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Tuvo que correr. No podía creerlo. Corrió siguiendo el sendero. Esperando que fuera el camino correcto.

Se sintió como la persona más afortunada del mundo cuando vio los faros de un coche. Estiró su brazo.

El auto la dejó atrás y ella lo fulminó con la mirada.

Su oportunidad simplemente la había dejado atrás.

100 Rosas AmarillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora