Siento las sábanas deslizarse por mi cuerpo y pronto tengo un peso encima de mi. Siento sus labios contra los míos pero no hace nada más para despertarme. Sigo con los ojos cerrados y haciéndome la dormida durante unos minutos más pero finalmente los abro y me encuentro con su mirada penetrante mirándome con una sonrisa pintada en la cara.
—Buenos días, bella durmiente— dice y me cubre la cara de besos. Gruño y intento zafarme de él para dormir un poco más. Pero es imposible me agarra de las manos y las deja a mis lados para empezar a acariciarme por de bajo de mi camiseta. Me gustaría descansar un poco más ya que hoy por lo visto tampoco voy a trabajar. Que mal, pobre Aihona. Tendré que llamarla luego y contarle por qué no fui ayer ni hoy. No he hablando con ella des del martes. Espero que no me haya despedido y suplantado por otra mas buena trabajadora que yo. Seguro que sí. Mi cuerpo se despierta cuando me sube la camiseta y deja mis pechos al aire. Se mete uno a la boca y enseguida abro los ojos. Se ríe y dice:
—A si me gusta... ¿Ya estás más despierta?— se burla. Espero, resignada, a que él tome la iniciativa. Esta vez quiere ir despacio, y me parece bien. Pero ¡podría darse un poco mas de prisa! Me observa con detenimiento mitras acerca lentamente su rostro al mío. Cuando por fin nuestros labios se rozan, gimo y abro la boca para invitarlo a entrar. Tiemblo de forma involuntaria cuando me lame la lengua con la suya, tomándose su tiempo, seduciendo mi boca con lentitud y retirándose de vez en cuando para besarme los labios con dulzura antes de continuar explorando. Me encanta este Harry sensible, pero me encanta mas mi Harry dominante.
Cuando considera que ya me tiene cautivada, me acaricia un costado con la punta del dedo y me abre las piernas para quedar entremedio de ellas. Es suficiente para hacer que pierda la razón y empiece a mover las caderas al tiempo que la presión que siento en el vientre desciende a gran velocidad hacia mi sexo. Su tacto es adictivo. Él es adictivo. Soy totalmente adicta. Le agarro en culo, duro como una piedra, con las palmas de las manos, y le aplico un poco de presión para apretar sus caderas contra las mías débilmente. Ambos gemimos en armonía en la boca del otro.—Pierdo la razón por completo cuando se trata de ti... Cuando me hablas, cuando me besas, cuando nos peleamos y todavía mas cuando hacemos el amor. — murmura contra mis labios.
Se aparta, me observa el rotro y se hunde lenta e intencionadamente en mí, centímetro a centímetro. Mis manos salen disparadas hacia su espalda y cierro los ojos con fuerza. Me a llenado por completo. Él permanece inmóvil y deja que me acople a su alrededor, con la espalda tensa y la respiración entrecortada. Sé que debe de estar contándole una barbaridad quedarse tan quieto.—Mírame, _______— susurra.
Abro los ojos y me encuentro con los suyos de inmediato. La expresión de su rostro confirma mis pensamientos: tiene la mandíbula tensa, una arruga en su frente y los ojos verdes en llamas. Muevo un poco la cadera para darle a entender que estoy bien, y tras mi invitación, empieza a retirarse con lentitud hasta que estoy segura que va a salir, pero entonces, poco a poco comienza a hundirse de nuevo hasta la parte mas profunda de mi ser, y entra y sale.
—Hummm...— gimo con un largo suspiro.
—Me encanta el sexo por las mañana contigo— exhala.
Las acometidas, medidas y deliberadas, me están haciendo perder el control, así que empiezo a levantar las caderas para recibir sus penetraciones, dejo que él entre más en mí y yo me excito todavía más. Es una sensación extraordinaria. No voy a aguantar mucho tiempo si sigue así.—Te gusta, ______— pregunta en voz baja. Sabe que sí.
Su mirada sigue clavada en la mía. Moriré amado sus preciosos pozos verdes, su mandíbula cuadrada, su nariz perfecta y sus labios rojizos. Bueno no hay nada que no me guste de él. Es como si los dioses lo hubiera diseñado. Soy demasiado afortunada de que éste aquí encima de mí follandome soñoliento.