60

175 9 3
                                        

Se volvió afortunada. Seguía recibiendo rosas amarillas todos los días. Ahora tenía la excusa para tener un florero.

"¿Por favor?" le pidió.

Él la miró amorosamente. "¿Quieres un florero?

"Siempre me das rosas amarillas," le explicó ella. "Quiero un lugar dónde ponerlas."

Él no pudo resistirlo. No cuando ella le había rogado de esa manera. Le gustó que ella confiara en que él haría cosas por ella.

Le dio un florero. Un florero amarillo.

100 Rosas AmarillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora