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Él gruñó. No quería dejarla. No cuando ella estaba en su casa.

Pero tenía que. Necesitaba alimentarla. Y ella le pidió un platillo especial. Ella quería mostrarle algo durante la comida.

La dejó. Compró la despensa y volvió rápidamente. No podía esperar para verla.

Preparó la comida--una pasta deliciosa.

Entonces, llevó todo al cuarto donde estaba ella. Llamó a la puerta. Ella sonrió cuando él entró.

"Necesitamos un poco de vino con esto," le dijo ella con voz musical.

Él asintió. Ese era el mejor día de su vida.

100 Rosas AmarillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora