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Obtuvo su número. Ella estaba dejando su casa. Él chocó con ella y tomó su teléfono. Ella se disculpó antes de marcharse rápidamente al trabajo, apurándose demasiado como para siquiera mirar al hombre con el que se había topado. Nunca se dio cuenta de que su teléfono estaba perdido.

Él encontró su número y lo guardó en su teléfono. Sonrió por la emoción de tener su número. Oh, cómo deseaba poder tener más que solo su número.

Devolvió el teléfono con otra rosa amarilla, sin vergüenza, yendo a hurtadillas hasta su casa mientras ella estaba en el trabajo.

No podía esperar para verla otra vez, su cabello ondeando en el viento, su belleza, sus hermosos ojos mirando frenéticamente alrededor cuando él estaba cerca.

Mía, pensó él. Toda mía.

100 Rosas AmarillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora