en una casa custodiada.

Gracias a Dios.

Pero él era astuto.

100 Rosas AmarillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora