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Había estado ahí de nuevo. La rosa amarilla estaba en la banca, pero ella sabía que él debía haber entrado en su casa. No sabía dónde había obtenido la llave, pero él estaba allí.

Todo estaba fuera de sitio. El pan no estaba junto al tostador, la caja de cereal había sido puesta más atrás. Sus sábanas estaban arrugadas, como si alguien se hubiera dejado caer en ellas.

Después de eso dejó de dormir en su cama. Ahora pasaba las noches en el sofá.

Despierta.

100 Rosas AmarillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora