Propuesta inesperada.

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Mes y medio después...

- ¿No te parece que es muy temprano como para que estés aquí?- pregunté a Regina, rodando los ojos, después de ver que el reloj de pared marcaba las 8:24 a.m.

-¡No!- respondió ella.- De hecho, creo que llegué justo a tiempo porque por lo visto, ya te ibas a la constructora.

-¿Y qué esperabas?- le repliqué.- Tengo una vida, y sobre todo una empresa que atender- bufé.

- Pff- bufó ella.- Alguien se levantó con un humor de perros.- dijo, y no pude evitar virar los ojos.

-¡Ya, Regina!, ¿qué es lo que quieres?- le pregunté exasperada.

- Solo vine a confirmar tu asistencia esta noche.- me dijo tras un suspiro, viéndome inquisidoramente a los ojos.

¿Esta noche?, me pregunté a mí misma extrañada. ¿Qué había de especial esta noche? Regina debió haber notado el brillo de la duda en mi mirada, porque casi inmediatamente, rezongó.

-¡¿Lo olvidaste?!- exclamó. ¿De verdad, lo olvidaste, Altagracia?- dijo más como reclamo que como pregunta.

-¿Qué se supone que hay esta noche?- le pregunté, virando los ojos, y haciendo un gesto como restándole importancia a su enojo.

-El anuncio formal de mi compromiso con Felipe, ¿ahora si lo recuerdas?- bufó con ironía.

¡No puedo creerlo! Realmente, Regina pensó que yo iba a participar en ese circo; esto me pasa por andar, haciendo promesas al aire. A estas alturas, mi hermana no parecía entender que, si Felipe y yo a duras penas cabemos en el mismo planeta, que quepiésemos en la misma mesa era algo casi que imposible. Además, ¿quién más participaría en esa cena? ¿Yesenia?, ¡claro!, ¿Isabela?, ¡obviamente!, ¿Doña Azucena?, extrañamente tengo la sensación que si, mi hermana ha forjado una relación muy tierna con esa mujer, ¿Valeria y su asistente?- Su amante, Altagracia, su amante. (¡Ja! río irónicamente para mis adentros), da igual, para mi son insignificantes. ¿Mónica?, no estoy segura de quererla ver, y algo me dice que esta sensación es recíproca- no puedo evitar sonreír melancólica. Y si... muy probablemente, estaría él, el hombre que por más que he tratado, no he podido arrancar de mis pensamientos, de mi piel, y menos de mi corazón. Una vez más suspirando por ti, ¡maldito seas, Saúl!

- ¡Altagracia!- replicó Regina, moviendo su mano frente mi cara, trayéndome de nuevo a la realidad.

- Está bien, Regina. Allí estaré- dije casi por inercia. ¡Maldición!, ¿por qué dije eso? Me lamenté inmediatamente, pero, ¿qué más da?, por más dura que fuera con ella, se trata de mi hermana y siempre voy a estar allí para ella. Aunque no esté de acuerdo con lo que hace, a fin de cuentas, así hemos estado las dos durante los últimos 20 años, desaprobando lo que hace la otra, pero igualmente apoyándonos. ¡Por Dios! Hace tiempo no me detenía a pensar en cuánto amo a Regina, mi Regina, mi niña. Miles de veces me he preguntado ¿qué habría sido de mí sin ella? Nuevamente, me dejé llevar por mis pensamientos, y me desconecté de la realidad.

- Bien, te espero.- Sonrió Regina, dándome un abrazo que me trajo de vuelta a la Tierra.

Le sonreí tiernamente, y miré mi reloj de pulsera- ¡Wow!, ¿no puedo creer lo tarde que se me ha hecho? El reloj marcaba las 9:38 a.m.- ¡Por tu culpa, Regina!- intenté reclamarle, pero salí como alma que lleva el diablo. Tenía una reunión muy importante a las 10:00 a.m. e indudablemente, ya estaba tarde.

******

- Por favor, Saúl. Vamos, amor. Ya habíamos hablado de esto, es importante para la tía Regina, y quiere compartirlo con todos- escuché a Mónica con la misma frasecita por enésima vez en el día, viré los ojos.

Una vida, otro sueño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora