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Él la alimentó poco a poco. Sus manos estaban atadas en su espalda. Él estaba siempre ahí, observándola.

Ella estaba asustada. Él la alimentaba. Nunca la dejaba. Siempre que ella se quedaba dormida, despertaba para encontrarlo ahí, observándola.

Deseó nunca haber ido a la policía. Deseó nunca haber decidido vivir ahí.

Más que nada, ella deseaba estar muerta.

100 Rosas AmarillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora