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Ella se estremeció. Si él giraba la cabeza, la vería.

Un giro de los acontecimientos: ella tuvo suerte. Él no giró su cabeza. Se dio la vuelta y dejó la habitación.

Tras un momento, ella suspiró y salió de debajo de la cama.

Se levantó y sacudió sus ropas, las cuales ahora estaban cubiertas de polvo.

Entonces, recordó la pared. Lo había visto dirigirse hacía ahí.

La curiosidad sacó lo mejor de ella y se acercó para ver lo que él había hecho.

Sé que saldrás. Tengo un dispositivo de seguimiento en tu teléfono. Mira detrás de ti.

Aquellas palabras la hicieron estremecerse...

Y entonces, se dio cuenta de que nunca lo escuchó bajar las escaleras

100 Rosas AmarillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora