Por esta noche.

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Platicar esta noche con Saúl me tranquilizó, de cierto modo me reconfortó saber que en medio de su confusión, si me amó y aún me amaba. Saber quién era yo en su vida y qué significaba para él, muy en contra de mi voluntad me dejó una puerta abierta, pero fue inevitable cuestionarme, ¿quién era yo para entrar y salir cada vez que quisiera? Muy a mi pesar, ahora existía otra, ahora existía ella, y al menos quería que por esa noche, su sombra y su existencia en nuestras vidas, no me atormentaran. No necesitaba sentirme culpable, ni arrepentida. No quería, no podía, porque a fin de cuentas esta vez quien estaba haciendo las cosas mal, no era yo.

Terminé rápidamente mi tarta de fresas, ¡Dios! Cuanto la necesitaba, y Saúl se apresuró en señalar mi boca.

- Tienes algo allí- Comentó señalando mis labios, y sin saber exactamente dónde traté de sacudirlo sin éxito.- No, aquí- Saúl besó mi labio inferior, supongo que en el lugar donde tenía, lo que sea que haya tenido; y sin previo aviso una vez más, se apoderó de mis labios con dulzura, con su lengua abrió paso a mi interior, saboreando cada centímetro de mi boca, hasta que la falta de oxígeno se hizo presente, y nos separamos.- Tus besos saben a fresas, Altagracia.- Comentó con diversión, y rodé los ojos para luego soltar una leve risa por su comentario.

- ¿Sí?- pregunté divertida saboreando mis labios-. ¡Pues, ni idea por qué!- comenté con fingida inocencia mientras me alejaba para tomar la bandeja de la cena sobre mi cama.

- ¡Pues, yo menos!- dijo sonriente- ¿Qué vas a hacer?- cuestionó desconcertado.

- ¿No es obvio?- enarqué una ceja-. Voy a cenar, ¿o realmente creíste que una tarta de fresas era todo lo que comería?- comenté irónica, y rodó los ojos.

- De hecho, sí.- Dijo encogiéndose de hombros-. Pero me alegro que vayas a comer, lo que deberías y no lo que se te pega la gana- me regañó, y entrecerré los ojos.

- ¿Me crees una irresponsable?- esbocé una sonrisa antes de comer el primer bocado, y tomó asiento a un lado-. Si estamos bien, es porque soy muy obediente- dije y él rió.

- ¿Obediente tú? ¡Sí, claro!- soltó con ironía, y golpeé su hombro-. ¡Ouch!- se quejó y lo ignoré continuando con mi tarea-. ¿Me das?- preguntó y volví mi vista hacia él.

- No.- respondí cortante-. Si quieres cenar, dile a Rosalba que te prepare algo- entrecerró los ojos, y se acercó más para molestarme- ¿Qué quieres, Saúl?- cuestioné al borde de la exasperación.

- Nada. Iré por un sandwich.- dijo camino a la puerta- ¿Quieres algo de allá abajo?- me preguntó deteniéndose en la salida. Me vi tentada a pedirle otra porción de la tarta de fresas pero no puedo ni debo abusar de esa manera, así que solo le sonreí y negué con la cabeza.

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- Creo que es hora de que te vayas- comenté muy a mi pesar.

- ¿De verdad, quieres que me vaya?- me cuestionó, observándome fijamente a los ojos, y negué con la cabeza.

- Esta noche no me importa nada, Saúl. Ni Regina, ni Mónica, ni el resto del mundo. Sólo te quiero aquí, aunque mañ...- me interrumpió.

- ¡Shhhh!- dijo colocando su dedo índice en mis labios-. No pienses en mañana- me removí un poco incómoda en mi lugar- ¿Te sientes bien?- preguntó Saúl.

- S...Si- contesté cerrando con fuerza los ojos, ante el mareo que estaba sintiendo-. Tu hijo que al parecer necesita un poco de atención, o más bien llamarla- comenté irónica y rodó los ojos.

- ¿Quieres agua?- cuestionó con una sonrisa, y negué con la cabeza- ¿Cuándo tienes cita con el obstetra nuevamente?

- Sólo quiero descansar- dije-. Respecto al obstetra, pues ya lo escuchaste en seis semanas se termina mi reposo, y debo ir nuevamente a chequearme- le expliqué-. En ese ultrasonido, posiblemente me dirá cuál será el sexo del bebé- sonreí ilusionada.

Una vida, otro sueño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora