¡Voy a ser tía!

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La Junta comenzó y todo se desarrolló con normalidad, logramos resolver el asunto legal de la Constructora, y Altagracia se veía satisfecha con lo acordado; el Contador, creo que les quitó un peso de encima, los rostros desencajados de varios de los accionistas por el status de la obra en Madrid en cuanto a la inversión, se habían relajado; y aparentemente todo estaba resuelto, mas uno de los accionistas trajo a relucir, el viaje de Altagracia, y hasta hoy pude comprobar que era cierto, se iba, no me había mentido para torturarme.

- Pues, con todo lo que nos atañe legal y contablemente resuelto, sólo nos queda que nos de fecha de su viaje, Doña.- Expuso uno de los accionistas, y noté que ella se tensó.

No entendía su actitud, hasta hace un par de noches, ella estaba convencida de ese viaje. Pero cuando el tema salió a relucir su rostro se desencajó, y hasta diría yo que hubo un leve rastro de nerviosismo que alejó al momento. ¿Qué está pasando con ella? En definitiva, Altagracia es un enigma. Cuando creo que ya la conozco a la perfección, es cuando estoy más lejos de hacerlo, pensé.

- Aún debo resolver unos asuntos respecto al proyecto de Tamaulipas,- expuso inexpresiva.- Hay aspectos que aún no me convencen, y necesito dejar eso en marcha para poder irme, sin ningún pendiente.- Y todos asintieron, y yo no podía evitar observarla suspicazmente. No estaba creyendo en lo absoluto nada de lo que decía, ¿qué pasó?, ¿por qué su cambio tan repentino sí estaba convencida de irse?

- ¿Y cuánto tiempo cree que le tome poner en marcha ese proyecto?- le insistieron.

- Al menos, tres semanas,- respondió, fijando su vista en uno de los folders sobre la mesa, y todos asintieron en señal de conformidad; pero no podía dejar de verla con inquisición.

- Bien, Señores, esta Junta terminó.- Sentenció, para luego ponerse de pie, y de un momento a otro la vi sostenerse de la mesa, y automáticamente fruncí el ceño, para acto seguido divisarla tirada en el suelo, y correr hacia donde se encontraba.

- ¿Altagracia?, ¿Altagracia?,- la llamaba insistentemente, pero no reaccionaba.

Así que la tomé en mis brazos, y me salí de la Sala de Juntas con dirección a su oficina. Pero apenas puse un pie fuera de esta, todos voltearon a verme, y Tania se dirigió inmediatamente hasta donde me encontraba con ella.

- Por aquí, Señor Aguirre.- Me dijo preocupada, mientras abría la puerta de la oficina.

- Tania, trae un poco de algodón y alcohol. Hay que despertarla.- Le dije, y ella se dirigió con rapidez hacia el baño, y salió casi inmediatamente con un botiquín de primeros auxilios.- Llama a una unidad de paramédicos, que si no despierta tendremos que trasladarla a un hospital.- Le ordené y ella asintió, y se dirigía hacia la puerta.

- ¿Sra. Regina?,- escuché a Tania en la entrada.

- ¿Tania, qué pasa en la Constructora?, ¿por qué tanto revuelo?- le preguntó un tanto preocupada, pero no se le hizo necesaria la respuesta porque al alzar la vista se dio cuenta que su hermana estaba recostada sobre uno de los sofás de la oficina, completamente inconsciente.

- ¿Qué le pasó a Altagracia?,- llegó Regina corriendo hasta donde me encontraba con ella, reparándola visualmente para buscar señales superficiales de la situación.

- Estábamos en una Junta, y se desmayó.-Le dije mientras tomaba el alcohol para colocarlo en la nariz de Altagracia.

- Ven, yo lo hago,- me dijo, y asentí.- Pero, ¿tú qué hacías en una Junta de Accionistas de la Constructora?,- preguntó Regina totalmente desconcertada, dirigiendo nuevamente la mirada hacia su hermana, mientras frotaba con insistencia la mota remojada en alcohol en la parte superior del labio.

Una vida, otro sueño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora